El horizonte de investidura fallida de Feijóo no es otra cosa que la crisis de las derechas con su modelo de gobernabilidad. El machacón ‘los que rompen España’ y el ‘gobierno de destrucción nacional’ oculta la incapacidad del PP y Vox para articular su mayoría. La novedad del resultado, donde el rey puede tener que elegir entre dos candidatos que no suman, disimula el bloqueo de Feijóo con la mayoría de fuerzas parlamentarias frente a una opción difícil, la de Sánchez, que debe responder al virtuosismo y al laberinto de acuerdos a múltiples bandas.

El PSOE no se peleará por ir primero a la investidura y abre la puerta al tercer batacazo del PP, refiriéndose al resultado electoral del 23-J, cuando estaban en la ficción de formar gobierno, organización de presupuestos generales incluidos, y no llegó a sumar con Vox. El segundo pinchazo fue el pasado jueves. Horas antes de la votación de la Mesa, en la reunión del grupo popular y en medio del júbilo posvacacional, Feijóo insinuaba una posible sorpresa favorable en la votación. Contaban con el sí de Coalición Canaria y el ‘no’ de Puigdemont a Sánchez. La votación terminó en un 139 frente a 178, y Vox reveló que fueron a la votación sin negociar los puestos de la Mesa. El tercero anunciado sería la propia investidura. Por la falta explícita de apoyos, con los síes contados y el rechazo meridiano del PNV en alianza directa o indirecta con Vox.

Feijóo no tiene apoyos. Sánchez tampoco, pero cuenta con la posibilidad de las negociaciones. Esto frente a un Feijóo incapaz de articular su bloque. En cada votación, Vox se descuelga o amaga con ello ante un PP que no dice hacia dónde va y con quién. A pesar de que cada votación le deja atado a Vox. Si hoy los de Santiago Abascal dicen ‘no’ durante la consulta del rey, Feijóo tendría 139 apoyos ante los 152 de la izquierda. Números que abocarían a una segunda ronda de consultas o a un impasse de Felipe VI hasta que se despejen las negociaciones. 

Feijóo no tiene apoyos. Sánchez tampoco, pero cuenta con la posibilidad de las negociaciones

Al fracaso de la investidura de las derechas le sigue otra pantalla. El PP estuvo media campaña exigiendo la salida de Sánchez del PSOE vinculando su dimisión a un gobierno en solitario o en coalición con VOX. Feijóo llamó a una rebelión interna de los barones contra su secretario general. Tras la gestión del 23J y la investidura, llegará esa hora y ese momento de Feijóo. El Comité de dirección es sólido apoyando su continuidad. Pero de manera natural se abrirá el debate. ¿Querrá y podrá seguir al frente? 

De momento, el PP internamente comienza a digerir el resultado. El escenario de repetición electoral no está descartado, pero gana enteros la opción de Pedro Sánchez. Si sale la investidura, el presidente en funciones liderará una legislatura compleja en varios frentes. Sufrirá en lo político, pero ¿qué pasará en el PP? ¿Está el liderazgo garantizado? Internamente, nadie da el paso, pero hay pretendientes en la recámara. Y las dos grandes incógnitas no se han desvelado: si aguantará el líder gallego una legislatura en la oposición, y si tendrá fuerza para estar al mando. Sobre todo, si la legislatura sale adelante y no es tan breve como se pronostica.

Desde 2014, cada investidura tiene su peculiaridad. En esta, ningún candidato ganador puede formar gobierno y reunir la mayoría parlamentaria suficiente por sí solo. Ambos tienen que negociar. Y acordar es ceder. Sánchez no cuenta con los apoyos, pero sí con las negociaciones para poder conseguirlo. Feijóo ni suma ni tiene la capacidad de hacerlo. El papel de Sumar no es determinante, pero facilita las negociaciones en el fondo y la forma. Ante la complejidad de las múltiples causas derivadas del procés, la formación plurinacional de Yolanda Díaz ha formado un grupo de expertos para buscar encajes y salidas jurídicas.

Ni se desmonta la arquitectura constitucional ni se rompe España. La solución judicial a las causas del procés, pasando por una fórmula ‘Waterloo’ que sirva a Carles Puigdemont y los exconsellers repartidos por Europa, sumado a las decenas de casos que no responden a un único patrón, o la causa exterior del Tribunal de Cuentas (impugnada incluso por el consejero que avaló las fianzas de las consultas) serán estudiadas por juristas. Y, de salir adelante, tendrán su vía parlamentaria. La investidura de Sánchez es compleja y en cuestión de días, horas, estaremos sumidos en tensos y apasionantes debates sobre encajes constitucionales y legales que abran paso a la vía política. Es esto o volver a las urnas. Y una nueva votación, podría dejar las fichas en el mismo sitio. Pero aunque las dejara en otro, lo que no está resuelto, siempre vuelve.