Se acerca el inicio del curso político y en cuanto a los partidos que hasta ahora se han identificado con el bloque independentista, parece que lo más relevante, al menos a corto plazo, será lo que decidan sus militantes en sus congresos. La incógnita más importante para desvelar del congreso de Esquerra Republicana de Catalunya es saber quién la liderará. La incógnita más importante para desvelar del congreso de Junts per Catalunya es saber cómo lo liderará el presidente Carles Puigdemont.

Si ERC hace un NEN (Nova Esquerra Nacion), Junts tendría que hacer un NIN (Nou independentisme) para ocupar todo el espacio independentista.

El congreso de Lleida de 1989 es uno de los congresos más movidos de ERC. Dura pugna por el liderazgo y, en lo ideológico, podemos decir que es cuando ERC se hace independentista. Fruto de ello, el lema en las elecciones de 1992 fue “Hacia la independencia”. Después de esto vienen años de crecimiento para el partido, tanto a nivel de militancia y de implantación territorial como de votos. Pero fruto de varios conflictos internos, en 1996 el secretario general, Àngel Colom, lideró una escisión. El congreso de ese mismo año volvió a tener una gran trascendencia. Si el de Lleida del 89 apuntaba a la independencia, el de Vilafranca del Penedès apuntó a la estrategia de los tripartitos de izquierdas bajo el lema "Esquerra Nacional". Dicen que la historia siempre vuelve. Será por eso que esta semana la candidatura que se enfrentará a la que lidera Oriol Junqueras se ha presentado en público llamándose “Nova Esquerra Nacional”. Han investido a Illa. Parece claro por dónde van. A ver cómo reacciona Junqueras. La historia de Esquerra Republicana desde 1987 se ha ido tejiendo entre dos almas: la izquierda y la independencia. Si sus opositores se posicionan como la izquierda, ¿lo hará él por la independencia? No es tan evidente. Algunos de los apoyos más fuertes de Junqueres, como Joan Tardà, son fervientes izquierdistas y grandes defensores de la alianza de ERC con el PSOE. Junqueras también puede subrayar esta apuesta por la izquierda y luchar por liderarla. Si opta por un congreso donde se combate entre la independencia o la izquierda, puede provocar un gran estropicio dentro del partido. Si abraza la idea de poner el acento en la izquierda garantizará una mayor cohesión interna, pero dejará mucho carril libre a Junts.

Lo que en lengua dicho en occidental es sinónimo del septentrional, en política podría ser muy distinto. Si ERC hace un NEN (Nova Esquerra Nacional), Junts debería hacer un NIN (Nou independentisme) para ocupar todo el espacio independentista. Tal y como yo lo veo, eso solo puede hacerlo el president Puigdemont. Asumiendo una gran responsabilidad, ya que si no acierta las consecuencias para Junts pueden ser muy graves, pero desde el gran reconocimiento que tiene como líder del independentismo. En un momento en que algunas encuestas dicen que si ahora se hicieran elecciones, la CUP tendería a desaparecer y ERC empeoraría los 20 diputados que obtuvo el pasado 12 de mayo, un Puigdemont al alza tiene la autoridad de repensar el movimiento. De liberarlo de la losa izquierdista y antisistema, que en pro de la unidad asumió todo el independentismo a partir de 2015, de la que ya desde el principio no se supo distanciar y que desde 2017 ha ido alejando electorado de orden. Es una oportunidad para reconectar con el país, que ha cambiado mucho. Y sobre todo, es una oportunidad para hacer un planteamiento moderno y ambicioso de lo que queremos ser. Soluciones para los problemas actuales y sobre todo una idea de futuro. Estoy convencido de que los votantes más centrados, que han ido abandonando la opción independentista, no han dejado de serlo. Y también estoy convencido de que no piden recetas del pasado. Quieren que se les tenga en cuenta para dibujar una Cataluña moderna y de futuro.