Tengo 39 años. Para los 40 todavía queda bastante: es en setiembre, lo dice en la Viquipèdia. Nací en Barcelona, casualmente, por falta de hospital en Cerdanyola, donde viví hasta los 20 y después en Sabadell. El extrarradio es una historia de amor y de odio. Te hace saber de dónde eres y de dónde no eres, patricios y plebeyos. Actualmente soy el coordinador Digital y jefe de Comunicación del Institut Ramon Llull. Me gusta gestionar información, situarla en un contexto y, a partir de aquí, definir acciones y estrategias. Siempre he actuado de puente entre el sector tecnológico y el del negocio, entendiendo negocio en el sentido empresarial. En Amical Wikipedia, por ejemplo, yo hacía de puente entre una serie de voluntarios y el mundo real. ¿La foto de los perfiles que tengo en la red? La misma que en la Viquipèdia.
Tu tostadora todavía no te habla en catalán.
No me gusta el pan tostado y como muy poco, sólo la utilizo para hacerle tostadas a mi mujer. Pero sí, la tostadora es un personaje importante en mi vida, en un sentido de victoria y de derrota. Con eso quería marcar un debate que me parecía pertinente, a pesar que haya entrado en el espacio público por una vía ciertamente folklórica, que tampoco está mal, porque muchas veces llegamos a la profundidad de las cosas desde la superficie. Antes me llamaban “el de la Viquipèdia” y ahora me llaman “el de la tostadora”, y dependiendo de cómo me llamen ya sé cuándo descubrieron mi existencia.”
Antes me llamaban “el de la Viquipèdia” y ahora me dicen “el de la tostadora”, y dependiendo de cómo me llamen ya sé cuándo descubrieron mi existencia
Nos quedamos con la victoria, el debate serio sobre el catalán y la tecnología.
Si hablamos de la evolución de la tecnología, de una forma muy resumida, al principio podemos decir que tecleábamos, y ahora cada vez utilizamos más el dedo para contactar una pantalla táctil y también la voz. La interficie de la voz ha hecho que la tecnología sea mucho más transparente, que tú no notes que realizas un acto con mediación tecnológica, como cuando te diriges a una máquina o a un teléfono para pedirle un gin-tonic. Nada puede superar a la oralidad, la palabra escrita fue un remedio que nos inventamos porque no podíamos escuchar la voz de los muertos. Eso comporta potencialidades y riesgos. Si se hace bien, puede ser el garante del multilingüismo a nivel mundial y si se hace mal puede comportar un asesinato que lleve a que en 50 años en el mundo se hablen solamente diez lenguas. Porque la tecnología, la veas o no, forma parte de tu vida.
El catalán, para sobrevivir, ha de ser un negocio.
No ha de acabar siendo un negocio pero no debe ser ajeno al mundo de los negocios. Si no podemos cagar, follar y también hacer negocios en catalán, la lengua no sobrevivirá. Es así de natural. La gente del mundo de la tecnología, en entornos libres y no regulados (que era lo habitual hace 20 años), podía impulsar muchos espacios que hacían de pegotes donde el catalán podía sacar la cabeza a flote. Ahora el sistema de Internet es mucho más corporativo, prima mucho el beneficio y la optimización de las inversiones, i así es mucho más difícil. Mientras haya una comunidad estable que utilice la lengua sí o sí, siendo Google una chupadora compulsiva de datos, si hay muchas en catalán entonces le interesará chuparlas y, por tanto le interesará absolverlas y, por tanto, le interesará nuestra lengua.
Si no podemos cagar, follar y también hacer negocios en catalán, la lengua no sobrevivirá. Es así de natural
Tu empiezas trabajando en museos. A mí, cada día me aburren más.
Mira, una de las preguntas que más me ronda por la cabeza últimamente, y que sería una de esas freakadas que uno explica borracho en un bar a las 3 de la mañana, es la relevancia de las instituciones culturales. Este país, y la sociedad occidental en general, monta sus instituciones culturales siguiendo la teoría según la cual éstas son la forma que tenemos para hablar entre desconocidos. Cataluña, o como quieras llamar a nuestro territorio, surge de esta filosofía según la cual nuestras instituciones culturales nos representan, lo cual ya viene de la Mancomunitat. Pero ahora vemos como muchas de estas instituciones que surgen de ahí han dejado de ser relevantes, entre las cuales los museos. Muchos museos tienen un pulso marcadamente geográfico (cada comarca o municipio quiere tener uno para presumir) precisamente en un presente en el que la geografía está dejando de ser un factor relevante. Yo siempre me pregunto por qué es necesaria la fisicidad, y cuando empro este término me refiero a por qué es necesario “ir a un lugar”. Si yo voy a un museo y allí veo una expo echa de cuatro roll-up, ésta es una visita que yo me puedo ahorrar perfectamente si su comisario me envía un Power Point y me lo puedo mirar tranquilamente en casa, en el lavabo, o en el sofá. Ir hacia un sitio debe ser algo vivencial. El museo puede tener el atractivo de una obra original o la capacidad de generar un relato. Thomas P. Campbell, el antiguo director del Met, ya advirtió de que la mayoría de museos del mundo dedican una gran parte de su presupuesto en hacer exposiciones mientras utilizan pocos recursos a estudiar la propia colección. ¡En muchos museos, las colecciones permanentes no están ni catalogadas! Simplemente, porque sus responsables no creen en ellas ni se las curran. La pregunta, insisto, siempre es qué relevancia quieres dar a todo lo que tienes. Por otro lado, hay museos, archivos e instituciones culturales que, a fecha de hoy, no son relevantes, y esto produce mucho miedo, porque ¿quién es el político que tiene la valentía de decir que hay algo que debe cerrar? A mi me gusta hablar de reciclaje de instituciones culturales, porque hay instituciones que tienen unidades de negocios que funcionan, pero otras que no, y si no funcionan no hay que insistir ni que persistan en una dinámica. Hay instituciones que hacen dos o tres cosas bien, pero otras que no, y no merece la pena que sigan haciéndolas.
Hay museos, archivos e instituciones culturales que, a fecha de hoy, no son relevantes, y esto produce mucho miedo, porque ¿quién es el político que tiene la valentía de decir que hay algo que debe cerrar?
Gestión cultural en Cataluña. ¿Un oxímoron?
¿Sabes aquello que dicen que las ciencias sociales cometieron un gran error en querer convertirse en ciencias? Pues pasa también un poco cuando la cultura intenta ser alguna cosa que no es. Claro que en el sector cultural debe hablarse de pasta, de euros, se debe gestionar bien y hay que intentar que las cosas sean sostenibles y escalables, porque de lo contrario pasa lo que te decía: que abrimos mucha cosa y no sabemos cerrar cuando toca. Pero si tú haces filosofía de la literatura cuántica no puedes pretender que todo te lo pague el Estado, te lo debes montar tú. No toda la cultura debe ser rentable, sólo faltaría. El problema de esto que llamamos gestión cultural es que todavía se mira con el buenismo de los años 90, la gente todavía se cree que se pueden aplicar cuatro claves de márquetin a la cultura y que la cosa irá sola. Pues no, así no funciona. No debemos tener miedo a hablar en términos de value proposition, del valor y de la relevancia que tú aportas a una sociedad. Si tú te singularizas, tienes una relevancia: ¿Hay un sector cultural fuerte? ¡Claro está, producimos cosas muy buenas en todos los campos artísticos, en el sector público y privado. La gente vive o malvive, pero tendríamos que desdramatizar un poco las cosas: porque también hay muchos cocineros, y muchos pintores de paredes que no viven como querrían.
Hinojo, conseller de cultura.
Sería un regalo envenenado. Es como si te dan el MNAC con 15 millones de presupuesto y te has de gastar 14 para alzar la persiana… La consejería, y no sólo ésta, es el resultado de una mala dinámica de hace años, de demasiado sexo entre primos. Nosotros hemos hecho nuestro modelo cultural a base de pegotes, y no hemos sido nunca lo suficientemente fuertes como para buscar fundamentos y atrevernos a volver a las preguntas grandes. ¿Por qué es necesaria la filosofía? ¿Por qué son necesarias la humanidades? Porque si no te haces las preguntas grandes, después cuesta mucho más hacerse las pequeñas, entre las cuales siempre destaca la de “bien, ¿y ahora de dónde saco la pasta?". Para pedir pasta debes tener un proyecto y, si tienes un proyecto que tiene sentido, al final el dinero llegará. Pero si no tienes un proyecto y lo único que tienes es una crisis existencial, pues pedir pasta para ser, pedir pasta para tener proyectos… pues mire, no, es justamente al revés. Ésta sería una dinámica que deberíamos cambiar.
Si pones tu nombre en Google, lo primer que sale es la Viquipèdia. Uno de nuestros putos milagros.
La Viquipèdia es un milagro pero también es un ejemplo de lo que decíamos antes. Cuando tú a la gente la dejas hacer, la gente hace cosas. Cuando no se regula tanto, pasan cosas… y es cuando se ve el poder real de una comunidad sin los frenos que nos ponen desde fuera. Si fuéramos un país normal, con una lengua y una cultura normal, pues esto funcionaría así. Mira, para hacer Viquipèdia necesitas dos cosas: conocimiento y ocio. Cuando hablas con un subsahariano ves que tiene una noción muy relativa del voluntariado. Este es un producto netamente occidental, que necesita de gente con estudios y tiempo libre, sea porque son estudiantes, profesionales liberales o jubilados con tiempo para compartir conocimiento. Pues bien, la Viquipèdia es el lugar donde se ve hasta dónde podría llegar una sociedad como la nuestra sin frenos. Fue la primera en lengua no inglesa, en seguida estuvimos en el comité de educación y de cultura de la entidad… superbien.
La Viquipèdia es el lugar donde se ve hasta dónde podría llegar una sociedad como la nuestra sin frenos
Debe ser de las pocas cosas en las que ganamos…
Más allá de facilitar el acceso a un determinado conocimiento, la Viquipèdia ha hecho que el catalán sea una lengua de referencia en Internet. Hay otros proyectos como Amazon, Twitter, etcétera, que se mueven, y que deciden invertir, en base a la presencia de una lengua en la red. Por tanto, la presencia del catalán y el número de artículos que tiene la Viquipèdia es un factor decisivo. Por otro lado, ha ayudado a crear un corpus lingüístico contemporáneo que es muy importante, en abierto y en dominio público. ¿Qué quiere decir esto? Pues que cualquier persona que en el futuro quiera hacer un robot o una máquina con inteligencia artificial, aplicado al análisis de plantas o a cualquier otro objeto de estudio o corpus, tiene la Viquipèdia en catalán como herramienta de referencia. Esto, como campo de estudio, es un beneficio superbueno. Yo me he pasado más de diez años editando artículos de la Viquipèdia con la finalidad que las máquinas entiendan el catalán. El lector futuro de la Viquipèdia no será un niño: será una máquina. Porque tú le preguntarás a tu iPhone “escucha, ¿cuándo nació Bernat Dedéu?”. Te lo dirá una máquina, no lo leerás en una página. Quizás si quieres más información sí que irás a un artículo, pero para las cuestiones más inmediatas utilizarás la voz, un buscador sonoro. El corpus del conocimiento en catalán, desde Carner a tu fecha de nacimiento, no sólo está en abierto, sino que está en catalán.
¿Cuántos artículos has editado?
Que hayan pasado por mis manos, caramba… unos 60, 70, 80 o 100 mil, ahora no lo sabría decir exactamente. Que haya iniciado yo, que es diferente, entre 10 y 20 mil. De hecho, lo hago cada día.
¿Esto se cura?
Mira, yo cuando hablo del tema del voluntariado en los institutos siempre pongo el mismo ejemplo a los jóvenes. Tú o ellos están trabajando de gratis para Instagram, que es una empresa, un medio de comunicación que busca piezas de contenidos para poner anuncios. Las piezas de contenidos son precisamente las fotos que tu haces sin coste alguno. ¿Quién es el tonto, aquí? Yo creo contenidos para el bien de la humanidad, ¡tú lo estás haciendo para las ganancias de una empresa! Instagram te paga en ego. ¿Cuál es mi recompensa? Pues trabajar para el bien común. ¡Odio a los humanos, pero la humanidad me gusta! De hecho, yo inicio o complemento los artículos sobre los que no tengo ni idea. Porque mientras tú haces los artículos aprendes gratuitamente, ¡y lo único o lo peor que te puede pasar es que venga otro y te corrija o que te lo mejore o que te lo cuestione! ¡Pues de coña, tú! Todo esto implica ponerse a prueba con un retorno colectivo, pero no como el de Twitter, donde a la mínima que dices algo te cascan (que también pasa en la Viquipèdia, pero con mucho menos mambo), sino en base a un logos común.
La verdad y la mentida no existen, son un mero consenso social
Últimamente te interesa mucho el tema de las fake news. En casa te escuchamos cada tarde.
No me interesa sólo el tema de las fake news. Sobretodo me apasiona la gestión de la información, es decir como las intencionalidades hacen que una cosa sea verdad o no. Por ejemplo, ¿la Declaración de Independencia del 27-S fue una fake news? La verdad y la mentida no existen, son un mero consenso social. En la Viquipèdia, cuando se manipula la información, te das cuenta de lo que significa el poder, ves como una cosa escrita por un mindundi en su casa en pijama a las tres de la madrugada con una birra en la mano acaba teniendo una repercusión brutal. Cuando amplias artículos y, por ejemplo, buscas información en la prensa de los años 80 para documentarte, compruebas como después los medios generalistas utilizan fuentes que tú has descubierto, o sea que todos acabamos chupando de lo mismo. Pero también ves, a su vez, el poder que tiene poner un adjetivo o no, o como un dato biográfico puede cambiar el perfil de una persona si se cita o si se omite… En un cierto sentido, todas las noticias son fake. Volvamos al campo de la cultural. Cuando los periodistas culturales acuden a una rueda de prensa, toman una serie de notas o directamente copian el PDF que les pasa un teatro o un museo, sin añadir nada del contexto ni cuestionamiento alguno. ¿Eso es periodismo? ¿Si el periodismo es una pieza más de la cadena trófica de los contenidos es realmente relevante? Como te decía antes, o aportas valor o te hundes. Cuando el cuarto poder pierde su fuerza ves que están pasando las aberraciones del presente. Trump no necesita intermediarios para emitir noticias, porque él mismo tiene el canal para hacerlas. Los viquipedistas son gente importante porque pasan tiempo acudiendo a las fuentes, contrastando.
Trump no necesita intermediarios para emitir noticias, porque él mismo tiene el canal para hacerlas. Los viquipedistas son gente importante porque pasan tiempo acudiendo a las fuentes, contrastando
De la Viquipèdia al Llull.
Los institutos de promoción son órganos de propaganda clásica, en el sentido de que nacieron para publicitar sus respectivas naciones. Si el concepto de estado-nación se está disolviendo (de hecho el Llull es un instituto relativo a un dominio lingüístico) a mi me gusta imaginar como lo haríamos hoy si lo empezásemos de cero. Me gusta pensar en cómo difundimos una lengua y una cultura en un entorno donde hay tanta distribución de contenidos pero que, a su vez, está hiperjerarquizado, con cuatro o cinco iconos mundiales que cortan todo el bacalao. Mi misión es ésta, la de repensar como compartimos la cultura en la época de los algoritmos. Y, obviamente, en la época de los algoritmos y en la era donde la cosa pública ya no se puede regir más por criterios de aquello que es interior o exterior a un entorno determinado no podemos continuar actuando como hacíamos antes. También ejerzo como jefe de comunicación, aprendo como funciona la cosa pública y, como siempre, me lo paso muy bien trabajando. En ese sentido, tengo plena confianza y complicidad con lo que está haciendo Iolanda Batallé en el Llull.
Te podrías ganar mejor la vida fuera. ¿Por qué no te piras?
Con Barcelona me pasa como con Cerdanyola, también tengo con ella una cierta relación de amor-odio. Eres del lugar en el que has nacido, te guste o no, y te das cuenta de esto sobretodo cuando te largas. Mi forma de gestionar la información, mi carácter personal… son mediterráneos. Yo he trabajado en La Haya, he currado mucho con los alemanes… ¿Que me gustaría pirar? ¿Que pienso en vivir en los Pirineos antes que explote el cambo climático? Pues como todo el mundo; no hay un solo barcelonés que no piense en largarse de Barcelona. Pero como soy del Área Metropolitana y duermo fuera, en el fondo tengo el privilegio de mirarme la ciudad desde el exterior. Me la siento mía, pero también puedo criticarla.