Ciertamente, lo tenemos en la punta de los dedos. Los alemanes han desacreditado al prevaricador Llarena y el poder judicial español sufrirá un revés que lo pondrá en ridículo incuestionable a ojos de toda Europa. De hecho, España no tendrá más remedio que liberar a los rehenes políticos que tiene en las prisiones catalanas y, previo a pedir perdón, hacer posible que los exiliados vuelvan a casa. Eso, que ocurrirá en bien pocas horas, comportará que el presidente Puigdemont y todos sus consellers puedan ser restituidos en sus cargos y que, por lo tanto, las fuerzas independentistas cumplan el mandato del 21-D. Pero aquí no diremos la última palabra, puesto que –una vez de nuevo en la oficina– el Molt Honorable 130 enmendará las indecisiones que tuvo el pasado octubre y aplicará el mandato democrático del 1-O. Aquel día que, tozudamente alzados, los catalanes decidimos autodeterminarnos a pesar del cerco policial con que el gobierno de Rajoy nos maltrató la madrina.
Todo eso está al caer, amado conciudadano, y harás bien en ir poco al lavabo porque sería una lástima que la independencia te sorprendiera mientras cae la tifa de media mañana. Ganaremos, no lo dudes, y no sólo porque hemos sufrido mucho y nos lo hemos currado a saco, sino sobre todo porque somos buenas personas. Buenas personas, añado, y mejores estrategas. De hecho, fíjate si tenemos poder que hemos engañado a Pedro Sánchez con mucha habilidad: lo hemos colocado en La Moncloa con nuestros votos, y le aprobaremos algunas leyes (como eso de los huesos de Franco), simplemente porque queremos que nos crea insensibles. ¡Pero no fastidiemos, que eso es una jugada maestra! La gracia de todo es que, cuando tenga la guardia baja, lo obligaremos a que nos monte un referéndum pactado, y somos tan astutos que el tío incluso nos lo pagará. ¡Ahora sólo faltaría que, con lo buenos que somos, nos toque sufragar las urnas!
Falta muy poco, créeme, para llegar a Ítaca. Por eso hemos hecho la Crida, para que tengas la República que te mereces
Falta muy poco, créeme, para llegar a Ítaca. Por eso hemos hecho la Crida, para que tengas la República que te mereces. Ahora nos toca estar unidos, unidos con el presidente Puigdemont, unidos con el presidente Torra, unidos también con el presidente Mas y, total, también con el presidente Pujol, porque todos hemos tenido algún hijo pesetero en la familia y tampoco pasa nada, por unos cuantos millones de euricos. Tenemos que estar unidos porque nos lo merecemos, porque hemos llenado las calles durante muchos años, porque hemos ganado elecciones cuando todos nos daban por muertos. Y lo hemos hecho sobre todo por nuestros presos y exiliados, que han pagado un precio altísimo y se han sacrificado por nosotros. Lo tenemos que hacer por ellos y por sus familias.
Es un dolor que tenemos que compartir y ayudar a paliar, pero que de hecho superaremos muy pronto y será cosa pasada, porque el mundo vuelve a mirarnos y la astucia se acabará imponiendo. Por mucho que los partidos se hayan peleado en el Parlament esta semana, que a nadie os engañe; se discuten para despistar al enemigo, porque todos, todos nuestros diputados, están muy ajetreados buscando la ventana de oportunidad que hay en el Parlament. Todavía no la encuentran, porque hay un montón de pasillos, pero saben que está. Cuando la ventana de oportunidad se abra, Llarena quedará inhabilitado, Sánchez nos dará el referéndum y, de hecho, ni habrá que aplicar el 1-O porque podremos regalarnos el gustito de arrasar en un referéndum con todas las de la ley. Seremos el nuevo estado de Europa que el continente tanto se ha resistido a ver nacer.
Todo eso lo tgenemos en la punta de los dedos y, si no lo ves, eres un hiperventilado, trabajas para los enemigos o, directamente, eres una mala persona.