El pasado día 13, el Grup de Conjuntura del Col·legi d’Economistes de Catalunya, integrado por Jordi Goula, Albert Carreras y un servidor, hicimos una valoración de la situación actual y de las perspectivas de la economía catalana. En este artículo intentaré dar algunas pinceladas que dibujan en qué punto nos encontramos en el marco de un entorno económico realmente movido.
En efecto, el escenario en el que se viene desarrollando la economía catalana en estos últimos trimestres ha cambiado y mucho con respecto a la recuperación que se venía observando desde el 2013 hasta el 2019. En los dos últimos han entrado en escena factores con gran incidencia sobre el funcionamiento de la economía. Destacan cuatro: 1) en 2020, la pandemia, que no solo alteró la salud sino también la producción, el consumo y el alcance de la intervención de los estados en las economías de todo el mundo; 2) el 2021, la crisis de suministros energéticos (con fuertes aumentos de precios) y la escasez de materias primas y productos semielaborados, que provocó un descalabro notable en el sistema productivo europeo y una ralentización de la recuperación que se esperaba; 3) el 2022, la invasión rusa en Ucrania, que ha acentuado la crisis energética y ha desencadenado otra de productos alimenticios básicos; y 4) que viene de lejos y que no para de agravarse, la crisis climática.
La mejora de las cuentas públicas del Estado, la Generalitat la verá pasar de largo, al menos de momento, debido al modelo de financiación que no le trasladará estos beneficios hasta la liquidación
Estos factores, entre otros, imposibles de predecir hace sólo unos años, nos han instalado en un entorno claramente dominado por la incertidumbre, lo cual dificulta predecir. En cualquier caso, en este entorno, la valoración de la coyuntura económica catalana actual me parece que se puede sintetizar en 11 puntos destacables.
- El crecimiento del PIB, que preveía recuperar el terreno perdido con la pandemia, no para de ralentizarse; todos los que elaboran predicciones revisan, uno tras otro, los valores de crecimiento a la baja.
- La inflación, en valores interanuales del 10% en junio, incorpora una inflación subyacente (sin la energía ni los alimentos no elaborados) superior al 5%; parece que el IPC seguirá creciendo a ritmo sostenido, cosa que hacía décadas que no vemos, porque se ha instalado en las expectativas de precios.
- La creación de empleo crece hasta junio un 4,4% y el paro baja un 26,6%.
- Un sector de demanda significativo como el comercio minorista crece, pero lo hace más debido al aumento de los precios, que no debido a las ventas reales.
- Los sectores industrial y de la construcción están estancados; el dinamismo viene del sector servicios, con unos indicadores claramente destacados en los sectores de ocio, hostelería y restauración, que parece que son y serán los auténticos motores económicos de 2022. Eso se muestra también en la confianza empresarial, donde destaca hostelería y transporte.
- La exportación va bastante bien. Hasta abril ha crecido un 13,3% (en parte favorecida por la devaluación del euro y por los incrementos de precios), el tonelaje de mercancías movido en el puerto de Barcelona ha crecido un 11,2% pero hay que ver cómo se comporta en el segundo semestre el mercado alemán.
- Los precios industriales suben hasta mayo un 14,2%, un porcentaje insólito en los últimos años, en buena parte debido al aumento de los precios energéticos. Eso, obviamente, hará bajar la competitividad
- Los movimientos empresariales (con creación de empresas, disoluciones, concursos de actividad y otros) muestran la resiliencia del sistema productivo catalán. La previsible subida de los tipos de interés en principio será asimilable por las empresas si no se da un salto repentino e importante.
- El sector público catalán, hasta mayo de este año, baja un 4,9% sus ingresos (después de las fuertes inyecciones de dinero que recibió con motivo de la pandemia) y aumenta los gastos un 0,1%. Sin embargo el mes de julio acostumbra a ser un buen mes para los ingresos. Ya se verá.
- La recaudación del Estado en concepto de grandes impuestos (IRPF, IVA, Especiales y Sociedades) se ha disparado hasta mayo un 25,8%, entre otras cosas, por efecto de la inflación y de los beneficios empresariales. Eso aleja la perspectiva de la consolidación fiscal (reajustes de ingresos y gastos en el sector público).
- La mejora de las cuentas públicas del Estado, la Generalitat la verá pasar de largo, al menos de momento, debido al modelo de financiación que no le trasladará estos beneficios hasta la liquidación, que se producirá exactamente dentro de dos años.
En resumen, resiliencia empresarial, el turismo como protagonista, inflación, aumento de tipo de interés, cuentas públicas españolas en mejora, las cuentas de la Generalitat en el lugar de siempre, en un entorno de alta incertidumbre.