La compañía Navillot de Josep Cusí, propietaria de varios de los yates Bribón en los que competía el Rey emérito Juan Carlos, pagó 269.000 de los 467.000 dólares que costó la luna de miel de los ahora reyes Felipe y Letizia, que en 2004 les llevó a Jordania, Camboya, las islas Fiji, Samoa, California y México, según publicó The Telegraph, como ustedes saben. También deben saber que se conocen detalles de como que en Fiji estuvieron en el resort exclusivo de Wakaya, una isla privada en la selva tropical, a más de 6.000 dólares (un millón de pesetas, para entendernos) la noche para toda la corte. ¡Ah! Y que estaban inscritos en los hoteles, en esta parte secreta de la luna de miel como señor y señora Smith, algo tan poco original que al año siguiente se estrenó una peli de Brad Pitt y Angelina Jolie con este título.
El caso es que la información deja en nada el intento de Felipe VI, hecho en plena pandemia, de desmarcarse de su padre y del dinero que cobró como comisión por la adjudicación del AVE a la Meca a un grupo de empresas españolas. El actual Rey hizo un comunicado diciendo que renunciaba a la herencia de su padre y a "cualquier activo de origen, características o finalidad que puedan no estar en consonancia con la legalidad o los criterios de rectitud e integridad". Pues al menos ya ha disfrutado de medio millón de dólares, la otra parte de los cuales, por cierto, los pagó Juan Carlos de un dinero que ya no se sabe de dónde sale.
Ahora los reyes inician una visita por 17 regiones españolas para practicar el noble arte de la campechanía e intentar mantener el negocio, que como ha quedado demostrado en la crisis del coronavirus, no aporta nada de nada, no sirve para nada. No es ninguna actividad esencial, dicho en neolengua. Pero, atención, porque también hemos sabido que la asignación retirada a su padre, unos 161.000 euros, se quedarán en la Zarzuela para otros gastos. O sea, no le paga al padre, ¡pero se lo queda el hijo!
Pues mire, no. En lugar de ir a fotografiarse con súbditos con mascarilla en viajes que no sirven para nada, coja los 161.000 euros de la paguilla del padre y los 500.000 de la luna de miel y los devuelve al Estado. O mejor, ya que es tan monárquico, los puede dar a la campaña "Yo me corono". O a la Marató de TV3. Seguro que servirán más que si los queda usted. Y si ahora no dispone de ello, pida un crédito, que es lo que hacemos todos cuando tenemos que pagar algo y no llegamos.
Y una vez devuelto el dinero, haya dado explicaciones y haya añadido unas disculpas a cientos de catalanes apaleados en nombre del Estado el 1 de octubre de 2017 y a los que usted amenazó una noche por la tele, tenga la amabilidad de abdicar para facilitar la acción de la justicia y usted, su padre y tutti quanti, asumen las consecuencias. Que afortunadamente, también para usted, estamos en el siglo XXI y ya no hace falta la guillotina.
Eso sí, no planifiquen el acceso al trono de su hija. No es necesario. Los partidos dinásticos, ergo, el PSOE de la cal viva y el señor X -la Y es Juan Carlos- y el PP de la policía patriótica, hagan una reforma constitucional y liquiden la monarquía. Si quieren, previo referéndum, que las urnas no dan miedo. A veces las escondemos, pero no dan miedo. Un debate bien sano sobre la utilidad de una monarquía en el siglo XXI y una votación. ¿No decían que la pandemia había que cambiar tantas cosas? Pues ala, más dinero para la sanidad. Y si quieren, tenemos más ideas.