"Me interesa el futuro porque es el sitio en el que voy a pasar el resto de mi vida"
Woody Allen

Anoche me comí las uvas. Es una tontería supersticiosa como otra cualquiera. Algo que se inventó para dar salida a un excedente de uva y que ha terminado siendo tan masivo que nos obliga a importarla. O tal vez el origen sea el esnobismo de la alta burguesía que fue copiado por el pueblo llano. Lo cierto es que las he vuelto a comer. No es que mi grinchismo repudie una de las pocas cosas que hacemos a la vez, no. Lo que sucede es que por estar de viaje en países en los que las uvas no se ven entre la ventisca no me las tomé ni la última noche de 2019 ni la última noche de 2023 y en mi entorno, que según dice tampoco es supersticioso, lo de la pandemia y lo de la DANA les empieza a parecer demasiada coincidencia. Así que, uvas al buche. ¡Feliz Año a todos!

El hilo del tiempo, esa dimensión que no comprendemos y que, por tanto, jugamos a ponderar con calendarios, hitos, rituales y festividades. El paso del año simboliza un reinicio del futuro, como si el futuro no fuera ya, no fuera el momento en el que leerá las líneas con las que cierro el artículo. Jugamos a ponerle línea de salida al futuro. Jugamos a domesticarlo con deseos, empeños y adivinanzas. Jugamos a que podemos jugar con él y volverlo humano. Por eso creemos en esa especie de tiempo nuevo que descorchamos con cada Nochevieja, como si así conjuráramos las sevicias arrastradas o las que nos depare nuestra propia acción como especie social.

Juguemos pues. Juguemos al juego del futuro. ¿Qué futuro tiene para ese juego jugar con el pasado? Franco, Franco. Es lo que propone el Gobierno como gran novedad. Celebrar que el odiado dictador la palmó en la cama sin que los españoles hicieran nada importante por aventarlo antes. Y jugando con el futuro, regresarán a él dentro de una semana a conmemorar los cincuenta años de la muerte de un dictador que no cumplirá el hito del medio siglo difunto hasta dentro de once meses. ¿Tiene futuro esperanzar a la gente con el fantasma del pasado? Solo para algunos. Ya imaginan.

El futuro ya está aquí, en un siglo que ha despertado y que pegará el zarpazo más pronto que tarde. De los zarpazos que hacen tambalearse los cimientos de nuestra existencia

El futuro ya está aquí, en un siglo que ha despertado y que pegará el zarpazo más pronto que tarde. ¿Fue zarpazo la pandemia? Levemente, como la gripe del 18. Hablo de los zarpazos que hacen tambalearse los cimientos de nuestra existencia, de los que de un día para otro despiertan a los europeos de un puñetazo, como si fueran una novedad imprevisible, como si no llevaran gestándose años. De esos deberíamos ocuparnos, de esos retos, de esas sombras chinescas que son el futuro proyectado sobre la pared del presente con manos del pasado. Pero hablamos de la factura de un ventorro, porque la decencia ya no vale para tumbar a los falsarios.

¿Puede Trump comprar Catalunya? Lo intentaría si considerara que bajo su subsuelo se encuentra el oro del presente, que es la llave del control del futuro. El futuro del control tiene nombres preciosos: escandio, itrio, lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio. Yacen bajo el suelo en descongelación de Groenlandia, ergo Trump quiere comprar Groenlandia. En Oriente los acarician en Mongolia, los poseen a raudales. Así será el futuro a partir de ahora. ¿Y Canadá? Te hago mío porque tienes lo que quiero. Colabora o verás. Adiós a Europa. ¡Pobre Europa, apoltronada en la complacencia de un mundo que agoniza! Autocracias gozosas, que invitan a olvidar la molestia trasnochada de elegir a quien gobierne lo común. No habrá botas, ni hornos, ni muerte, ni opresión. Tú solo con tu funesta red, tu escaso dinero y el soma moderno. Guerra Fría, paz fría. Aguanta mientras aún los que, sin darnos cuenta, sobrevivimos a los vestigios del mundo futuro que no es ya sino el mundo de ayer.

Redes contaminadas, cables marinos cortados, aviones caídos, caídos desde ventanas. Kazachov. El canal de Panamá me lo llevo, la ruta ártica sin hielo, ¿de quién va a ser? El desorden ya es mundial. Es un desorden nuevo, es un desorden con futuro. Cordero negro, halcón gris. La historia rima. No queremos poesía sino concordia. Duerme tranquilo, duerme mi niño. No despiertes con ira. Déjanos vivir. Miremos siempre hacia adelante, creemos la esperanza. Tengamos la fiesta en paz.

Aber man wird nicht sagen: die Zeiten waren finster
Sondern: warum haben ihre Dichter geschwiegen?

( Pero no se dirá: los tiempos fueron oscuros
Sino: ¿por qué callaron sus poetas?)

Bertolt Brecht¡