El tiempo transcurre a toda velocidad, aunque políticamente el tiempo parezca estancado. “Volver siempre es la mejor parte de la aventura” escribió Valtònyc el pasado sábado al anunciar por sorpresa que volvía a casa para dejar atrás seis años de exilio injustificado. Lo anunció en X con la inclusión de unas emotivas imágenes y un texto muy explícito: “Gracias por haberme acompañado durante estos seis años de exilio y ahora también en este primer trayecto de vuelta a casa. Por todo lo que hemos luchado, reído, vivido y llorado”, tuiteó Valtònyc, en referencia al presidente Puigdemont, quien, como se ve en una de las fotografías, hizo parte del recorrido en coche con el rapero. Valtònyc vuelve a casa después de acceder a la interlocutoria, como quien dice por casualidad, y ver que el delito había prescrito. Y es que resulta que el juzgado se “olvidó” de comunicar esta circunstancia a las partes desde el mes de marzo y sin una confirmación por escrito, y con las euroórdenes por medio, era arriesgado dar el paso que ha dado ahora. ¡Qué crueldad! Una justicia así es, lamentablemente, injusta e inhumana. El próximo 21 de noviembre, Valtònyc tendrá que afrontar una nueva cita judicial en Sevilla por un presunto delito de amenazas agraviadas por haber animado a matar a guardias civiles durante una actuación en la localidad de Marinaleda el 31 de marzo de 2018. Está claro que le querían juzgar mientras aún estaba en el exilio. Ya se verá qué ocurre, porque, en el caso de que Junts arranque al PSOE la amnistía, el joven rapero mallorquín sería uno de los resistentes exonerados.
El anuncio de esta feliz vuelta a casa de Valtònyc coincidió día por día, el 28 de octubre, con el 50.º aniversario de la detención de los 113 de la Asamblea de Cataluña. Alguien que no conozca la historia o que no haya vivido aquel hecho, podría no darse cuenta de que el golpe de la policía franquista a la oposición democrática el 28 de octubre de 1973, en realidad, tuvo un efecto positivo. A partir de aquel momento, la Asamblea se convirtió más que nunca en el motor del cambio político, aunque finalmente no consiguiera, porque tampoco dependía solo de Cataluña, la ruptura democrática real con la dictadura. La transición, tan venerada por los que la boicotearon desde el primer día, reflejó un conjunto de debilidades que condicionaron el régimen posterior, el del 78. En 1970 Lluís Llach se exilió por unas declaraciones realizadas en Cuba contra la dictadura franquista y no volvió hasta febrero de 1974, al cabo de cuatro años. No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que en aquellos primeros años de la década de los setenta el ambiente político estaba cambiando, al menos para la oposición, a pesar de que el régimen dictatorial seguía reprimiendo sin ningún miramiento: el 2 de marzo de 1974 ejecutó a Salvador Puig Antich a garrote vil, que es el método singular español de aplicar la pena capital a los condenados, y que Francisco de Goya, uno de los padres del arte moderno, supo representar muy bien. El garrote vil utilizado para asesinar a Puig Antich estuvo expuesto hasta el 11 de noviembre de 2002 en una de las salas del Museo que la Fundación Camilo José Cela tiene en Padrón (Galicia). La España negra que tanto les duele, pero que reproducen a cada instante.
Volver del exilio no garantiza nada políticamente. Solo significa que has conseguido resistir a la represión de alguna forma, sobre todo si el retorno no va acompañado de agachar la cabeza. En otro artículo ya les advertí de la diferencia entre el comportamiento de Meritxell Serret, Anna Gabriel y Clara Ponsatí respecto del retorno a Cataluña de cada una, acogiéndose a la misma norma jurídica. La manera de comportarse, de presentarse, de las dos primeras, no tenía nada que ver con la actitud de la eurodiputada independiente de Junts. El contenido de la forma tiene una fuerte carga simbólica que desactiva a los malintencionados. Hay que tener instinto de victoria para generar ilusión entre los decepcionados, aunque el hipercriticismo de Ponsatí, según mi opinión, le empuja a cometer muchos errores. No sé si Puigdemont deshará pronto el camino del exilio, porque la amnistía que todo el mundo da por hecha no es tan segura. El PSOE, como buen partido español y españolista, está avezado a mentir. Los dirigentes actuales del PSOE no son los que organizaron los GAL, pero políticamente han crecido en la atmósfera pútrida del antiterrorismo terrorista de Felipe González y Alfonso Guerra, sin que hayan asumido la culpa o hayan pedido perdón. Por lo tanto, como dijo Javier Solana en Els matins de TV3, en una entrevista con Ariadna Oltra del pasado viernes, toda negociación se basa en la confianza entre las partes. El antiguo ex de todo, también portavoz del gobierno de España (1985-1988) cuando los GAL todavía estaban activos, lo destacaba para ningunear la petición de Puigdemont de que se nombre un mediador o un verificador o el que nombre que se quiera poner a la figura que ayude a fiscalizar los acuerdos del PSOE con Junts. Negar la eficacia de esta figura en una negociación, sería como si Solana negara su trabajo como secretario general de la OTAN o como Míster PESC, cargos que le llevaron a actuar como mediador en todo tipo de conflictos.
El PSOE, como buen partido español y españolista, está acostumbrado a mentir. Los dirigentes actuales del PSOE no son los que montaron los GAL, pero políticamente han crecido en la atmósfera pútrida del antiterrorismo terrorista de Felipe González y Alfonso Guerra, sin que hayan asumido la culpa o hayan pedido perdón
Estamos entrando en el periodo en que los rumores, las noticias falsas y los inventos esperpénticos nos ahogarán con el discurso de la frustración o de la mentira. Las admoniciones de los malintencionados, colonizados como están por la mentalidad española acostumbrada a la trampa, se creerán la primera tontería que oigan en una tertulia de La Sexta o bien que lean en un artículo de Jordi Évole, especializado en trastocar la realidad queriendo dar a entender que está descubriendo la verdad. En 2013, Marc Argemí publicó el libro Rumores en guerra. Desinformación, internet y periodismo (versión en español solo en Kindle). En este estudio, mi amigo Argemí, que es periodista y dirige Sibilare, una consultora estratégica en rumores y credibilidad, cuenta que en junio de 1940 Hitler ya estaba utilizando la desinformación con un objetivo militar y que Gran Bretaña reaccionó, por no quedarse atrás, con la fabricación de un total de 8.736 rumores. Los rumores viajan rápidamente, y se transforman en cuanto se transmiten de boca en boca, como si estuviéramos jugando al juego del teléfono, o se naturalizan en los medios de comunicación, hasta el punto, advierte él, de que pueden provocar quiebras empresariales, depresiones y suicidios o el pánico político general. Hasta que no se resuelva la incógnita de la investidura, viviremos una temporada de rumores interesados.
El rumor inspirado, el rumor difundido con el objetivo de confundir al enemigo, es siempre el peor. Busca influir desde fuera sobre una negociación en la que no se tiene ni voz ni voto. Esto es lo que ocurrirá ahora. Les pongo un ejemplo. Cuando Alberto Núñez Feijóo viaja a Bruselas y dice que se ha reunido con el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, y que este le ha asegurado de que velará porque la amnistía no vulnere el Estado de derecho, miente. En especial, porque el delito que Feijóo pide a Reynders que persiga, el de malversación, que es el único que podría examinar este comisario, solo sería de su competencia y sería un delito si los caudales supuestamente malversados provinieran de fondos europeos. ¡Vaya morro! Y, sin embargo, los periodistas reproducen las palabras de Feijóo sin un proceso de verificación como el que acabo de hacer yo. Los mejores propagandistas de los rumores falsos, las noticias sesgadas y otras lacras de la política y de los medios de comunicación son, precisamente, los que tendrían que dudar siempre y por principios. El independentismo tendría que seguir la recomendación del gran novelista francés André Maurois, conocedor a fondo del alma humana, mediante el cual invitaba a todo el mundo a imponerse una regla de conducta muy sencilla: “no repetir jamás una afirmación malévola sin contrastar antes si es cierta”. El escepticismo político es legítimo, pero apuntarse al derrotismo es frustrar todavía más las posibilidades de ganar.
Mientras tanto, el PSOE convoca una consulta interna para avalar el pacto con Sumar mientras cuela en ella el aval, también, a las negociaciones, sobre todo, con Junts, que, si se concretan tal como está previsto, serán un hueso duro de roer para los votantes del PSOE. Con este “¿apoyas el acuerdo para formar un gobierno con Sumar y conseguir el apoyo de otras formaciones políticas para llegar a la mayoría necesaria?”, se percibe que Pedro Sánchez se está preparando para encajar un buen golpe. Veremos qué tipo de rumores, falsedades e interpretaciones capciosas provoca este paso para satisfacer la catalanofobia de la sociedad española. Cuanto más exagerados sean, mejor será el acuerdo para los independentistas.