"Siempre resultará altamente ridículo llamarle a uno pérfido por haber sido fiel a su palabra"
G.K. Chesterton
Debajo de las piedras había un cortapichas o dermaptera. Debajo de las piedras había votos, pero también un cuchillo bien afilado para trocear lo que no se podía trocear, lo que no se iba a trocear, lo que se iba a hacer tragar sí o sí tal y como estaba. De toda esta movida que ya conocen, lo que más me llama la atención es la rapidez con la que te puedes quedar con el culo al aire por amor a Sánchez. No comprendo cómo no han espabilado ya y siguen poniendo mano, corazón y vida en los fuegos que enciende el presidente del gobierno para que cuando ya huelen a achicharrados este los atraviese ignífugo.
Cuidado, te pueden trocear.
Miren a los sumandos, a los que el orden de los factores sí les altera el producto. El decreto revolutum tiene que ir este mismo martes a Consejo de Ministros y tiene que aprobarse como está, sí o sí. No se trocea. Y un montón de corifeos: no se puede trocear, por qué hay que trocearlo, es perfectamente aprobable así. Hay que aprobarlo así. Qué desvergüenza la del PP, pretender que se trocee. ¡Toma ya! Ahora llega Junts, a bailar bonito, con ese ritmo especial de palabras y ritmos, y se trocea. ¡Vaya si se trocea! Y ante el descuartizamiento, la vicepresidenta ha claudicado: "el Gobierno ha hecho lo que tocaba", lo que no tocaba un par de horas antes de que ella se enterara. Porque además Yolanda Díaz se ha vanagloriado de estar participando en la negociación con Junts de esta cuestión y también de la reducción de jornada laboral, cuando lo cierto es que después de las fiestas navideñas los juntaires ya le dejaron claro que ellos hablan con el PSOE i prou. Los peor parados son, claro, los afanados defensores de cualquier decisión de sus muy amados: ellos son los que se quedan con un palmo de narices.
Cuidado, te pueden trocear.
Los socialistas no se han quedado atrás. Sánchez no pensaba trocear el decreto introceable. Todos los medios oficiales y oficiosamente oficiales lo repetían esta mañana. Es más, Sánchez no pensaba llevarlo al Consejo de Ministros porque iba a esperar a la manifestación que este fin de semana los sindicatos iban a realizar contra la oposición del PP. No se sabe ya qué verán nuestros ojos. Pues no solo lo va a trocear, sino que ha retrasado la reunión del Gabinete, para esperar a ver si lograba pactar el pírrico acuerdo con Junts, aun dejándose todos los pelos en la gatera. En ese ínterin, no vean la cantidad de fans que se ha tirado a la piscina para defender la postura del jefe del Ejecutivo, que ha cambiado exactamente cuando ya estaban exhaustos de defenderla. No sé cómo no eran conscientes de que debajo de las piedras solo podía haber cesiones y que se iban a quedar de nuevo plantados y sin novio.
Cuidado, te pueden trocear.
Poco a poco, el presidente del Gobierno que gobierna sin apoyos ha tenido que ir reculando a su manera
¡Qué despropósito la PNL de Junts, no pasará ni el informe de los letrados! Las sesudas explicaciones sobre por qué no se podría tramitar nos han llenado la cabeza y las meninges. Ya expliqué en Arrinconando a Sánchez que, en realidad, era una jugarreta bastante maligna de Junts. Poco a poco, el presidente del Gobierno que gobierna sin apoyos ha tenido que ir reculando a su manera. Primero, obviando los informes a medida que habían solicitado a los letrados del Congreso para dejar que la Mesa decidiera. Más tarde, dándole patadas al balón para lanzar la decisión lo más lejos posible y torear a los juntaires. Hasta el ultimátum. ¡Es de locos!, decían. Si cediera a esa pretensión de Junts, sería tanto como concederle a Puigdemont el final de la legislatura, repetían. Es una majaretez del de Waterloo, que quiere su rato de tele, insistían. Eso no se va a tramitar de ninguna de las maneras. Hasta que en un sí es no es, Sánchez bajo la piedra ha encontrado la urgente necesidad de aceptar la tramitación de la proposición no de ley. Eso sí, a la bajada de pantalones le ha añadido en su descargo una apostilla: "atendiendo al carácter político, sin vinculación jurídica, de la presente iniciativa”. O sea, que se ha añadido lo que la Constitución ya contempla. Los problemas siguen siendo los mismos. Si se aprueba la PNL de Junts, la debilidad de Pedro Sánchez estará ya reflejada en el diario de sesiones y ante el mundo entero. Y ese debate puede ser de aúpa el Erandio, como dicen los vascos, porque puestos a hacerle reproches, le van a caer de todos lados, porque nadie está contento, por más que le voten las iniciativas. Si en la votación de esa PNL el presidente del Gobierno obtuviera cualquier resultado que no fuera la mayoría simple o superior, o sea, si la perdiera, el efecto político sería idéntico al de la moción de confianza misma.
Cuidado, te pueden trocear.
Termino por hablarles de la recién conocida decisión de aceptar las exigencias de las aseguradoras para mantener viva Muface. ¡No habremos oído ditirambos sobre acabar con los privilegios de los funcionarios y sobre la coherencia máxima de que pasaran todos a la sanidad pública! Pues de eso nada, monada. Otra vez, queridos, al descubierto. Pongamos también la encendida defensa de la ocurrencia interesada para cargarse la acusación popular: ¡una ignominia, la ultraderecha, Manos Limpias, hay que recortarla! Hoy mismo, el PSOE, personado como acusación popular, acaba de pedirle al juez que vuelva a ingresar en prisión a Aldama, porque eso sí les interesa. ¿Tocará ahora defender las bondades de la acción popular para quitar de en medio a chivatos molestos? Todo acabe, hasta que el jefe acabe soltando al fiscal general y los deje a todos en el mayor de los ridículos.
Cuidado, te pueden trocear.
Esta era una columna de corifeos, de los actuales y de los antiguos, aquellos encargados de dirigir los coros. No es comprensible cómo hay tantos dispuestos a dejar descuartizar el prestigio que les quede, a sabiendas de la volubilidad del carnicero. Allá ellos. Yo siempre recomiendo cuarto y mitad de pensamiento crítico y unos granos de valentía para sazonar. "Hay que señalar con el dedo un nuevo e inhumano concepto de moralidad, que hace caso omiso de un contrato el mismo día de su vencimiento", que decía el bueno de Gilbert Keith.