Sigue el lío. Tres horas con Mario [Jiménez] no fueron suficientes para firmar la paz. Ni cinco hubieran servido porque los socialistas respiran inquina y vomitan fango. Y no sólo a través de Twitter. Las primarias para elegir secretario general se han convertido en un auténtico lodazal del que será difícil que alguien, sea quien sea el vencedor, salga impoluto.
Un día se esparcen dudas sobre la manipulación del censo y otro se siembra incertidumbre sobre la procedencia del dinero con que se financian los actos públicos. Todo, aderezado con el insulto. El ultraje, que no falte. Hace tanto que se perdieron el respeto a sí mismos que los improperios hasta han dejado de ser noticia.
Si, como decía Goethe, la locura no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma, en el PSOE hay mucho demente porque quien más y quien menos considera inapelables sus fundamentos. La dirección interina cuando exige idénticas condiciones para los tres aspirantes y el estricto cumplimiento de la Ley de Financiación de Partidos. El “sanchismo”, cuando acusa a la gestora de falta de neutralidad y defiende que acatará las reglas del juego sólo cuando se convoque oficialmente el partido.
Gane quien gane, no habrá tregua porque un ejército sólo se considera victorioso cuando primero gana y después, entabla batalla. Sólo los derrotados luchan primero e intentan obtener más tarde la victoria. Y ninguno de los “bandos” que se pelean por el liderazgo han hecho otra cosa que guerrear desde hace meses, por lo que es difícil imaginar que esto acabe en triunfo de alguien. Desde luego, no para la marca PSOE.
Ha tenido que salir JP Morgan, el mayor banco por activos de EE.UU, a defender a Susana Díaz y alertar de los riesgos de una hipotética victoria de Sánchez
Como dice un barón nada equidistante en esta batalla, el parto será a costa de mucho dolor y sin epidural, pero el niño saldrá aunque sea con fórceps. Referentes históricos, secretarios generales y gran parte de la estructura orgánica están dispuestos a echar el resto para que el nonato sea niña y seguidora del Betis. El mismísimo Zapatero ha salido a glosar sus cualidades, algo a lo que se resisten de momento tanto Alfonso Guerra como Felipe González, si bien ambos estarán también en la puesta de largo de su candidatura el próximo domingo, igual que Rubalcaba, media docena de presidentes autonómicos y no pocos cuadros medios.
Lo de Ifema será una nueva demostración de fuerza de Susana Díaz que, además de jactarse de tener el respaldo del 70 por ciento de los secretarios provinciales y de los barones con más poder, cuenta con la “bendición” de Mariano Rajoy, que ha decidido no presionar al PSOE con los presupuestos para no dar una baza impagable a Pedro Sánchez.
Tótems, aparatos territoriales, barones, secretarios provinciales, alcaldes, Gobierno… Eran pocos los valedores que ha tenido que salir JP Morgan, el mayor banco por activos de EE.UU, a defender a Susana Díaz y alertar de los riesgos de una hipotética victoria de Sánchez. No se descarta que hasta L'Osservatore Romano haga lo propio. Igual es que la verdadera conjunción planetaria era ésta, y no la que vaticinó Leire Pajín en torno a Zapatero y Obama.
Con semejante alarde y una opinión pública mundial dispuesta a cuestionar lo establecido, igual a Sánchez le sobran el crowdfudind, los 80.000 euros y los kilómetros recorridos. Ya tiene hecha media campaña.