Todo el mundo sabe que está decidida, que tiene equipo, que hace meses que tejió una importante red de apoyos orgánicos por todas las federaciones, que está más en Madrid que en Sevilla, que tiene decidido el equipo y redactado el proyecto… Pero ahí siguen. Como en el drama de Beckett, entre la desesperanza y el autoengaño, en una tragicomedia del teatro del absurdo, en la que en lugar de esperar a Godot, esperan a Susana Díaz.
Y mientras los socialistas aguardan, la de Triana va y entra en el registro del amor y los afectos, igual que los podemitas, pero sin beso de tornillo. “No hay nada más bonito que el cariño dentro una organización. A Guillermo [Fernández Vara] le quiero muchísimo y a José Luis Rodríguez Zapatero y a Alfredo Pérez Rubalcaba, incluso a Patxi López”. Todo esto ha dicho para no responder en Fitur a la pregunta cuya respuesta por otra parte sabe ya todo el mundo.
Una formidable máquina del apego y la ternura, si no supiéramos cómo cambian de adoraciones los socialistas. Hubo un día que Susana y Zapatero quisieron a Pedro, tanto como abominaban a Vara, Madina y Rubalcaba. Hay cosas, sin embargo, que no cambian, y una es la aversión que el expresidente del Gobierno siente por Patxi López, el tercero que ha entrado en disputa.
Y no será porque antaño no le quisiera Díaz, que le quería porque con él, entre otros muchos, hizo piña para conseguir la victoria de Sánchez frente a Madina. Zapatero no le perdona que encabezara aquel motín de barones para que siendo presidente del Gobierno abandonara la secretaría general del PSOE tras la derrota electoral de las autonómicas del 2013.
Una formidable máquina del apego y la ternura, si no supiéramos cómo cambian de adoraciones los socialistas
El caso es que a López le han llovido chuzos de punta por tomar la delantera a la de Triana y anunciar que se presentará a las primarias del PSOE. Pero, no, los insultos no le han llegado del susanismo, sino de los restos del pedrismo, donde el vasco militó hasta el último día de Sánchez como secretario general. Que si traidor, que si vendido, que si ladrón de espacios emocionales, que si usurpador del “no es no”…
Ambos hicieron tándem frente al ejército de Díaz. Ahora se bifurcan y se repudian de tal modo que si el quebranto acaba en dos candidaturas distintas, como parece dispuesto Sánchez, la victoria de Susana Díaz será mucho más fácil que si sumaran fuerzas. Claro, eso sería si se tratara de ganar, y no de negociar posiciones con el porcentaje del resultado que salga de las primarias. Por eso hay tanto cariño y tanto repudio. No es el PSOE, sino los sillones. Es lo que tiene el amor. Ya lo cantó Julio Iglesias, en "Caballo Viejo": que “cuando llega así de esta manera no no se da ni cuenta, el carutal reverdece, el guamachito florece y las sogas se revientan".
Pues será el amor lo que ha vuelto a reventar al PSOE