En el último trimestre de 2017 algunas instituciones especializadas en la materia y algunas organizaciones patronales hicieron unas previsiones catastrofistas sobre lo que le esperaba a la economía catalana. El determinante de los malos augurios era el llamado procés, porque se interpretaba que la incertidumbre política, la inestabilidad asociada al 1-O y todo lo que de ello se derivaba, tendría consecuencias nefastas sobre la actividad en el cuarto trimestre del 2017 y de rebote en el conjunto del año. Después se extendió, con menos convencimiento, sobre el primer trimestre del 2018. ¡La premonición de un annus horribilis vino atizada adicionalmente por la percepción de fatalidad del hecho que algunas grandes empresas (¡incluidas sus fundaciones!) llevaran su sede social fuera de Catalunya.
En su momento, diferentes voces autorizadas ya pusieron de relieve que quizás se estaba exagerando, que se hacían previsiones que rezumaban una cierto deseo de que las cosas empeoraran y no a cálculos rigurosos o como mínimo bien explicados. Ya estamos acabando el primer trimestre de 2018 y nada indica que haya llegado el fin del mundo a la economía catalana, al contrario, la cosa va bien y tiene buena pinta. Y como los datos de balance de 2017 ya son bastante fiables e incorporando el cuarto trimestre (que tenía que provocar la calamidad), vale la pena que demos un breve repaso de lo que pasó en la economía. Recordamos antes, que la mayoría de gurús que anticipaban el desastre olvidaban que el 17 de agosto hubo en Barcelona y Cambrils unos ataques terroristas mortales, y que eso podía incidir sobre el turismo, como así fue; en cambio, todos ellos se referían al "desafío independentista" como la madre de todos los males.
Nada indica que haya llegado el fin del mundo a la economía catalana, al contrario, la cosa va bien y tiene buena pinta
Pues bien, un breve repaso a los datos nos indica que el cuarto trimestre del 2017 y el conjunto del año fueron globalmente excelentes en Catalunya. He aquí algunos indicadores representativos:
- Alto crecimiento del PIB: el cuarto trimestre creció un 3,9% (interanual) y el conjunto del año un 3,4%. En España el 3,1% en un caso y el otro, muy por encima de la zona euro.
- La producción industrial se dispara: aumento del 8% en el cuarto trimestre y del 3,5% en el conjunto del año (España +5,3% y +2,6%, respectivamente).
- La exportación va como una moto: +9,6% al cuarto trimestre y 8,7% en el conjunto del año (España +8,4% y +8,9%).
- El paro sigue bajando: al cuarto trimestre se sitúa en el 12,6% de la población activa (4 puntos por debajo de la tasa española).
- La afiliación a la Seguridad Social crece al mismo ritmo que antes: +3,4% en el cuarto trimestre y +3,8% en el conjunto del año (+3,5% en un caso y otro en España)
- El turismo extranjero es el que pincha en el cuarto trimestre (-0,9% de gasto) en un año globalmente excepcional (+9,7% de gasto, también).
- La matriculación de turismos va sobre ruedas: +8%, tanto en el cuarto trimestre como en el conjunto del año.
Es una pequeña muestra de registros que tiene continuidad al principio del 2018; con la virtud que al fin y al cabo se asienta sobre una base productiva muy sólida, diversificada e internacionalizada, y con unos buenos dinamismos tanto de la inversión como del consumo interno. O sea que, de momento, de horrible, nada, más bien el 2017 fue un año económicamente de milagros o de maravillas... a pesar de todo.
Modest Guinjoan, economista