"Nuevo impulso", "refundación", "partido nuevo", "renovación", "evolución", "actualización a fondo", "redefinir nuestro espacio político"... Varios nombres para decir que Convergència Democràtica de Catalunya ha empezado el particular camino hacia su Ítaca. Entendiendo Ítaca como el lugar aquel donde llegará un partido cansado del largo viaje y saldrá un nuevo artefacto que provocará la admiración de una ciudadanía que exclamará, emocionada: "¿Es un pájaro, es un avión? No, es la Nueva Convergència, ya sin Unió".

Eso nos lo han explicado en una rueda de prensa posterior al comité ejecutivo extraordinario de hoy, donde Josep Rull se ha añadido a la moda de dar pasos laterales. El suyo ha consistido, concretamente, en dejar el cargo de coordinador general del partido para dedicarse en exclusiva al trabajo de conseller. Sí, porque a partir de ahora CDC hace un Arzalluz, movimiento consistente en que, tal como hizo en su día Xabier Arzalluz en el PNV, el partido va por una parte y el Gobierno del cual participa el partido va por otra. O sea, quien está en el Gobierno no está en la dirección del partido. Y viceversa.

También nos han dicho que la llegada a Ítaca está prevista para los días 3, 4 y 5 de junio. Pero antes de este primaveral congreso de la refundación, el núcleo del partido escuchará a toda la militancia (unas 30 mil personas) para saber hacia dónde tienen que ir y de qué manera se tienen que abrir a la sociedad, ampliar el espacio y cambiar las formas de funcionamiento interno. Vaya, que harán una especie de gran asamblea de cuatro meses de duración. Lo que desconozco es si la fórmula también es parte de la letra pequeña del famoso pacto con la CUP previo al gran paso al lado.

También desconocemos quién será el nuevo secretario general y la fórmula a través de la cual lo escogerán. Pero por lo que he entendido, llegado el momento en que tuvieran que escoger entre Jordi Turull y Germà Gordó (los nombres no los han dicho ellos, los pongo yo de mi cosecha) y si la militancia así lo reclamara, habría un proceso de primarias.

Y si ahora quizás usted se pregunta: "pero escuche, ¿esta gente quemará las naves o qué?". Bien, pues le responderé que no. Y si su repregunta es: "y, ¿qué pasará con las siglas?", mi "re-respuesta" es que se mantienen las actuales. ¿Motivo? Según Rull "ahora existe un gran consenso para conservar la marca CDC, de la cual estamos muy orgullosos".

Total, que el nuevo hombre fuerte en el organigrama interno es Francesc Sànchez (que es aquel señor de las gafas rojas que cada vez que la Guardia Civil registra la sede del partido, él les prepara con amor dos carpetas con tres hojas de papel para que se las lleven en 400 cajas de cartón). Encima de la pirámide, Sànchez estará acompañado de Quico Homs y de Lluís Coromines.

¿I Artur Mas? El expresidente, que no se ha cogido ningún día de fiesta desde que dejó la presidencia en funciones, "hará lo que le pida el presidente Puigdemont" y dirigirá las tareas de renovación del partido. Fuentes muy próximas (¡cómo me gusta usar esta expresión!) dicen que cada día está más satisfecho de la decisión tomada y que sólo ve las ventajas. Ahora sólo nos falta saber dónde caramba tiene colgado el famoso timón.