1.- Pedro Sánchez es mucho mejor candidato que Núñez Feijoó y España también teme a las sumas con VOX. La buena noticia: hay vida inteligente en España. La mala: al ser inteligente, sabe aparecer como centrada y demócrata, aunque no lo sea demasiado. Estos resultados refuerzan la idea de una “España reformable” que, oh, sorpresa, nunca se acaba de reformar.

2.- El PSOE hará una oferta al independentismo consistente en una reforma constitucional que pueda permitir vislumbrar algún aroma de plurinacionalidad. Junts no debería facilitar nada, por debajo de un referéndum de autodeterminación. Además, todo el independentismo viene condicionado de un preaviso abstencionista que, si bien al final no ha sido tan fuerte (en Madrid la abstención solo ha sido un 3% más baja que en Catalunya), como síntoma de cansancio del electorado está obligado a atender. No: no habrá pactos por debajo de cesiones muy contundentes. La “bestia” que se ha despertado hace unos meses se hará notar muuuy poco a poco, y a su ritmo.

3.- Como esto será así, PP explorará la posibilidad de una gran coalición, pero Pedro Sánchez no lo aceptará: le gusta demasiado ganar, y le gusta demasiado sentirse de izquierdas. Por tanto, probablemente vamos a repetición electoral, ya sea porque la gran coalición no es posible o porque Junts no juega a investir nada. ¿Abstenerse el PSOE para investir a Feijoó? Tampoco lo creo. No sin una repetición previa.

4.- VOX ha hecho el papel de espantajo que al mismo tiempo centra al PP y crea un antagonista útil para el PSOE, y para toda la izquierda, y, por lo visto, también para parte del independentismo. Lo suficiente como para ofrecer unos resultados presentables en Europa: como el abstencionismo, VOX ha sido un fantasma que ha servido para despertar algunas conciencias, pero no para cambiar nada sustancial. Lágrimas en la lluvia.

ERC ha sufrido un batacazo tan considerable que muchos pedirán convocatoria electoral anticipada

5.- ERC ha sufrido un batacazo tan considerable que muchos pedirán convocatoria electoral anticipada. No sucederá: no convocas cuando vas perdiendo tan estrepitosamente y no convocas cuando, justamente, los resultados hacen que precisamente puedas permitirte cambiar de arriba abajo la estrategia de “diálogo”. La legislatura catalana finalizará en 2024 o 2025.

6.- Junts no ha perdido tantos votantes, pero ante los desastrosos resultados del "diálogo" republicano habría tenido que recoger muchos más. Sobre Junts también hay una cuenta atrás para llegar a las elecciones catalanas (y a las europeas) con energías renovadas. También con repuestos de caras, a ser posible.

7.- ¿Puede el PP ofrecer algo al independentismo? No si está VOX de por medio, evidentemente, pero quizá intenten convencer a vascos y exconvergentes con propuestas de reformas de la financiación. Bonito para hacer palomitas, pero suicida e insuficiente en todos los sentidos.

8.- España tiene una última oportunidad de ofrecer alguna salida a su comunidad autónoma más rebelde, pero también de reformarse ella misma de arriba abajo. Le ocurre esto desde hace al menos diez años, y si ahora no lo hace, es por pereza y por el apagón general del independentismo. Pero es la gran asignatura pendiente, y el oxidado régimen del 78 ya no solo perjudica a los sediciosos. España ha tenido que mantener su unidad a hostias. Esta es la última cosa importante que sabemos, que saben en todo el mundo, sobre España.

9.- El prefijo de Bélgica es el +32, para quien le pueda interesar. En cualquier caso, cualquier “solución feliz” no deberá ser de carácter individual, sino respondiendo a las demandas de autodeterminación de Cataluña.

10.- Dejo para el final el tema de la abstención: como decía, respetable y comprensible. Incluso alguna vez sería bonito que los grandes partidos se añadieran, de modo que se creara un verdadero boicot masivo a este tipo de elecciones. No ha sido así, pero, sin embargo, los abstencionistas merecen (igual que los votantes, ni más ni menos) todo el respeto. Todo. Hay gente que quiere apropiarse de ello, sí: pero querer y poder siempre han sido, por suerte, cosas muy distintas.