Durante años y años fue un clásico de toda campaña electoral el apoteósico mitin final del PSC en Barcelona, generalmente en un Palau Sant Jordi lleno a rebosar, con Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero como cabezas de cartel, en las elecciones españolas o catalanas. Durante años y años, fue un clásico esperar y especular sobre la promesa, el anuncio electoral que los grandes líderes del socialismo español harían en y para Catalunya para garantizarse la mejor cosecha en las urnas. Era una fórmula efectiva, casi infalible, para rubricar fructíferas campañas. El 13 de noviembre del 2003, José Luis Rodríguez Zapatero soltó su famoso "Apoyaré" en la montaña sagrada de Montjuïc ante 20.000 personas ―"Apoyaré el Estatuto que apruebe el Parlamento de Catalunya"―. Pasqual Maragall y José Montilla estaban en vísperas de gobernar en la Generalitat con los tripartitos. 25 diputados ―el máximo histórico en Catalunya― obtuvo en las generales del 2008 la malograda Carme Chacón, que se proclamó en el Sant Jordi "la niña de Felipe, no la de Rajoy", ante 35.000 personas, con una fila cero donde se sentaban González y Zapatero. En aquellas elecciones, el llamamiento a salvar al soldado Zapatero funcionó como nunca en Catalunya después de la promesa que el caos de las infraestructuras ―los socavones del AVE― que aún se arrastra nunca más se volvería a producir.
El copyright del 155 también es del PSOE. Mensaje a España. Viene Vox, el trifachito vuelve a flotar en las encuestas que no se publican. Y hay que pararlo a base de golpes al burro catalán, el culpable de la tragedia
Temps era temps. Ahora, Pedro Sánchez, en un mitin a años luz de aquellos baños de masas del socialismo que organizaba José Zaragoza, el implacable jefe de la maquinaria del PSC, ha venido a prometer a Catalunya... ¡más 155! No es no (al referéndum). Y los independentistas, los mismos independentistas que lo llevaron a la Moncloa después de haber sido desahuciado por su partido, no son de fiar. Es el signo de los tiempos. El copyright del 155 también es del PSOE. Mensaje a España. Viene Vox, el trifachito vuelve a flotar en las encuestas que no se publican. Y hay que pararlo a base de golpes al burro catalán, el culpable de la tragedia. Son inquietantes las noticias que llegan de Madrid en estas últimas horas de campaña. Pablo Iglesias mejora a costa del PSOE y los bárbaros ―el spanish trumpismo rebozado de neofranquismo de cuñao― llaman a las puertas de la Moncloa. Sánchez ha transmutado el "apoyaré" de Zapatero, el Estatut del Parlament, aquel futuro de esperanza, en un siniestro pasado, en un "apoyé" el 155 de Mariano Rajoy para que lo escuche toda España. He ahí la nueva promesa del socialismo español en Catalunya: el autoritarismo y la antipolítica como "solución" al conflicto que se tenía que resolver con aquel Estatuto cepillado por Alfonso Guerra. Quim Torra en la Moncloa, Pedralbes... aquellas conversaciones del 2018 en las que se bordeó el debate sobre la autodeterminación, en las que la Moncloa reconoció la existencia de un "conflicto político" sobre el futuro de Catalunya, fueron un mero espejismo. El Partido Socialista no ha dejado de ser "Español". Extraña manera, la de Sánchez, de encarnar la "moderación", el "seny" y la mano tendida ante las élites locales, ansiosas de encontrar una tercera vía que cada vez se estrecha más: de la amplia via Laietana a la angosta via Cayetana. Del sanctasanctórum de la Catalunya i l'Espanya gran camboniana, al camino español y los Tercios de Flandes reloaded. Vox en versión deluxe.
Extraña campaña electoral y extraña España, esta, en la que los moderados son Pablo Iglesias y Gabriel Rufián.