Esta pregunta sin respuesta llevó a 5 mujeres a recorrer 5 países para reconstruir la historia de 3 embarcaciones, en un trabajo de investigación que ha durado casi 2 años y que ha desembocado en 10 programas de radio. Cifras para resumir los números reales que nunca sabremos: los de las personas que desaparecen en medio del mar en busca de una mejor vida en Europa. 'El mar, el mur' es un trabajo periodístico codirigido por Mercè Folch y Anna Surinyach, y elaborado por el equipo del espacio 'Solidaris' de Catalunya Ràdio, que acaba de ganar un Premio Ondas a mejor programa especial de reporterismo por ser "un proyecto social de referencia que apuesta por un periodismo crítico, riguroso y reflexivo".

Estamos tan rodeadas de tragedias y guerras que la fatiga emocional, por instinto de supervivencia o de protección, nos lleva a desconectar de una realidad que horripila: cada día mueren 9 personas en el mar intentando llegar a las costas españolas. Sus vidas ya no llegarán a ningún puerto y sus familiares y amigos no podrán velar ningún muerto porque, como se pregunta Folch: ¿cómo se cierra el luto si no hay cuerpo? Esta asepsia autoimpuesta que nos envuelve como una niebla ha sido atravesada por la luz de la pericia y la sensibilidad de esta periodista prioratina (El Masroig, 1975) especializada en derechos humanos y temas sociales y también por el grupo de profesionales que han querido contribuir a poner rostro a tanta ignominia: Mireia Izard, Mònica Roca y Sandra Novillo.

Los datos oficiales hablan de 31.815 muertos o desaparecidos en el mar, pero eso son solo los registros conocidos. Es imposible saber cuántas vidas se han quedado en el fondo del océano porque es inexacto el recuento de embarcaciones que inician la travesía. Las fuentes institucionales no las tienen todas controladas y no todos los migrantes que suben lo comunican. Si un árbol cae en medio de bosque y alguien no lo ve, ¿realmente ha pasado? La mayoría de las barcas, además, van a tientas, con la oscuridad. Zarpan de madrugada. ¿Qué quiere esta gente? Vivir en dignidad. Cuando una patera se deshincha, también se acaba el aire en los pulmones de los que viajaban en ella. Porque, como dice la canción Barsaq, de Momi Maiga y Rita Payés —banda sonora del programa—, en el mar no hay de donde agarrarse.

Esta es la historia de una inoperancia que deshumaniza las rutas migratorias.Un tema incómodo, que parece que moleste y que Mercè Folch y su equipo han dotado de relato e identidad

Se alzan vallas para proteger las fronteras cuando se tendría que proteger a los migrantes. Aquellos rostros temblones, aquellos gritos de ayuda que desoímos y que este programa ha escuchado. A fondo. Con tiempo. Con dilemas éticos. Con constancia y afecto. Testimonios, trabajo de campo en barcos de Open Arms y en los países de origen de los humanos que huyen de su casa. Un diseño sonoro delicado y próximo, obra de Quim Garcia. Entrevistas, audios de WhatsApp de quienes se despiden hacia un destino incierto. "Rezad mucho por mí", dejan grabado a sus amigos. Después, el largo silencio. La voz de los desaparecidos, amontonados en precarias barquitas neumáticas. El derecho a ser buscado. Las tumbas sin nombre. Ninguna madre quiere pensar que su hijo está muerto. Ninguna vida tendría que valer menos que otra.

Avui he tornat a la serra de Pàndols i a la cova he trobat les sabates d'en Jaume. Un forat a les soles, una pinta de bales. Dins d'un plat enfangat tres cascots de metralla. Así se expresaba Teresa Rebull en la canción 'Paisatge del Ebre', sobre la infame Guerra Civil. Aquellos zapatos de Jaume, al menos, tenían nombre. Hoy, mientras todavía hay restos en las cunetas desde hace casi 90 años, seguimos perpetuando nuevas víctimas anónimas que nunca podrán ser exhumadas. Porque dicen que el mar devuelve todo lo que no es suyo; el mar, sin embargo, también hace de muro y desintegra y tapa. Y hunde. Naufragios invisibles, como aviones enteros que se estrellan. Rutas migratorias. Esta es la historia de una inoperancia, la de gobiernos e instituciones que deshumanizan. Un tema incómodo, que parece que moleste —a nadie le gusta poner de manifiesto la pobreza— y que Mercè Folch y su equipo han dotado de emoción, de relato y de identidad. Que su premio nos sea estímulo para salir de la letargia. Gracias y la enhorabuena.