Es lógico que te sientas un poco confuso. Es normal que te sientas aturdida. Pero vamos a repasar juntos las consignas para que no te desvíes, para que caminemos juntos por el sendero del relato de España. Ese que, según nos indica Irene Lozano, está lleno de malas hierbas porque nadie antes lo ha caminado (salvo los que odian a España, los enemigos de España).
Es una guía rápida. No te agobies. Pero es importante ir dejando algunas cosas claras: ahora que se acerca la sentencia contra los indepes, ahora que no hay forma de hacer un gobierno, ahora que el avispero de Europa se calienta y los debates sobre la soberanía se ponen sobre la mesa. Vamos a ponernos las pilas porque andamos un poco despistados.
Unilateralidad: terrible. Es el demonio. Eso de que alguien quiera de manera unilateral poner sobre la mesa una consulta para que la gente opine es un problema gravísimo para nuestra convivencia. Este dato es fundamental.
Sin embargo, si es el candidato a ser investido presidente el que decide unilateralmente que no quiere pactar para formar gobierno, eso está bien. Si el PSOE decide unilateralmente que Iglesias no sirve para sumar, está bien. Si el PSOE decide unilateralmente que los de Podemos no pueden ocupar ministerios, perfecto. Si el PSOE decide unilateralmente que por su santo puño y su santa rosa no va a haber gobierno, aún pudiendo haberlo (incluso ofreciéndole Podemos su apoyo de “gratis”) pues no hay gobierno y punto. Eso no es unilateral. Eso se llama sentido de Estado, dignidad, responsabilidad y saber hacer.
Referéndum: ni en broma. Ya lo dijo Eva Granados, del PSC, y es importante que lo tengas en mente: al pueblo no se le pueden preguntar cosas importantes. No está para eso. Parece mentira que todavía alguien se despiste y se piense que es más importante de lo que en realidad le corresponde. Hay que bajar esos humos, vecinos. La ciudadanía está para pagar impuestos, para aplaudir en los mítines y para no molestar. Su opinión, solamente cuando toca: cada cuatro años y a elegir entre las papeletas que les ponen sobre la mesa. Y ya. Eso de preguntar a través de consultas es una paletada. Que hablen los que saben, o sea, los políticos y quienes ellos elijan.
Por cierto, si esto te parece mal, eres un desagradecido. No sabes valorar la gran labor que están haciendo por y para ti, y encima pretendes dar a entender que tú puedes decidir y tomar decisiones. ¿Para qué les pagamos a ellos entonces? Olvídate de hacerte preguntas y sobre todo de que te las hagan. Calladitos estamos más guapos.
Represión: ¿qué represión? No deberíamos hablar de cosas que no existen. Por favor. Lo ha señalado Iceta y tiene toda la razón: no puedes hablar de represión cuando tienes centenares de miles de personas manifestándose en la calle sin que nadie les ponga obstáculos. Pues eso. Habiendo Diada, ¿cómo se le ocurre a alguien hablar de represión?
Salir a ondear esteladas todavía no es delito. No sé de qué se queja la gente. No se ha multado a nadie por ello, y eso es ya un nivel de tolerancia muy elevado.
Es más: el PSOE no ha acabado con la ley mordaza porque en realidad no hace falta ni quitarla. Ya sabes, la pereza que da a veces tirar los trastos: les vas cogiendo cariño y aunque te pases el día diciendo que de mañana no pasa sin tirarlos, siguen ahí. Pues lo mismo. No la derogan porque le han cogido cariño. Pero aquí no hay represión. Ni se ha sancionado a cantantes por sus letras contra la monarquía, ni se han prohibido conciertos, ni se ha censurado a nadie por sus ideas, ni nada por el estilo.
Tampoco hay presos políticos y quien lo diga sencillamente es un ignorante, que seguramente esté a sueldo de los enemigos de España. Es muy doloroso ver la cantidad de desagradecidos que tenemos, que se venden por cuatro duros con tal de comer caliente. Esos que van por ahí contando mentiras y lo peor de España. Son unos parias, son unos desalmados. No tienen vergüenza y, desde luego, no tienen respeto por nada ni nadie.
Que alguien le explique a esta secretaria de Estado cómo se ha de dar un discurso apelando a los distintos interlocutores, porque desde luego que lo intentó pero la chapuza en comunicación política no podía ser más desastrosa
No quiero aburrirte con un largo artículo, pues tendría muchas cosas que contarte. Afortunadamente, han creado una web donde te explican mucho mejor que yo lo que es la España real. No la de mentira. En www.thisistherealspain.com podrás escuchar y ver a los referentes más importantes de nuestro país. Gente importante: de la banca o de grupos de comunicación fundamentales. Todos ellos reflejan la España real. Esa España de la Transición, de la gran democracia. Democracia, democracia, democracia, libertad, democracia y... ¿he dicho democracia?
Es uno de los países más saludables del mundo. De los más abiertos, de los más tolerantes. Con mayor tolerancia religiosa. Uno de los estados de derecho más avanzados del mundo. Tenemos una de las mayores influencias culturales, somos uno de los países más libres y más seguros. Es uno de los mejores países del mundo para ser mujer y, además, tenemos una capacidad de energía renovable increíble (otra cosa es que lo sepamos gestionar, pero de eso no hablamos).
Los de España Global han hecho una magnífica labor. En redes, desde que empezaron a compartir estos datos ha sido increíble la cantidad de gente que ha compartido esta publicación: 173 perfiles. Todo un éxito. Y desde luego, desde el 17 de mayo, todo un récord.
El jueves fue el acto de presentación de “La democracia se toca” y merece la pena echarle un vistazo. Sobre todo cuando se pusieron de manifiesto frases como “La base de la democracia es respetar al que no piensa como tú. Escucharle. Aprender de él o ella. Debemos huir de las descalificaciones”. Lo dijo Manuela Carmena, y quizás alguno se atragantó al oírla.
Las palabras de Irene Lozano fueron sin duda las más descriptivas: “¿Por qué hemos hecho “La democracia se toca”? Porque nos hemos dado cuenta de que a los españoles nos falta narrarnos a nosotros mismos, que no hemos trabajado nuestro relato histórico y, a menudo, hemos adoptado la visión de los enemigos de España”. No me diga que no es para romper a aplaudirla con lágrimas en los ojos. Pero hay más: “Para ese ejercicio de narrarnos a nosotros mismos hemos pedido a diferentes personas que nos narren su perspectiva, para superar todos aquellos retratos de España equivocados y que no se ajustan a la realidad”. Una maravilla, porque es lo que nos hace falta. Gente que nos cuente la verdad, que solamente hay una. Que es la auténtica. La patentada. La que tiene el sello de auténtica. Si es otra verdad, o otras verdades, pase de ellas. Quédese con la que huela a España.
“Tenemos que superar la España de Hemingway, que ya no existe. La leyenda negra, propia de un país que fue un imperio y como tal tuvo numerosos enemigos. Y nuestra propia desconfianza en nosotros mismos como país”. Claro que sí, olé Irene. Es mucho mejor no preguntarse cuánta verdad hay en Hemingway, ni reconocer los errores, ni aprender de ellos. Lo más interesante es enterrarlo todo, fijarse en lo bueno y aplaudir muy fuerte. Al que intente poner el foco en otras cuestiones, señalarle con el dedo, ponerle la etiqueta de “enemigo” en la frente y sonreír con muchas ganas.
Pero Irene ayer no quería hablar de índices, de datos, de números. Ella quería hablar de sensaciones. Porque alguien le ha dicho que en comunicación política hay que dirigirse a los que son “visuales, auditivos y kinestésicos”, hay que utilizar verbos que apelen a los instintos: al olor, al sonido, al sabor, al tacto. Y lo hizo así, sin sutilezas. Que si “casi se huele la democracia, que si casi se saborea España, que si se toca en un libro de una pareja homosexual, que se ve y se oye en todos los vídeos”. Que alguien le explique a esta secretaria de Estado cómo se ha de dar un discurso apelando a los distintos interlocutores, porque desde luego que lo intentó pero la chapuza en comunicación política no podía ser más desastrosa. Pero no pasa nada, no se preocupen. Viva España: tan demócrata, tan libre, tan guapa.
En fin: que están desesperados.