Mediados de octubre no es solo un tiempo de pintarse las uñas de color caoba y de vinos dulces, sino de vida social en Barcelona. El primero de los tres actos a los que he acudido desde la última columna, ha sido Ànimes Barcelona, donde fui ponente con Isabel Tocino —vicepresidenta del Santader—, el Women Sail Team AC37 America's Cup, la comunicadora Verónica Fumanal y Lia Miller (cónsul de Estados Unidos), entre otras. Hablamos del liderazgo de las mujeres en todos los ámbitos: cultura, finanzas, ciencia, deporte, comunicación y agricultura. Me quedo con el consejo de Isabel Tocino: "salid conciliadas de casa". No tanto por exministra como porque tiene siete hijos y 25 nietos. Y el mayor de ellos con síndrome de Down. La empresaria Txell Bautista me contactó con su grupo de mujeres empresarias catalanas y todas las presentes alucinamos con el gran nivel de convocatoria y el talento que hubo ese día en la Llotja de Mar. Lo que más me gusta es esta sensación de que, poco a poco, todas vamos sumando. Me encuentro a Judit Farré, jefe de negocios del Barça femenino, que tanto ha hecho para convocarnos con nuestras familias a los partidos. Donde a menudo coincido con la actriz Agnès Busquets o las periodistas Maria Xinxó, Txell Ortiz y Laura Fa. Recuerdo, cuando colaboraba en el programa Divendres de TV3, a Núria Coll (CEO de @etselquemenges) oír hablar de su grupo de amigas del sector, que se hacían llamar "Putes Celebrities", que compartía con la estilista de Zenit, Mariona Mas o la TV director Rosa Olucha. Por cierto, ¡cuando estas dos hacen redes juntas es risoterapia pura! Aunque la que empezó con estos orgánicos movimientos feministas barceloneses fue la cocinera mediática Ada Parellada, reuniendo a las "delantaleras": mujeres que cocinaban para compartir vivencias. Allí me uní todavía más con la actriz Cristina Brondo o compartí mesa con mujeres tan extraordinarias como la arquitecta Benedetta Tagliablue. Precisamente, estoy haciendo un estudio con Laia Arcones del Instituto Más Mujer sobre la igualdad de la mujer en el mundo del vino, y por ahora los resultados son de unos datos que te dejan helada. Y supongo que no deben variar tanto de otros sectores profesionales. O sí, porque es verdad que su alta masculinización todavía se nota en muchas áreas y tiene unas duras consecuencias. Y hasta aquí puedo leer. Yo tampoco era tan feminista hasta después de mi segundo hijo, y lo que intento hacer para continuar esta sororidad, este hilo invisible que nos une a todas, es hablar bien de otras mujeres a las que admiro e ir hilando redes con las que, por la conciliación, no podemos ir a tantas ferias internacionales como nos correspondería.

Lo que intento hacer es hablar bien de otras mujeres a las que admiro

La segunda cita obligada de estos días ha sido la 080 Barcelona Fashion. Vuelvo a coincidir con las periodistas Carme Barceló, Núria Marín o la estilista Marta Pontnou. Me gusta charlar con estas mujeres tan preparadas y brillantes, y no solo sobre moda. Coincido en la front row de Lola Casademunt con la modelo Renata Zanchi, con una esperada barriga de embarazada, como la de la política Janina Juli. La diseñadora Maite Casademunt es una mujer increíble, que siempre ha apostado por la investigación del cáncer de mama y cada año dona el 100% de la recaudación de su sudadera a la Fundación Contigo. Hablando de esto, no puedo parar de llorar cuando escucho como se le rompe la voz a Sara Carbonero con el galardón de la fiesta de Elle Hope. ¡En muchos casos, dan más miedo los resultados de las mamografías que ningún túnel del terror!

El mismo día que los Premios Planeta ha sido la cita gastronómica por antonomasia de la Ciudad Condal, protagonizada por Cristina Jolonch. Y, cómo no, he preferido ir a conocer al mítico chef peruano Gastón Acúrio que asistir a la gala literaria. Joan Roca, Carme Ruscalleda, Carles Gaig, Nandu Jubany, Fina Puigdevall, Paco Pérez, Jordi Vilà, Ferran Adrià... ¿Quién da más estrellas por metro cuadrado que el martes en el Hotel Arts? Me encantó ver entre los asistentes al señor Miguel Torres con su mujer, la gran pintora Waltraud Maczasseck. Lo que me impresiona más de esta empresa no son sus vinos, sino que cada año hacen una comida con sus trabajadores jubilados y que siguen cuidándose de ellos. Lo sé porque quien me enseñó a catar fue Carme Carrasco, una de sus degustadoras, que venía a promocionar sus vinos por Navidad al Celler de Gelida. El premio COMER más emotivo fue el del sumiller Ferran Centelles, por todo el trabajo que ha hecho con el Sapiens del Vino. Porque el verdadero éxito, como dijo Acurio, es que te quieran.