“El mayor de todos los misterios es el hombre”
Sócrates
Me hallo ante uno de los peores tragos profesionales que puede advenirle a un periodista: tener que escribir sobre un misterio, algo de lo que ni sus propios protagonistas conocen bien el desenlace, y correr el riesgo de que al llegar ante los ojos del lector, único puerto que buscas, una carambola, un movimiento, un nuevo dato haya cambiado la premisa del problema abocándolo a una nueva solución. Quizá sea ese vértigo, ya muy atenuado por las nuevas tecnologías, lo que nos ha mantenido vivos a base de adrenalina durante buena parte de nuestras vidas. Así nos hemos quedado.
Todo son preguntas sobre el camino que llevará la suspensión de los diputados y senador catalanes presos, solicitada por el Tribunal Supremo. Lo único cierto es que nadie puede hablar de certezas absolutas. Ni siquiera los que intervendrán en ellas. Miento, creo que hay que tener claro que los cinco serán suspendidos aunque no podamos asegurar aún cuándo ni cómo ni con qué apoyos o qué procedimientos. Saber esto no tiene mucho mérito porque, en realidad, a la Mesa del Congreso no le quedará otro remedio que hacerlo. Y eso a pesar de que el tribunal, según todos los indicios, les ha jugado una mala pasada para hacer que traguen ellos el cáliz en lugar de haber optado por la solución que hacía que pasara por ellos sin demasiada amargura.
Vayamos por partes. El tribunal enjuiciador ha enviado una notificación, a través del presidente del Tribunal Supremo, a los presidentes de las cámaras para notificarles que cinco nuevos diputados están en prisión preventiva y les ha citado y mencionado expresamente el artículo 21.2 del Reglamento del Congreso, ese que dice que el diputado quedará suspendido “cuando, concedida por la Cámara la autorización objeto de un suplicatorio y firme el auto de procesamiento, se hallare en situación de prisión preventiva y mientras dure ésta”. A la vista del texto han comenzado las lucubraciones sobre el suplicatorio, pero es obvio que el Tribunal Supremo no considera que éste deba producirse y así lo ha escrito en un auto que obra en poder de las cámaras. Esta explicación jurídica explícita no se hubiera producido si los abogados defensores no hubieran pedido ellos mismos al tribunal que pidiera el suplicatorio y se hubieran limitado a pedir la libertad inmediata para tomar posesión y dedicarse a la actividad parlamentaria. Les hubieran dicho que no igual, pero el auto no se hubiera pronunciado sobre la necesidad del suplicatorio. No obstante, la voluntad del tribunal era que no hubiera ninguna duda y así, en lugar de utilizar la fórmula habitual de le comunico esto “a los efectos que procedan” ha escrito: le comunico esto “a los efectos procedentes”. Este cambio se hizo expresamente por sugerencia de uno de los magistrados y para evitar que se pudiera pensar que los efectos son discutibles. Todo para dejar claro que sólo pueden ser unos y que no hay opciones.
Aún así la jugarretilla del tribunal no ha estado mal porque pone una patata caliente en las manos de los partidos que se juegan mucho en unas elecciones el domingo y porque obliga a todos ellos no sólo a resolver sino a elaborar un relato para esa decisión. La postura del PP y la de Ciudadanos es clara, suspender inmediatamente, y la del PSOE va a tener que serlo porque estratégicamente no puede regalarles el relato de que hay un pacto ya hecho con los independentistas y que ha empezado a pagarlo. Los únicos que puede que escriban otra opción serían los representantes de Unidas Podemos que podrían estar por la labor de devolverle la cosa a Marchena para que sean él y su tribunal los que se mojen. Y es que esa es la cuestión, que Marchena podía haberlo hecho de otra forma y ha optado por esta que les complica la vida a los políticos electos. Soy mala. No sé si será una forma de devolverles esa convocatoria electoral en medio del juicio. Una especie de “pues chúpate esa justo antes de los siguientes comicios”.
Todo son preguntas sobre el camino que llevará la suspensión de los diputados y senador catalanes presos, solicitada por el Tribunal Supremo
No me hagan caso. Ya les digo que soy malvada, pero lo cierto es que Marchena podría haberlo hecho de otra forma, aplicando el artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el llamado artículo Yoldi, porque se incluyó justo después del caso de este etarra en prisión preventiva que pretendió ser investido lehendakari. Este artículo dice textualmente: “Firme el auto de procesamiento (el de los políticos catalanes lo es) y decretada la prisión provisional (que lo está) por individuos terroristas o rebeldes (que están acusados de rebelión) el procesado que ostentara función o cargo público será AUTOMÁTICAMENTE suspendido en el ejercicio mientras dure la situación de prisión”. Este fue el artículo que utilizó Llarena en el Parlament. ¿Por qué no lo hace Marchena ahora? La fiscalía tampoco lo sabe, dado que cuando se les pidió informe sobre el suplicatorio y la libertad, no se les consultó sobre este extremo.
Con este artículo en la mano no hay discusión posible sobre lo que debe hacer la Mesa so pena de “provocar otro caso Atutxa”, según me susurran desde el Palacio de las Salesas. Recuerden, Atutxa que se negó a suspender un grupo parlamentario por orden del Tribunal Supremo y al que se le creó hasta su propia doctrina siendo condenado junto al resto de la mesa. Eso sí, hasta que llegó Estrasburgo 12 años después y dijo que estaba mal condenado y multó a España. Sí, pero doce años son muchos años. Y eso lo sabe mucha gente incluidos, insignes y patrióticos juristas.
Tan es así que ayer mismo la Fiscalía del Tribunal Supremo elevaba ayer al tribunal enjuiciador un escrito en el que solicitaba que se comunique a las Cortes la suspensión en aplicación del artículo Yoldi. Que se comunique la suspensión. Nada de esas florituras marchenianas de no inmiscuirse en el Parlamento y que sean ellos los que decidan. La fiscalía pide a Marchena que sea él el que ordene la suspensión.
Así las cosas, está previsto que hoy miércoles se reúna por primera vez la Mesa del Congreso para estudiar este tema. No es posible avanzar los tiempos, si se solicitan informes a los letrados de la cámara ni si estos tardan más o menos. Aún así lo que puede oírse de bocas que algo deben saber es que la suspensión va a producirse y que será antes de los comicios del domingo por lo que debería ser mañana mismo o a lo sumo el viernes. Nadie va a jugarse una querella de la Fiscalía por prevaricación. Eso es seguro.
Aún así, como les decía, todo esto no es sino el vértigo del escribidor. Lo que ahora puede contarse, no quizá lo que constituya el relato de mañana. Adrenalina. El hombre es un misterio socrático y los políticos, los políticos son hombres más misteriosos si cabe.