Desde el nacionalismo español a menudo se pide al mundo indepe que haga autocrítica. Así al por mayor. Pues bien, con una grave crisis diplomática encima y, además, sufriéndola con su mayor íntimo enemigo, estaría bien que aprovecharan ellos para hacérsela. Material tienen. Y para dar y vender. Sí, sí, aquí hemos acabado devaluando las instituciones, cierto. Pero no somos un Estado. Por lo tanto, no podemos cometer el peor de los pecados posibles cuando formas parte de este tipo de ente: la deslealtad institucional, que en un territorio tan constitucional como aquel tendría que ser incluso pecado. Mortal.
Por motivos partidistas, por cuatro miserables votos y por dos titulares en la portada de diarios que no lee nadie, el jefe de la oposición ha usado de manera partidista y demagógica lo que los de su bloque ideológico califican como "invasión territorial de España". ¡SEN-SA-CI-O-NAL! Era de esperar que el que se libró de la "mili" por arte de magia y no ha trabajado en su vida haya ido allí a lanzarle cincuenta y tres camiones de líquido inflamable y sesenta y cuatro de mercancías peligrosas al incendio. Claro, no sabe hacer nada más y este es su único discurso posible dirigido a votantes que tuitean cosas como esta:
Pero que quien pasa por ser un partido de gobierno, institucional y de orden saque el ventilador del estiércol justamente ahora y por la causa que les ocupa, es un espectáculo que confirma la sospecha: para conseguir el poder, les da igual todo. El caso es que sólo con lo expuesto hasta ahora ya tienen para hacerse autocrítica hasta Navidad. Del 2037. Y de cara a la noche. Aquel momento en que ya han sido vaciadas todas las botellas de licores de hierbas y van a por la de Cynar y la del licor que lleva una lagartija dentro de la botella. Pero todavía hay más.
El Gobierno Más Progresista de la Historia (GMPH) hace cosas que aplaude la máxima bestia negra del progresismo hispano, el terrible Salvini:
Traducido literalmente, lo que está diciendo es "España (con un gobierno de izquierdas) despliega el ejército en las fronteras para bloquear la entrada ilegal. Esperamos noticias del Ministerio del Interior". Traducido políticamente, lo que está haciendo es usar la decisión de Pedro Sánchez de sacar a pasear unos cuantos tanques por Ceuta para reclamar al gobierno italiano que haga lo mismo.
Y si seguimos hablando de autocrítica, todos aquellos que han usado las barbaridades habituales de Salvini para cargar políticamente e ideológica contra el independentismo, calificándolo de fascista, nazi, xenófobo y el bla, bla, bla habitual, ya pueden empezar. No hay prisa, siempre llevo una silla plegable para momentos como este. Voy por el mundo con ella y cuando es necesario la planto para poder observar con calma la cosa. Pero sería un detalle hacerlo antes del 2037. Mucho antes de que se acaben los licores de hierbas.
Y si quieren tener sobredosis de autocrítica, dos casos de afonía: 1/ el jusapolismo que esta vez no ha ido a salvar España gritando "a por ellos", y 2/ Y como escaparate final, que incluye un apartamento en Torrevella y un fin de semana en Marina d'Or, la reacción del rey Felipe VI. Oigámosla en este vídeo:
Cáspita, eso de no querer molestar al hermano pequeño de tu padre -y por lo tanto, tío- y atreverte sólo con el débil al que puedes destruir porque no tiene con que defenderse, convierte en Harpo Marx a quien el 3-O no sólo no calló sino que plantó la semilla de su desaparición institucional de Catalunya. Catalunya, este lugar del cual, según tengo entendido, todavía es rey. Como de Ceuta.