Sánchez ha dicho que el objetivo central de su propuesta de presupuestos son las personas. En la nota de la Agencia Efe se dice literalmente que “En un vídeo difundido en su cuenta en Twitter, Sánchez resalta que las medidas incluidas en los presupuestos que el lunes llevará el Gobierno al Congreso para su tramitación parlamentaria se centran en la ciudadanía”.

Bien, yo estoy de acuerdo con Sánchez. El objetivo central de los Presupuestos han de ser los intereses de la ciudadanía. Es más, el objetivo de cualquier cosa que Sánchez tenga que hacer es precisamente el interés de la ciudadanía. Entendiendo por tal al conjunto de la sociedad española en rasgos amplios, hablando de mayorías. Y si hubiera que focalizar y poner atención específica, habría que empezar, como él mismo señala, en los más vulnerables. Precisamente en quienes se hallan desprotegidos, quienes no tienen garantizada la igualdad de oportunidades. 

Hablar en términos económicos y cuantitativos es importante. Pero si solamente importasen los números, quizás deberíamos dejar de estar gobernados por personas y pasar a ser gestionados por máquinas, que hicieran algoritmos y se encargasen de sumar, restar, dividir y hacer ingresos a cuenta directamente. Sin más. Seguro que, viendo lo visto, sería una manera bastante más eficaz que evitaría que 90.000 millones de euros se perdieran cada año en cositas tales como un agujero de corrupción. Pero ese no es el tema, discúlpeme. El tema es el interés general, la ciudadanía, y los más vulnerables. 

Los más vulnerables son aquellos que no están protegidos. Por ejemplo, los que no tienen garantías de ser defendidos ante una injusticia

Los más vulnerables son aquellos que no están protegidos. Por ejemplo, los que no tienen garantías de ser defendidos ante una injusticia. Y como nada es absoluto, habría que ponerlo todo en su contexto: los desfavorecidos y vulnerables somos todos menos los que gozan de ciertas protecciones como por ejemplo, al azar, se me ocurre, los miembros de la Casa Real, los Borbones concretamente, porque estos cuando llueve, no se mojan. No me detendré en hablar de sus privilegios, de sus inmunidades e inviolabilidades. Esos no son vulnerables. Así que para esos no son los presupuestos. 

No son vulnerables los que mueven los hilos y han estado alimentando corruptelas y cloacas. Me refiero a esos para los que ha estado trabajando el excomisario Villarejo. A esos podemos dejarlos fuera. Ya se encargan ellos de tener fondos reservados para untar a sicarios, para untar a supuestos confidentes, para salvar medios de comunicación y que cuenten relatos falsos. Esos no son vulnerables, así que los presupuestos no son para ellos. 

Entiendo, evidentemente, que los presupuestos no están pensando en mantener los privilegios de quienes delinquen y no pisan la cárcel. Esos son todo lo contrario a vulnerables. Así que nada. Pasamos página. 

Vulnerables somos todos los que pagamos impuestos religiosamente

Vulnerables somos todos los que pagamos impuestos religiosamente. Los que a pesar de hacerlo y cumplir céntimo a céntimo, llegamos al hospital y nos dan cita para cuando las ranas críen pelos. Que tenemos a nuestros hijos congelados de frío en barracones y siendo aleccionados con sistemas educativos absolutamente anacrónicos y absurdos. Somos los que vivimos con la soga al cuello pensando en echar cuentas cada fin de mes. Sobre todo somos las mujeres. Son los pensionistas. Son los que se han encontrado con hipotecas o alquileres que no pueden pagar. Somos los autónomos. Somos la mayoría social que procuramos cumplir con muchas obligaciones y después no encontramos los supuestos derechos que deberíamos tener. 

Y entre los vulnerables también están aquellos que defienden poder expresar su hartazgo ante todo lo que ocurre. Los que proponen crear y construir un lugar mejor donde vivir. Donde no haya Borbones y no haya inmunidades. Donde no haya recortes sanitarios. Ni pobreza energética. Donde la riqueza se distribuya y todos los que somos mayoría (o sea, los vulnerables) podamos tomar decisiones en todo aquello que nos afecta. O sea, organizarnos y autogobernarnos sin toda esa tropa de “protegidos”, sin todos esos que nunca se mojan cuando llueve. 

Vulnerables somos todos los que defendemos otra manera de hacer las cosas. Los que entendemos que una república es una manera justa de gestionarnos. Al menos más justa de la pantomima que hay ahora. Vulnerables somos los que creemos en el derecho a decidir. Y entre nosotros, los más vulnerables son quienes se encuentran en prisión o en el exilio por defender otra manera de hacer las cosas. Precisamente los presos políticos hoy están en la cárcel por dar voz y dar la cara por los vulnerables, por las personas que cansadas de que nos tomen el pelo con aquello de “todo para el pueblo pero sin el pueblo” (que es lo que está diciendo Sánchez con sus presupuestos).

Vulnerables somos los que creemos en el derecho a decidir

Por lo tanto, es lógico y evidente que para aprobar los presupuestos Sánchez haga todo lo que debería hacer por poner fin a la barbaridad que supone la situación de los presos políticos y los exiliados. Y todo lo que conlleva. Que ponga fin a la persecución a las ideas de libertad, de autogobierno y de deseo y anhelo de una sociedad participativa, transparente y comprometida. Porque eso es lo que se persigue y se criminaliza. 

Así que si Sánchez quiere que sus presupuestos realmente funcionen, para ser coherente, debe efectivamente preocuparse por las personas. Empezando por las que están en prisión de manera injusta, o están en otros países (donde son perfectamente libres). Empiece por ahí, Sánchez. Preocúpese de verdad por la situación de estas personas, y más allá, por las razones tan fuertes que les han llevado a estar donde están. Y entonces, quizás usted entienda que ellos sí (y no usted) se han preocupado de verdad por lo que quieren la mayoría de vulnerables. 

Una república libre, independiente de las fauces de la desigualdad, de la injusticia y de la opacidad. Y se supone, presidente, que usted debería estar más cerca de eso que, precisamente de los herederos del franquismo. Si no le queda todo esto claro, lea a mi compañero Jordi Galves que se lo va a explicar mejor que yo.