Esta semana personajes de dudosa ética están poniendo luz en casos de corrupción del Estado. Barrionuevo con una entrevista en El País y Corina, supuesta amante del rey emérito Juan Carlos I, con un podcast. Terrorismo de estado y sobornos. Dicen que todo es razón de estado, como decía Maquiavelo, por la que el Estado o sus gobernantes defienden sus intereses incluso a riesgo de perjudicar a los ciudadanos o grupos de personas que se oponen.
Josep Pla dejó escrito: “En España hay algo más profundo que la política, que los tratos con los partidos y con los hombres políticos. Esta fuerza profunda es la monarquía, principio de consolidación, organización, estabilización y unificación primordial del país”. Será por eso que el heredero directo del franquismo es la monarquía. Algo que Juan Carlos I entendió bien. Donde se confundió un poco es al pensar que la razón de estado son sus caprichos, los regalos, las bolsas llenas de dinero, la corrupción.
El caso de Barrionuevo también es espectacular, por lo que dice y cómo se le trata. Ministro del Interior con Felipe González y supuesto cerebro de los GAL (27 muertos), indultado de cualquier condena, tiene dedicada una avenida en su pueblo. ¿Razón de estado? Qué mala semana para aparecer, de nuevo, estas informaciones en un momento en que PP y PSOE han vuelto a maravillar a toda Europa demostrando que no son capaces de renovar el Consejo General del Poder Judicial si no tienen forma de controlarlo.
Testimonios de cómo se va repitiendo la historia: de Juan Carlos a Felipe; del golpe de estado del 81 al 3 de octubre del 17; de los GAL de hace 40 años a Pegasus hace 4 días. Mientras, la UE observa que aquí no ocurre nada
Bien, pero esto hace referencia a épocas pasadas, diréis. La Corona es distinta y España una democracia consolidada. Pues también son malos tiempos para afirmar esto. Hay que hacer documentales para salvar al rey mientras Europa habla de Pegasus. Porque estamos aquí. Testimonios de cómo se va repitiendo la historia. De Juan Carlos a Felipe, del golpe de estado del 81 al 3 de octubre del 17. De los GAL de hace 40 años a Pegasus hace 4 días. Mientras la UE observa, alucinando, que aquí no ocurre nada.
Esto es el estado español. Ante esta constatación, queda bastante claro que la opción independentista no ha perdido ningún sentido. Por el contrario, lo que parece poco sensato es resignarse ante la injusticia, la corrupción, el autoritarismo. ¿A pesar del momento político? Sí. Los partidos independentistas no pasan por los mejores momentos. Sobre todo porque todos creen que si a los demás les va peor es bueno para ellos, y no es cierto. Pero afortunadamente la política tiene otros espacios de influencia. No hay ningún argumento que justifique considerar que el proceso ha terminado. Puede haber muchos que justifiquen una u otra estrategia. Pero ninguno para renunciar. Porque, como hemos visto en España, la historia se repite, y nos va en contra.
Y porque nada ha mejorado, por el contrario, todo ha empeorado: el déficit fiscal, el desarrollo de infraestructuras, los derechos civiles, la vitalidad de la democracia, el respeto a la pluralidad nacional del Estado. La represión del Estado a raíz de los hechos de 2017 ha tenido efecto en el ánimo de la sociedad catalana, no hace falta negarlo. Pero hay motivos para seguir trabajando para convertirse en un estado, sobre todo porque donde estamos ahora la razón de estado es la corrupción.