En este aniversario de la Constitución... ¿qué tiene más impacto, las encuestas o los incumplimientos del espíritu de la Carta Magna? Lo segundo empieza a tener un coste real sobre lo primero. Este 6 de diciembre los bloques ideológicos llegan más fraccionados que nunca. Los partidos de la derecha, triunfalistas en las anteriores series de encuestadoras públicas y privadas, se desfondan respecto al pico post-andaluz del pasado julio. Alberto Núñez Feijóo tal vez no necesite hablar inglés, pero sí responder a dos grandes preguntas que le están desdibujando como líder de la oposición en la intención de voto. En términos de liderazgo, falta un mensaje que responda a qué programa económico propio defiende. Más allá de las bajadas de impuestos y, tras el colapso británico de Liz Truss, no ha tenido demasiada destreza en los enfrentamientos con Pedro Sánchez en el Senado. La segunda gran cuestión, responder a si está preparado para defender los intereses nacionales en Bruselas. Los ciudadanos pueden tener un líder que no les caiga bien, pero los panes debajo del brazo cuando se vuelve de Europa cuentan. Y de momento, las incursiones de Feijóo a las instituciones comunitarias o bien pasan por boicotear las medidas de la coalición o no lucen en la agenda popular.
El desgaste coincide con Vox y el PP ignorando el día de la Constitución o su espíritu. La ultraderecha que tanto arremete contra nacionalistas e independentistas por no acudir a los actos de celebración, no acude por primera vez. No irán porque les parece una pantomima progre, al tiempo que vuelve el Vox más xenófobo con Santiago Abascal pidiendo echar a los inmigrantes de los barrios populares de Madrid. No sale mucho mejor el PP en la foto del 6-D. Los de Feijóo acuden al Congreso a dos días de que se cumplan cuatro años de bloqueo en la renovación del Poder Judicial. Una decisión anticonstitucional e inédita en la historia. Una rebeldía con la Constitución que no se habría permitido a ningún partido nacionalista.
Quien llega más fuerte al 6-D es el PSOE y el recién renovado bloque de investidura a través de los presupuestos generales
Ciudadanos, encuesta tras encuesta, certifican su presunta defunción. Las primarias entre Edmundo Bal e Inés Arrimadas solo servirán para saber quién es el último que cerrará la puerta al salir. Solo algunos candidatos autonómicos podrán presumir de hoja de servicios. El legado de la cúpula será un espacio liberal destrozado.
Quien llega más fuerte al 6-D es el PSOE y el recién renovado bloque de investidura a través de los presupuestos generales. Como apuntaba The Economist, “las cosas van bastante bien” o, al menos, mejor de lo que parecen. Las políticas anticrisis han soliviantado el coste de la inflación y Sánchez resiste. En lo político, en el peor mes de la coalición, con el desgaste del intento de reforma del delito de malversación unido a la derogación de la sedición y la polémica del ‘sí es sí’, aún en las semanas horribilis, Feijóo no lo ha aprovechado. Se ve desde fuera y se critica desde algunos entornos del PP.
La gran duda a la izquierda continúa siendo el bloque Sumar-Podemos. En el minuto-resultado, Yolanda Díaz no ha descifrado la hoja de ruta temporal de cuándo estará lista la candidatura. Ni en público ni dentro de la coalición. Podemos controla una parte no desdeñable de militantes, aunque ya no lidera el espacio. Tras las últimas fricciones con Díaz, desde los morados aseguran que quien vea a Irene Montero como candidata de la formación para negociar desde ahí está saltándose muchas pantallas. Las encuestas tendrán cada vez más difícil tomar el pulso a un bloque que mantiene a UP en las preguntas a los ciudadanos y a un Sumar que no llega. Enero llegará con la inercia del cierre del año. Las derechas de la confrontación pueden seguir sufriendo en las encuestas. Y un supuesto contador a cero para una futura candidatura de izquierdas que lleva cociéndose demasiados meses.