Prepárense porque esto no ha hecho más que empezar. La economía va mejor pero la política irá mucho peor. Pasa siempre que la derecha vuelve a la oposición. Y ahora, que nos hemos acostumbrado a la inestabilidad, pasará mucho más. No habrá temas de Estado ni materias susceptibles de acordar. Ni Catalunya, ni la UE, ni las pensiones, ni la educación… El blindaje a la monarquía si acaso será ya el único espacio en el que se encontrará el desgastado bipartidismo.

Pablo Casado sabe que si quiere recuperar los votos que se fueron a Ciudadanos tendrá que endurecer el tono, y sale al terreno de juego con más empaque que contenidos, pero sin complejos ni vergüenzas. Tanto es así que en su primera junta directiva abrió su intervención con una sorprendente glosa a Esperanza Aguirre y gobiernos.

Hay que tener mucho cuajo para mencionar la bicha, que en este caso es la madre de la Gürtel, la privatización de los servicios públicos, la corrupción y la financiación ilegal.

Y no sólo eso. Lo ocurrido en los últimos días con la inmigración es sólo una muestra de lo que está por llegar, una derecha extrema, echada al monte, que busca sus esencias y que lo mismo usa el dolor en beneficio propio, que azuza el miedo y olvida lo que hizo.

El nuevo presidente del PP vuelve de donde nunca se fueron para abrazar, como otros líderes de la derecha europea y de EE.UU., la defensa de las fronteras

Y en materia de inmigración, aquí algunos datos. En 1996, cuando el PP se hizo cargo por primera vez del Gobierno, vivían en España poco más de medio millón de extranjeros. Todos ellos regularizados.

Ocho años más tarde, en enero del 2004, el número de extranjeros residentes en España era de 2,5 millones, de los cuales más de 800.000 se encontraban en situación irregular, pese a que Aznar hizo cuatro reformas para endurecer la ley de extranjería.

Pero, eso sí, luego era Aznar quien acusaba a Zapatero de hacer regularizaciones masivas, provocar efectos llamada y dar alas a las mafias que trafican con seres humanos. Ahí es nada.

Han pasado once años de aquello, y el nuevo presidente del PP vuelve de donde nunca se fueron para abrazar, como otros líderes de la derecha europea y de EE.UU., la defensa de las fronteras.

“No es posible que haya papeles para todos, y que España pueda absorber millones de africanos”, ha dicho aún siendo pocos más de 20.000 los que en lo que va de año han llegado a nuestras costas.

Pues no es error ni es olvido, es desmemoria y es mentira. Lo dicho: han vuelto para aplastar a VOX, despistar a Ciudadanos y dejar libre el centro…