“Que tire la primera piedra quien nunca haya visto una conspiración donde no la había. Que tire la primera piedra quien no haya relatado como si fuera noticia, lo que oyó decir a alguien que sabía tan poco como él.”
Walter Lippman. La opinión pública
Hace mucho que las fake news mataron a los ofidios, pero antes de que esto sucediera, en las redacciones conocíamos perfectamente la llegada de las serpientes de verano. Arribaban con la temporada, con la canícula, con la sequía estival de temas que se producía cuando aún éramos capaces de parar el mundo una temporada y descansar. Hasta los medios se despoblaban de redactores que, eso sí, habían dejado llena la “nevera” de cosas que se podían ir descongelando cuando el rigor del descanso fuera dejando las páginas vacías. Las serpientes duraban lo que el verano. Nunca jamás volvías a saber de ellas a partir de septiembre. Eran temas que apasionaban dos meses y desaparecían sin ruido y sin que nadie protestara por quedarse sin su resolución. Cosas que se inflaban o que directamente eran baladíes. Incluso verdades a medias o mentiras entretenidas como la aparición misteriosa y puntual de Nessi, el monstruo del lago Ness, estío tras estío. Las serpientes de verano, esas que nadie saldrá a desmentir.
Veo que este verano algunas también asoman su lomo de las aguas o zigzaguean sinuosas por aquí y por allá sin que sea muy posible desvirtuarlas. Voy a mencionar, por ejemplo, aquella que pretende saber que el tribunal del procés estaría pensando en sacar el fallo de la sentencia a finales de julio sin aportar el texto de la misma y, por tanto, sin fundamentación jurídica. Sucede que el tribunal no va a salir a afirmar ni a negar nada y que utilizando el condicional es fácil no mojarse y poner parapetos cuando veamos que a finales de julio no se saca nada. Y es mejor que este dato sea una serpiente de verano porque de ser algo más que eso sería una temeridad y nos tendría que sumir a todos en una profunda indignación. Parece que todo surgiera de un dato que habla de un borrador de ponencia de Marchena y de que “habría voces” que hablaban de repetir lo hecho con La Manada que, por cierto, no es algo nuevo en el Tribunal Supremo y que se ha hecho en varias ocasiones sólo que con sentencias de casación de asuntos que, desde luego, no revestían la importancia política y social que reviste este. Además el tribunal sí ha informado de que no serán convocadas las partes para una lectura pública de la sentencia. Lo cierto es que la forma de trabajar de un tribunal no suele ser esa. Hasta donde yo he podido ver en sentencias complicadas, primero se producen unas deliberaciones previas y luego el ponente va redactando un borrador. “El ponente tiene todo el procedimiento en la cabeza pero los miembros del tribunal cumplen una función decisiva porque no sólo aportan su criterio y su opinión sobre la prueba y sobre el derecho sino que aportan enfoques distintos de los que ha dado el ponente de modo que este los estudia y luego vuelven a ser deliberados. Se trata de una tarea colegiada y la calidad de la resolución es directamente proporcional al trabajo de equipo. La sentencia es un camino a recorrer juntos por más que el que señale en principio el sendero a seguir sea el ponente. La iniciativa la lleva él pero para llegar a puerto hacen falta todos los miembros del tribunal”, en palabras de un magistrado que ha escrito algunas de las sentencias más relevantes de este país. No creo que esta bicha de verano alcance proporciones muy grandes.
Las conspiranoias son dolorosas para la sociedad
Otro dragón que se ha desperezado, ¡en portada!, es el de la presunta fuga a Tailandia de Puigdemont, que su abogado estaría pensando comprarle una identidad falsa, y suponemos que una cabeza como la suya propia, para ocultarse. Eso es imputarle la intención de cometer un delito al abogado. Lo de ese diario antaño monárquico y hoy anárquico es tremendo. Por cierto, Tailandia sí extradita a España. La fuente primigenia de extradición son los tratados y la secundaria la propia ley de extradición pasiva y hay jurisprudencia a patadas de que ni siquiera hacen falta los tratados y que se atiende al principio de reciprocidad. Pero esto es muy fácil. Si no se fuga, porque esto es una patraña, con decir que se ha desbaratado la idea por tu propia información te quedas tan ancho. Recuerden aquella otra serpiente, esta primaveral, que afirmaba que el MH quería un sueldo de asistente de otro eurodiputado porque no le quedaba donde caerse muerto.
Ayer alguien se preguntaba por qué ningún medio se había hecho eco de las notas en las que se insinúa, o se afirma, que el CNI sabía que se iba a cometer un atentado en Barcelona y que lo dejó ir. Resulta que nos explican ahora la técnica del “correo muerto”, que es tan nueva que yo ya la usé en mi primera novela allá por 2013 y nos dicen que Abdelbaki es Satty era confidente del CNI. No digo yo ni que sí ni que no. Lo que pregunto es ¿y qué? La célula que cometió los atentados del 11-M en Madrid, los más sangrientos de la historia de Europa, también tenía confidentes entre sus miembros. Al menos Zuhier lo era de la Guardia Civil, el minero Trashorras de la Policía y parece que los dos fugados, Afalad y Berraj, lo eran del CNI así como el imán Cartagena. ¿Significa eso que los atentados los planearon los servicios de inteligencia o la seguridad del Estado? Pues no, como ya quedó demostrado. Es uno de los condenados por proporcionar los explosivos para la masacre el que insiste: “Es imposible que los autores actuaran sin el beneplácito de las Fuerzas de Seguridad, teniendo como tenían seguimientos telefónicos y personales”. Pues no fue imposible. Resulta que a los confidentes se les recluta porque se mueven en un medio peligroso en el que pueden pillar información. Nadie asegura que sean tipos de fiar. Creo que esto es de primero de novela de espías. No, no me creo que el CNI dejara poner una bomba en un sitio como las Ramblas por ninguna razón. Lo cierto es que el CNI, como los tribunales enjuiciadores, no van a dar ruedas de prensa de desmentido. Así que puede ser que haya que andarse con mucho ojo con estas cosas. Las conspiranoias son dolorosas para la sociedad.
Basta ver que el incremento térmico nos trae veranos africanos y que cada uno se va a refrescar como mejor estime. Aún así no piquemos con los frescos. Será menos divertido, pero yo no creo ni que haya fallo en julio ni que Puigdemont se vaya ir a Tailandia a ver si le meten en una prisión de expreso de medianoche ni, por supuesto, que la inteligencia española provocara asesinatos indiscriminados en las Ramblas. Ya ven. Soy escéptica y prefiero los abanicos.