No se saldrán con la suya. España no logrará el suplicatorio para continuar la represión contra el independentismo. No destruirán al capitán de los independentistas catalanes, el Muy Honorable Puigdemont, hoy ya claramente una figura histórica, una persona concreta y erguida, el individuo que ha logrado internacionalizar la causa de los catalanes como ningún otro líder, incluso más allá de lo que pudo hacer el coronel Francesc Macià hace cien años. No tengo duda alguna. Pensad qué sería hoy el independentismo si hubiera quedado reducido a las tristes figuras de Gabriel Rufián y Miquel Buch. España no podrá arrastrar al Parlamento Europeo en la persecución política contra la revolución de las sonrisas. La única revuelta contemporánea que se quiere hacer democráticamente y sin muertos. Los catalanes somos atrevidos, temerarios y siempre nos puede la estética. Ayer Dolors Montserrat, catalana del Partido Popular, y Esteban González Pons, valenciano del PP, decían en el corazón de Europa, en la cámara legislativa de Europa que aún tiene que nacer, que Puigdemont había robado y que lo querían juzgar por eso, por robar. Acompañaban la falsa acusación con un gesto aprendido, con la mano, como una garra de tigre que arañase un árbol en el Libro de la selva. Insensatos. Se creen que los demás diputados son memos, unos ignorantes, unos desinformados, unos trogloditas fácilmente manipulables. Porque todavía no son conscientes de que, hoy, el eurodiputado más famoso de todo el hemiciclo continental es Carles Puigdemont. La caverna mediática todavía no les ha permitido ver la evidencia. Todo el mundo en el mundo sabe que no le quieren juzgar por ladrón sino por haber osado proclamar la independencia de Catalunya, uno de los países más ricos de Europa, ahogado desde hace siglos por la avaricia española. España no persigue a ladrones, como por ejemplo Jordi Pujol, Pujol ya les parece bien, Pujol conoce perfectamente a los otros ladrones y les podría delatar, hablar más de la cuenta. España no persigue a ladrones, a quien persigue es a Espartaco.
España no persigue a ladrones, a quien persigue es a Espartaco
El juicio contra Clara Ponsatí en Escocia acabará convirtiéndose en un juicio en el juicio, un contundente examen al juicio contra los líderes independentistas. Allí saldrá a la luz toda la podredumbre represiva del sistema español y españolista. Y el suplicatorio para juzgar Carles Puigdemont y Toni Comín generará, por su parte, un debate parlamentario que se convertirá, también, en otro juicio al juicio. La exhibición de la tiranía que España ejerce sobre Catalunya. El mundo de los políticos es poco estable y nada edificante. Pero, realmente, ¿podemos pensar que los diputados alemanes, de derechas y de izquierdas, votarán en contra de la resolución de Schleswig-Holstein? ¿Desautorizarán al juzgado alemán? ¿Y desautorizarán al juzgado belga los diputados belgas? ¿Y los jamones de jabugo podrán comprar en Estrasburgo todas las voluntades de los demás diputados europeos? Al Parlamento de Europa no lo veo dispuesto a desautorizar al Tribunal de Justicia de la Unión. Porque los diputados europeos priorizarán el enfoque jurídico, la protección de los derechos humanos, en contra de los intereses políticos de una España que ahora se inventa que está persiguiendo a un ladrón. No, no conseguirán el suplicatorio.