Hoy examen sorpresa. Va, sin pensárselo mucho, 5 deportes que practique o que siga habitualmente. ¿Qué, ya? Pregunta: ¿algunos de ellos era la natación sincronizada? Espero que no porque si no me arruina mi teoría. ¿Y, cuál es mi teoría?
La natación sincronizada es un deporte muy minoritario que se ha hecho popular porque gana medallas olímpicas. Y eso gusta mucho a los Estados porque les hace sentirse importantes (pero, ¿ya lo sabe, verdad? Aquí los que hacen nacionalismo con el deporte son los otros). Por lo tanto, los medios del Estado que gana medallas en natación sincronizada hablan mucho de este deporte. Pero a este éxito "nacional" que sirve para hacer propaganda del sentimiento nacional, hay que sumar que es un deporte muy visual y agradecido de mirar para mucha gente porque sería una mezcla entre una gimnasia rítmica, un ballet y un patinaje sobre hielo. Ah, y, además, lo hacen en el agua y tiene música.
Pero desde hace dos días los medios de comunicación vamos llenos de natación sincronizada, cuando resulta que ahora mismo no hay ninguna competición. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué todo el mundo habla de natación sincronizada? Pues ha pasado que, definitivamente, ha triunfado la parte no deportiva de este deporte, que es aquella que realmente interesa consumir a la gente.
El pasado fin de semana disputaron la competición que servía para clasificar tres países para los JJOO. Y España quedó quinta por equipos por detrás de Ucrania, Japón e Italia. Y ahora viene el gran tema: la actual entrenadora de Ucrania es... Anna Tarrés!!! Siiiií, la Anna Tarrés que fue despedida de mala manera de la dirección del equipo español que tantos éxitos había alcanzado y que desde entonces no ha parado de decir pestes de la federación y de algunas nadadoras. Pestes que han sido amplificadas convenientemente por los medios, que desde el primer momento vieron que el tema tenía morbo y daba audiencia y que, por lo tanto, se han dedicado a tirar toda la gasolina que han podido. Gasolina que ha incluido fichar a Tarrés para ir a hacer de mala en algunos programas de entretenimiento de estos que tienen jurado. El combo perfecto.
Glamur, odio, éxito y fracaso, chicas guapas y jóvenes, la épica del esfuerzo, venganza, envidia, competitividad, una mala y unos buenos que pasan a ser la buena y los malos según el día. Una historia imbatible. Más morbo imposible. Nunca unas nadadoras y una entrenadora de natación sincronizada habían tenido tantos micrófonos y tantas cámaras pendientes de ellas. Y no para hablar de natación sicronizada sino de miserias humanas. Si acaban haciendo la película, el título será "Duelo a muerte en la piscina".