Me llama una amiga. Era cliente de la ya difunta Caixa Catalunya (últimamente Catalunya Caixa), que este fin de semana ha dejado de existir. Ahora, sin haberlo pedido, es cliente del BBVA. Hace cinco días y medio que intenta entrar a su cuenta. Sin éxito. El lunes por la mañana, a primera hora, estuvo 70 minutos colgada al teléfono intentando hablar con el servicio de atención al cliente. En vista del éxito decidió dejarlo estar.
Me explica que las dos oficinas que tenía al lado de su casa han cerrado. De hoy para mañana. La única señal visible de que ya no existen es un papelito pegado en la puerta donde pone la calle y el número donde a partir de ahora hay una oficina BBVA. Sin ni un triste plano. En el cajero automático no hay ningún aviso. Simplemente está apagado.
Sin embargo, casualidades de la vida, resulta que ella ya es BBVA. Sí, porque tenía una cuenta en Caixa Manlleu, Caixa Manlleu se fusionó con Caixa Terrassa y Caixa Sabadell y resultó UNIM, y UNIM acabó en el BBVA. El martes fue a una de las oficinas de la que es clienta a través de Manlleu para intentar tener información sobre su cuenta en Caixa Catalunya. Después de hacer una cola de mil pares de narices, le dijeron que no podían acceder a su cuenta. En la otra ventanilla vio un trabajador enseñando cosas en una pantalla a 5 personas (que ella supuso trabajadores de Caixa Catalunya). No pudo evitar preguntarse si eso no lo podían haber hecho otro día o a otra hora.
Está enfadada porque nadie le ha informado de nada y no sabe dónde informarse. Si al menos estuvieran abiertas las oficinas donde conocía a alguno de los trabajadores, tendría dónde ir a preguntar. En cambio ahora está atrapada entre el BBVA y el BBVA, y no puede ni saber si le han hecho un ingreso que esperaba. Tiene una cuenta fantasma a la que no puede acceder porque la web de Caixa Catalunya no funciona y a través del BBVA no tiene acceso.
Lo ha comentado con otra gente, y toda la clientela de la difunta Caixa Catalunya que ha encontrado está en la misma situación. Y no tiene dónde quejarse. Bien sí, claro, puede ir a una oficina BBVA a ver qué le explican. Una compañera de trabajo lo hizo el lunes, pero la persona que estaba allí no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo en Caixa Catalunya.
Al final le pregunto qué piensa hacer. Bien, primero intentar descubrir cómo acceder a partir de ahora a su cuenta de Caixa Catalunya-BBVA. Y después abrir una libreta en otra entidad y largarse del BBVA a toda velocidad.
Quizás mucha gente acaba haciendo lo mismo y resulta que pronto seran noticia los millares de cuentas del BBVA que se han marchado a otros bancos. Sí, porque de cajas ya no queda ni una. Entre todos se las han petado. Incluidos miles de sus trabajadores por los cuales nadie ha movido un dedo.