Desde el momento en que se repartieron entre los militantes socialistas carteles fabricados en serie donde ponía “Pedro, no te rindas”, estaba claro que el líder del PSOE ya no tenía otra opción que continuar en el cargo de presidente, si es que en algún momento se planteó en serio la dimisión. Rendirse habría sido como meterse a sí mismo en la papelera de la historia, abandonando su partido a su suerte. Nadie se lo habría perdonado, pero más que nadie, sus más cercanos; así que lo que no puede ser no puede ser y además era imposible. Lo que los estrategas socialistas han sabido hacer ha sido movilizar a sus columnistas afines para hacer creer que podría irse y que así todo tuviera una apariencia más real que ficticia.
Sánchez ha visto necesario dar un golpe de timón ante las elecciones que vienen, quizás porque teme una hecatombe Puigdemont o una mayoría independentista que le amargaría la vida
Dicho esto, lo que es evidente es que Sánchez ha visto necesario dar un golpe de timón ante las elecciones que vienen, empezando por las catalanas y siguiendo por las europeas. En este momento, para Pedro Sánchez son más trascendentes las catalanas, así que vete a saber si no estaba asustado por algunas encuestas impublicables. Ciertamente, antes de la carta sobre lo de su mujer, mucha euforia no se percibía en los actos del PSC. Todo el mundo puede entender que una victoria de Puigdemont sería una hecatombe en la política, en las instituciones y, sobre todo, en los tribunales españoles. Y si no, una mayoría independentista en el Parlament convertiría la legislatura española en una carrera de obstáculos difíciles de superar. Tanto ERC como Junts ya han dicho que no votarán los presupuestos del Estado si no se traspasan los impuestos del Estado a la Generalitat y no se revierte el déficit fiscal y de inversiones, y como ambos son rivales se harán la competencia a ver quién es más atrevido ante Sánchez, que deberá inventarse un nuevo capítulo en su manual de resistencia.
Si ahora Sánchez releva a los ministros de Interior (cloacas) y de Defensa (espionaje) y presenta en el Congreso la derogación de la ley mordaza, tendremos que quitarnos el sombrero, pero si no lo hace, es para enviarlo a freír espárragos
Y con este panorama, el actual presidente del Gobierno no tendrá más remedio que hacer lo necesario para incorporar a sus aliados catalanes en el Congreso a este proyecto de regeneración democrática que ha mencionado en su comparecencia. Es de suponer que en los próximos días Sánchez hará anuncios de cambios importantes en su gabinete y en sus políticas, porque, si no, todo quedaría como una ridícula agua de borrajas. Para entendernos, si después de todo el pollo que se ha montado, mañana o esta semana Pedro Sánchez releva de su gobierno a los ministros del Interior (cloacas) y de Defensa (espionaje) y presenta en el Congreso la derogación de la ley mordaza, francamente tendremos que quitarnos el sombrero, pero si no lo hace, es para enviarlo a freír espárragos.