Nos hicimos amigos porque a ti te persiguen y a mí también. Nos quieren hacer daño sólo por haber dicho lo que teníamos que decir, muchacho, sólo por haber charlado un poquito, sólo por cascar como hombres libres que somos. Si pudieran nos estrangularían. Y nunca querrán dejarnos de hacer mucho daño, su delito sí es de odio, un ensañamiento auténtico que rompe la convivencia, una fijación obsesiva en contra de la libertad de los demás, de la tuya, de la mía. Así que ya te puedes imaginar, que ayer estuve muy contento por ti, por mí, por todos juntos, joder, porque podrás continuar refugiado en Bélgica, porque seguirás protegiéndote, cantando rap, rascándote los dídimos o burlándote de tus perseguidores, que viene a ser lo mismo. Y mira si hay twits que se me pasan y no sé por qué vi el tuyo e hice que sí con la cabeza, que sí, porque tienes toda la razón del sentido común. Decías ayer que “no tienen dos dedos de frente. ¿Realmente le vale la pena al estado español perseguir a un frutero por unas canciones mediocres que hizo con 18 años, que no conocía ni Dios, que no destacaba en nada y que no tenía ningún impacto mediático? Salgo en el New York Times, el Washington Post y The Guardian. Cracks”.
Son cortos, indigentes mentales, banales y enfermos. Porque el mal es banal, lo que pasa es que es muy peligroso cuando está financiado por un presupuesto público, como ocurría en Alemania en tiempos de Hitler, cuando es ejercido por profesionales de la represión, por funcionarios que acumulan trienios, porque los del GAL antes eran unos señores funcionarios que terroristas. Uy, ya lo sé que estarías mucho mejor en tu casa, vendiendo fruta en Uialfàs, haciendo canciones para chicas guapas, pero es que nos cuesta admitirlo, Arenes, es muy bestia lo que te diré, pero es que sólo los golpes nos hacen mejores, sólo los golpes nos templan bien como a un pedazo de hierro. No somos nadie hasta que no nos enfrentamos a algo, ya sea una montaña, una ola salvaje, un cáncer, no sé, a un problema gordo de verdad. Al estado español no le vale la pena pero a ti sí, porque te has enfrentado solito a la injusticia, como un hombre. No se aprende nada importante de los libros, sólo cuando vives y te enfrontas con enemigos más altos que tú, es cuando puedes entender quién eres y qué eres y en qué te estás convirtiendo. Un día leí en la Ilíada que Tetis, la madre de Aquiles, le dice, antes de irse a la guerra de Troya, que tiene que escoger. Que debe elegir si quiere vivir hasta viejo y ser un desconocido o morir joven, pero cubierto de gloria. Si quiere tener una vida aburrida o intensa. Deja por un momento de lado esta oposición dramática, demasiado literaria, entre morir joven y murir viejo, que nos distrae. Lo que viene a decir Homero es que la madre de Aquiles le pregunta, le hace entender, que debe escoger entre vivir una vida que valga la pena de ser vivida o no. Si quiere tener algo para explicar o no. Si quiere sentirse vivo en vida o muerto en vida. Yo te admiro mucho. Sabes vivir y me haces entender lo que dicen realmente los libros viejos, buen amigo.