Hacía trece días que el Llarena Solitario o Cid Llaneador (dicho con mucho amor y respeto, como no podría ser de otra manera) estaba reunido consigo mismo muy fuerte meditando qué día lo diría. Trece días pensando: "¿Mañana? ¡No, mejor pasado mañana! Ay no, definitivamente que sea el otro...". Total, que al final lo ha dicho hoy.
Hoy el hombre que reparte justicia como Terence Hill y Bud Spencer la repartían en sus películas, ha cogido la carpeta catalana y ha hecho "pam". Y este "pam" es el ruido de cerrarla.
Hoy ha acabado la instrucción hecha por el hombre que algún día tendrá que responder ante la justicia internacional por su actuación. Y eso implica que, justamente hoy y porque una cosa va ligada con la otra, ha quedado decretada la suspensión de funciones de los diputados catalanes elegidos por los ciudadanos (y las ciudadanas) y que están en prisión preventiva gracias al llarenismo (constitucional). Por tanto, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Jordi Turull, Raül Romeva, Josep Rull y Jordi Sànchez han quedado cesados de las funciones y cargos públicos que ostentaban y ahora la Mesa del Parlament tendrá que decidir si obedece o no la decisión.
Pero mientras eso llega, aquí el gran tema son estos 13 días y por qué habiendo un margen de dos semanas, la decisión la hemos conocido precisamente hoy, el día siguiente de la reunión Torra-Sánchez. Y, sobre todo y por encima de todo, por qué el Supremo ha tenido interés en filtrar los motivos por los cuales la decisión ha aparecido hoy y no ayer o el viernes.
Sí, porque el tribunal se preocupó ayer de explicar a los periodistas especializados que no había querido dar a conocer la resolución antes para no obstaculizar el inicio del diálogo entre Gobierno y Govern. O sea que todo aquello de que la justicia va por su parte y la política por la suya, tiene días de todo. Y hay días como el de hoy en que la justicia actúa según el calendario de la política y, además, quiere que lo sepamos.
Haciendo eso que ha hecho, el Supremo reconoce, desconozco si conscientemente o no, dos cosas: 1/ que no estamos hablando de justicia sino de política y, por lo tanto y 2/ que Oriol Junqueras, Jordi Turull, Raül Romeva, Josep Rull, Jordi Sànchez y también Dolors Bassa, Carme Forcadell y Quim Forn y Jordi Cuixart son presos políticos. Y Carles Puigdemont, Toni Comín, Meritxell Serret, Lluís Puig, Marta Rovira y Anna Gabriel no son turistas sino exiliados políticos.
¡Gracias señores Supremo! ¡Gracias señor Llarena! Gracias por decir la verdad, aunque quizás haya sido sin querer. Haberlo hecho no sirve de mucho, porque ni saca a nadie de la cárcel ni hace volver a nadie a casa, pero que te den la razón reconforta mucho. ¡Mucho! Sobre todo que lo haga quien ha causado el despropósito tuneando la ley.
Y lo más bonito de todo es que eso pase y no pase nada.