España ha hablado y hablado con claridad. Entre el miedo y la corrupción se impuso el primero. El pavor a los extremismos; el espanto a las conquistas por asalto; el canguelo a un colapso y el pánico a lo desconocido.
Es pronto para saber qué influyó más en el “pinchazo” de Unidos Podemos, si la coalición con IU, la sombra de Julio Anguita, el repentino travestismo socialdemócrata o el temor a una variante del Brexit que, de haberse conocido seis días antes del 26-J, igual hubiera proporcionado al PP hasta una nueva mayoría absoluta.
Sólo hay dos certezas sobre lo arrojado por las urnas: que funcionó el llamado “voto refugio” y que los unidos, no pudieron. El miedo siempre busca el orden y la seguridad, aunque lo uno y lo otro lleven incluido en este caso la corrupción, los recortes, las cloacas del Estado, la manipulación de las televisiones públicas y la utilización de la Policía y la Hacienda Pública contra el adversario.
Los morados buscarán responsables, entrarán en introspección y sacarán las navajas. La batalla de Madrid y la destitución de Sergio Pascual es una herida que aún supura en un sector de los “podemitas”. Promete segunda parte. No iba a ser sólo el PSOE el que se dedicara a la endogamia, la discusión interna por el modelo de partido y los liderazgos gaseosos.
Los morados buscarán responsables, entrarán en introspección y sacarán las navajas
En esto los jóvenes de Pablo Iglesias ya se han hecho también viejos: que si fue culpa de la campaña diseñada por Errejón, que si la responsabilidad es del camaleónico Iglesias, que si son todos una panda de púberes sin experiencia que se creyeron al pie de la letra el juego de las encuestas y elevaron la expectativa hasta convertir en fracaso lo que objetivamente para un partido con dos años de existencia es más que un éxito.
Tanto especular con el final de la era mariana, tanta toma de posición de “sorayos”, “cospedales” y “casados” para una sucesión que no llegará… para que, al final, todos concluyan hoy que Rajoy es el más grande y que en el PP “todos somos Mariano”.
137 escaños son 14 más de los que sumó en diciembre y 52 por encima del segundo partido es una goleada se mire como mire, y aunque en la sede socialista de Ferraz hicieran otros cálculos a primera hora de la noche del domingo. Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible, lo diga Sánchez o lo digan sus secuaces. El PSOE podrá condicionar, pero no vetar la formación de un nuevo gobierno.
Tan insoluble es la reedición del intento de gobierno transversal (PSOE-Podemos-C's) como que Sánchez sobreviva a su segunda debacle
Porque tan insoluble es la reedición del intento de gobierno transversal (PSOE-Podemos-C's) como que Sánchez sobreviva a su segunda debacle sin que alguien le dispute el liderazgo en el próximo congreso de su partido.
Con Susana o sin Susana, habrá jarana. Y aunque estos días callen los principales barones, ya andan todos en el pedaleo, incluidos los que en público dicen que no desean hacer leña del árbol caído y en privado juran que, aunque sea lo último que hagan, acabarán con Sánchez. Si lo de la “reina del sur” es un nuevo amagar para no dar, siempre habrá un interpuesto o un bien mandado. Ya se sabe que lo de los liderazgos naturales no va con este socialismo.