"Hay muchas mujeres trabajando en nuestra bodega". Ante este tipo de comentarios, quiero recordar que lo que es importante es el lugar que ocupan. Y que, aunque haya como directora una mujer, el organigrama seguirá siendo masculino, porque cuesta mucho contabilizar el "un día por ti y otro por mí". Por fin hemos podido presentar el estudio "Mujeres del Vino 2024", dirigido por Laia Arcones, del Instituto Más Mujeres, y servidora, con la colaboración de Mujeres del Vino y de la DO Catalunya.

"Un 90% ha presenciado o sufrido comportamientos ofensivos o machistas", dice el estudio. Sin querer, comparo los resultados con los recientes datos del colectivo Donde están las mujeres en los medios. Desde el 2016 analizan la presencia de mujeres en los espacios de opinión en Catalunya, denuncian su ausencia y piden que se dé voz a las periodistas y se las escuche. No, no quiero competir con las profesionales de la comunicación (de las cuales me siento parte). Porque el resultado de la comparación sería premiar a las que están peor, ¡y eso no mola nada! Y sobre todo porque envidio su manera de darse apoyo entre ellas. No solo porque me ha emocionado como Llucia Ramis o Anna Polo se han sumado al #metoo del periodismo catalán, sino porque la estadística es clara. En el mundo del vino, más de un 32% de las mujeres que se dedican a ello es por legado familiar y cuesta más denunciar o criticar la parentela. Un 59,3% de las mujeres del sector trabaja en una pequeña empresa; muchas de ellas en el ámbito rural. Si a Mireia Torres (quinta generación de la familia Torres) le preguntaron cuando era joven si tenía la regla cuando entró en una sala de botas, no hace falta imaginar qué han podido preguntar o decir a otras trabajadoras del sector con menos poder. Si a mí —que mi padre y mi hermano eran del mismo sector— me han pasado cosas muy desagradables con sus colegas, imagínate qué han podido hacer con las que no tenían ningún tipo de chaleco antibalas. Pensemos, por ejemplo, en las trabajadoras del ámbito rural y en qué significa denunciar un abuso. Seguramente, perder el trabajo; razón por la cual sus opciones son escasas.

Tres de cada cinco mujeres del sector del vino consideran que hay situaciones de desigualdad en su ámbito

La expresión "tengo mujer, hermana, hijas y madre" es digno del cuñadismo más ilustrado. Pues eso no te exculpa ni mucho menos de ser un machista cum laude. Padres, tíos, hermanos, primos, todos pueden caer a la tentación de empezar la frase con uno "yo no soy machista, pero..." que recuerda aquello de "yo no soy racista, pero...". Tres de cada cinco mujeres del sector del vino consideran que hay situaciones de desigualdad en su ámbito. Sin datos solo parecen percepciones de como nos sentimos; por eso sin datos no hay paraíso. Mucho lazo lila durante el mes de marzo, pero falta una voluntad transformadora, en la cual también incluyo una banalidad como la de no parecer misógino. Menos llenarse la boca de como somos de sostenibles en el mundo del vino y más poner sobre la mesa la conciliación. Porque es uno de los sectores donde es más difícil hacerlo, sobre todo, como explican las estadísticas, para las mujeres que nos dedicamos a ello.

Un 41% ha sufrido algún tipo de acoso; sea verbal, psicológico o físico. Muchas veces, pensamos que las agresiones o los abusos no han sido tan fuertes o frecuentes. El problema es que aunque lo hayan sido no se puede demostrar y está el peligro de que te denuncien por difamación. A veces, hay que poner títulos para descifrar. El 57% se ha sentido invisibilizada. Mientras no se puedan cambiar los esquemas mentales, es importante hacerlo público para que, al menos, les caiga la cara de vergüenza. Un 74% ha ido a un acontecimiento donde no había ninguna mujer; y es que lo que no se ve, no existe. Tenemos que animar a poner denuncias en vez de machacar a la víctima; o, al menos, que el agresor se dé cuenta de que es un delincuente. Un 35% ha sentido presión por actuar o vestirse de una cierta manera en un mundo conservador y patriarcal, y donde hay alcohol de por medio.

Ocho de cada diez mujeres no siente que reciba el mismo respeto que los hombres en roles similares. El colectivo OSLD (Dónde están las mujeres) —un recuento que también se ha tenido que hacer de manera privada y a costa del esfuerzo de sus ideadoras— ha mejorado en esta última edición. Seguramente porque, año tras año, nos ha obligado a señalar la desigualdad. De los 19 medios o programas recontados en el último trimestre del 2024, 12 ya son paritarios (aunque sea 40-60%). Son tres medios o programas más que en el 2021; 6 más que en el 2019..., y ¡10 más que en el 2016! Gota a gota se llena la bota, y las gotas chinas van produciendo los cambios de paradigmas. Esta semana, que hace un año de la muerte de mi amiga Anna Pérez Pagès, se dio el primer premio que lleva su nombre a la periodista cultural Carolina Rosich. Anna nos ha dejado una gran herencia a las mujeres empoderadas, preparadas, sensibles e inteligentes que queremos seguir haciendo cosas que sirvan a las otras y seguir luchando por nuestros derechos. Espero que con este estudio Anna también esté orgullosa de mí.