El acuerdo político entre las fuerzas independentistas que ha tenido como consecuencia la elección de Josep Rull como presidente del Parlament y una Mesa con mayoría independentista levanta algunas expectativas sobre el futuro político inmediato de Catalunya y España que el nuevo presidente de la cámara ha situado en el ámbito de la esperanza. Es una forma positiva de enfocar el porvenir que se presenta como una carrera de obstáculos.

Parece que Junts, Esquerra Republicana y la CUP han interiorizado que las peleas entre ellos han sido el principal motivo de que más de un millón de independentistas les hayan dejado de votar. Será difícil recuperarlos a todos, porque la gente ha quedado suficientemente escamada y no se puede volver a vender la independencia en dieciocho meses, pero las circunstancias son muy distintas y discursos como el que hizo Josep Rull, sin promesas inverosímiles pero con firmeza democrática a favor de la paz y de la tregua, contribuyen a reubicar los debates y la acción política, que, como dijo Aristóteles, es el arte de lo posible.

De entrada, la mayor complicación será la formación del Govern. La misma minoría mayoritaria que ha asegurado la mayoría independentista podrá propiciar que Carles Puigdemont se someta a la investidura como president. Antes que eso tendremos las impugnaciones de las votaciones de hoy que presumiblemente obliguen a repetir la elección de la Mesa. Quizás, cuando haya que repetir, la ley de amnistía ya haya entrado en vigor y Carles Puigdemont y Lluís Puig hagan un voto presencial… Pero tal y como va actuando el Tribunal Supremo, no se puede descartar que el 130 president de la Generalitat y candidato a la reelección sea detenido en cuanto vuelva del exilio. Los jueces no dan puntada sin hilo y saben que alimentando el conflicto político con Catalunya, peor para Pedro Sánchez y peor para Salvador Illa.

Parece que Junts, Esquerra Republicana y la CUP han interiorizado que las peleas entre ellos han sido el principal motivo de que más de un millón de independentistas les hayan dejado de votar

En cualquier caso, aunque fuera todo como una seda, algo difícil de imaginar, Puigdemont no tendrá mayoría para salir elegido. La abstención del PSC parece hoy por hoy un imposible, pero ojo, que las elecciones europeas han tenido un resultado que los medios progubernamentales han vendido como una resistencia heroica del presidente español, cuando de hecho no le permite demasiadas alegrías. No está en condiciones de convocar elecciones generales, porque, dado el resultado del domingo y el ambiente europeo, el riesgo de perder es mayúsculo. En Madrid se daba por sentado que lo haría porque se creían las encuestas de Tezanos, pero la realidad es muy tozuda.

Y bueno, ahora Sánchez necesita aprobar los presupuestos generales del Estado que ya los lleva prorrogados del año pasado y si en algo están de acuerdo Junts y ERC, es en la reclamación de la financiación singular de Catalunya. Tras constatar hoy este propósito de enmienda respecto a sus disputas ridículas, nadie entendería que no fueran a la una en el Congreso a defender la reclamación que genera mayor consenso en Catalunya. Y no está claro que qué Everest le va a resultar más difícil de tragar a Pedro Sánchez, si el concierto económico para Catalunya o hacer president a Puigdemont. Seguro que se le ocurre algo.