Si hace un cierto tiempo que te afeitas o te depilas, te debiste preguntar por qué ahora, precisamente ahora, TV3 decidió programar el documental sobre el 20-S de Mediapro. Para decirlo de otra forma, si te pasea más de una neurona en la cabeza, mientras veías las imágenes de Sànchez y Cuixart en Economia, te debiste cuestionar por qué motivo el Sense Ficció emitía esta misma semana un documento que debió editarse hace meses, pues lo que sucede ya tiene más de medio año de antigüedad. La primera apuesta de Jaume Roures es evidente, y tiene que ver con dar marco de épica a aquello que el fundador de Mediapro soñaría como una nueva mayoría de izquierdas en el país de cariz meramente soberanista, encabezada por Esquerra y con la ayuda de los Comuns (Jaume Asens, prota destacado de la peli), un nuevo espacio que, en efecto, ampliaría la base (ecs), pero con un pequeño detalle: sería en buena parte neo-autonomista, como certifica al detalle la nueva hoja de ruta republicana.
A su vez, y aparte de demostrar que las acusaciones de rebelión son un puro ensañamiento hacia los líderes políticos y cívicos del soberanismo (algo que, por otra parte, tú, yo y el señor Llarena sabemos perfectamente), el producto de Roures va un paso más allá y da perfecta continuidad entre la prisión de los políticos y líderes cívicos catalanes y su previsible retorno a la política, cuando Sánchez pacte su libertad con el Govern catalán bajo la sola y única condición que se renuncie todavía más a la independencia. Si la presidencia de Quim Torra es un mero interregno (cuidado con eso, que por el líder del PSOE nadie daba un solo duro y ahora atrápalo), y si el independentismo se convierte, como de hecho ya todo apunta, en un movimiento político cada vez más alejado de su hito natural, convirtiéndose en un magma folclórico con el amarillismo como principal método de acción, tiene todo el sentido del mundo que los protagonistas del futuro político de Catalunya sean los actuales presos.
Todo eso que blanquea el documental, ya lo veis, es una simple facilitación para volver a presentarse a unas autonómicas
Aquí entra en juego la figura de Cuixart, que ya no disimula las ganas de llegar a la presidencia de la Generalitat, encabezando este nuevo espacio político que os decía al inicio y que, de momento, cuenta con la ayuda comunicativa de su pareja Txell Bonet, que ―hay que reconocérselo― está fantástica recordando todo el kilometraje que tiene que hacer cada semana para ir a ver a su marido con su bebé. Todo lo que se esconde bajo el documental es este nuevo marco mental en que el independentismo volverá a la normalidad española con la excusa de haber echado al maléfico PP y con el derecho a la autodeterminación del país drapeado como un simple puta España de pacotilla. Todo eso que blanquea el documental, ya lo veis, es una simple facilitación para volver a presentarse a unas autonómicas, dar aire a los presos políticos y hacer olvidar a la gente que ellos mismos utilizaron los anhelos del pueblo para convertir una insurrección política en unas elecciones de toda la vida como las del 21-D.
Todo eso del documental es, en definitiva, un poco de gasolina para que te enfades con un poco de opio y así no pienses en cómo se limpiaron el culo con el 1-O y tu dignidad, para después renegar de la restitución (que sólo se ha otorgado a cuatro aprovechados del dólar) y para acabar abandonándote con la excusa de ensanchar la base. Sólo ganarán, ya lo sabes, si tú sigues tragándote toda esta farsa sin abrir la boca y si, al acabar de leer el artículo, te enfadas más conmigo que con ellos. Tú mismo.