En una coyuntura incierta con respecto a ingresos futuros del club, ya que I) los ingresos por derechos de televisión y competiciones parecen haber tocado techo, II) los ingresos comerciales sin jugadores franquicia serán difíciles de incrementar y III) los ingresos de matchday quedarán tocados por la bajada del turismo, el rendimiento del equipo y las limitaciones del estadio; dos vías se vuelven fundamentales a corto, medio y largo plazo para mantener el modelo de propiedad. La primera hace referencia al desarrollo digital del club, que lo tiene que conectar (y monetizar) con cualquier fan de cualquier edad y de cualquier lugar del mundo y el segundo hace referencia al proyecto más importante y ambicioso de la historia del club: el Espai Barça.
Aunque puede parecer una flagrante contradicción el hecho de que en el peor momento económico de la historia del Club, nos enfrentamos a la inversión más importante realizada jamás, y aunque las incertidumbres son evidentes, el Espai Barça es la única posibilidad de mantener y proteger nuestro modelo de propiedad. Solo siendo independientes económicamente, siendo capaces de generar nuevos recursos y volviendo al nivel competitivo que merecemos, podremos ser independientes de cualquier tentación en forma de sociedad anónima.
Este es un proyecto que tendríamos que haber empezado hace más de una década. A diferencia del proyecto presentado y votado en referéndum en 2014, en este caso la proyección del coste es adecuada a los costes de los estadios construidos en los últimos años y las proyecciones de ingresos futuros que generará esta inversión se han realizado con criterios objetivos y en comparación con lo sucedido en la industria del deporte.
La necesidad de multiplicar los ingresos a través de la explotación del Espai Barça, que tendrá que ser una línea de negocio alternativa a la gestión ordinaria del Club, se convierte en el elemento clave del éxito. Si hacemos un acto de benchmarking y nos comparamos con la liga mejor gestionada del mundo, la liga de fútbol americano (NFL), vemos que en una liga en la que los equipos juegan entre 9 y 12 partidos como locales, hubo 9 franquicias que por la explotación del estadio ingresaron en la temporada 2018-19 (prepandemia), como mínimo, lo mismo que el Barça (174,9 millones euros). Un ejemplo son los Dallas Cowboys, la franquicia más valiosa del mundo año tras año, que facturó en aquella temporada 621 millones de dólares por la explotación de su estadio. Eso significa que nuestro margen de mejora para incrementar los ingresos es amplio y que si lo hacemos bien, no solo podremos pagar la deuda de la financiación, sino que con el resto, dotaremos el club con el músculo financiero necesario para revertir la calamitosa herencia recibida y afrontar cualquier tipo de reto en el futuro. Las vías fundamentales de este incremento de ingresos se fundamentarán en la gestión los 365 días del año de todo el espacio y recaerán en la explotación de los derechos del nombre del estadio (no explotado hasta ahora), la mejora en la gestión de las nuevas zonas de hospitality, la realización de eventos, la restauración y la mejora en la gestión del museo y las visitas al espacio.
El reto es apasionante, pero ¿cómo podemos tener las mejores garantías en la ejecución del proyecto a nivel financiero? ¿Cómo podemos proteger los intereses de las socias y socios para que ocurra un proyecto viable y sostenible?
Necesitaremos garantías, máxima transparencia y exigencia en la ejecución, así como el mejor talento al servicio del Barça, para hacer de este proyecto el emblema del resurgimiento del club y la vuelta al camino que nunca tendríamos que haber abandonado. Nuestras banderas tendrán que ser la transparencia y la exigencia.
El camino será largo y complejo porque este proyecto no solo es un proyecto de club, sino que es también un proyecto de ciudad y de país. La alternativa al Espai Barça es el desierto, estar a la cola de Europa y del mundo como club, un camino sin retorno como institución. Y hacerlo bien y con las máximas garantías y transparencia será la mejor manera de proteger el modelo de propiedad de las socias y socios del Barça, que como dijo hace unos días Pep Guardiola: "nos hace únicos y nos permite decidir el futuro de nuestro querido club". Como diría aquel, que tanto añoramos: ¡salgamos y disfrutemos!