Estamos en la aceleración del rearme europeo. El plan Rearmar Europa, al grano y sin eufemismos, ha irrumpido en la agenda nacional antes de lo previsto. Donald Trump ha empujado a Europa y esta ha hecho lo propio con los 26 Estados miembros, a excepción del autócrata húngaro, Viktor Orbán. La agenda de presidencia de la semana es un buen ejemplo de ello. Pedro Sánchez se sienta en Finlandia con el primer ministro por el modelo de financiación de la seguridad europea, sigue por Luxemburgo (país sin ejército) y cierra con Nadia Calviño, candidata a presidenta bis de la Comisión al estar al frente del Banco Europeo de Inversiones, clave para financiar el plan de seguridad comunitario. 

La cifra de Ursula von der Leyen es de una dimensión de difícil escapatoria para los presupuestos de cada país. De los 850.000 millones de euros, 650.000 tendrían que salir de las cuentas públicas de cada uno. Un récord de gasto que necesariamente tendrá impacto en otras partidas. El “escudo social”, pilar ideológico y narrativo del Gobierno, se enfrenta ahora al escudo de seguridad europeo. La encrucijada es buscar dinero para ambos sin provocar un desnivel. Pedro Sánchez ganó la partida del tope ibérico en la pandemia. Un hito que permitió doblegar la inflación y encabezar el crecimiento europeo. Ahora el ejecutivo quiere conseguir lo mismo con el gasto en defensa y pretende que salga de las reglas fiscales. Y, por tanto, no afecte al gasto social. Utilizar fondos europeos en forma de deuda mancomunada como los fondos Next Generation y no tocar el estado del bienestar.

Si los 850.000 euros son el cuánto de la estrategia defensiva comunitaria, a la Comisión Europea le falta definir cómo hacerlo y para qué. El mecanismo está por debatir y ahí el ejecutivo peleará por los eurobonos. Von der Leyen ya ha dado luz verde. Y mientras va aterrizando el debate en el Congreso, el ejecutivo apuesta por la pedagogía del rearme. Cambiar “defensa” por “seguridad pública” y un "rearme de las democracias” y no un “rearme para la guerra”.

Habrá presupuesto millonario para la defensa europea. Lo que está por construir es el marco político ideológico a la altura del momento

Las instituciones europeas saben que PSOE y PP garantizan que saldrá adelante. Pero un aumento del gasto militar nunca es bienvenido en la izquierda, tampoco tiene respaldo mayoritario de la sociedad y el ejecutivo necesita cuánto más apoyo mejor. Por eso los beneficios de ganar el debate de la financiación son dobles. Evitará recortes y no abandonar una mayoría de investidura donde la izquierda se resiste, pero ha votado a favor del aumento de gasto militar cuando ha tocado.

Por eso el PSOE necesita varias pistas de aterrizaje. Convencer a Sumar y Yolanda Díaz a los suyos. Izquierda Unida, de tradición anti OTAN, necesita transitar este siglo con argumentos distintos a la postguerra fría. Podemos se quedará fuera, pero la coalición necesita ir unida en una política que no es solo presupuestaria, sino estratégica y nuclear: es el sitio donde nos colocamos en Europa frente al desorden global que agita Trump. 

La fórmula no debería ser un problema. Pedro Sánchez es quien más ha gastado en defensa. Más que Aznar, más que Zapatero, más que Rajoy. Con una mayoría frágil, el gasto ha crecido un 49,2% entre 2018 y 2022. Ese año representó el 1,1% del PIB, la cifra más alta desde 2010, según datos de Hacienda. En palabras de Margarita Robles en el Congreso a finales del pasado noviembre, a pesar de estar a la cola en la aportación a la OTAN, “España es el tercer país de la Alianza que más ha aumentado la inversión en los últimos años. Un 77% desde 2016 a hoy”. De aquí al 2% del PIB queda mucho, pero los más de 80.000 euros invertidos en Defensa en la pasada legislatura es la cifra más alta comparada con otras presidencias.

Aunque habrá ruido y tensiones —las veremos en la ronda de consultas y en la cita Sánchez-Feijóo de esta semana—, España seguirá siendo un aliado creíble en el acelerón del rearme europeo. Un socio seguro que defenderá el Este reivindicando el Sur. La carrera militar puede debilitar a Europa si solo se habla de números, soldados, efectivos, seguridad militar. Habrá presupuesto millonario para la defensa europea. Lo que está por construir es el marco político ideológico a la altura del momento. Y para esto, es necesario escuchar los argumentos de todos los partidos donde está representada la sociedad europea.