La primera y clara lección que tiene que sacar ERC de los resultados del 12M es que las elecciones del 2021 las ganó Junqueras. Un Junqueras que acababa de salir de la cárcel y que vio como en pocos días el electorado reconocía su sacrificio en forma de votos. ERC, gobernando primero con Junts, después sola y finalmente suicidándose convocando elecciones anticipadas, tiene un suelo electoral de 20 diputados. Y un primer dilema: Junqueras sí, Junqueras no. Pero es un falso dilema. O ERC tiene un recambio claro, que ni se le espera, o no hay ninguna duda de que Junqueras debe seguir, a menos que ERC quiera volver a los 10 diputados. Yo, que solo soy un amable votante de circunstancias, lo tengo claro. Junqueras. Las bases decidirán. Citando a mi querido Ignacio de Loyola: "En tiempo de desolación, no hacer mudanza".
La segunda y clara lección que tiene que sacar ERC de los resultados del 12M es que deben ser el PSC y Junts quienes tomen la iniciativa. Ellos son invitados que deberán decidir en qué barco y en qué condiciones continuan la travesía. El president Aragonès, seguramente bajo el efecto de la noche de la caída electoral, hablaba de oposición. No es tanto oposición como dejar la iniciativa a quienes han ganado. Y estar atento y meditar con mucho más cuidado la respuesta del que se tuvo a la hora de convocar elecciones precipitadamente. Por lo tanto, querer tomar la iniciativa es igualmente un falso dilema. ERC no tiene que sufrir ninguna presión para decidir, sino esperar a que se concreten las propuestas y valorarlas cuando tenga todos los elementos.
La tercera lección es que 20 diputados siguen siendo muchos. Por lo tanto, hace falta un replanteamiento interno, una reflexión severa y unas decisiones internas contundentes. No se puede dudar. Sería una mala noticia mirar al lado y seguir sin rumbo claro. Por lo tanto, un tercer falso dilema sería disimular y no hacer nada internamente por aclarar qué ha ocurrido. Es necesario un replanteamiento a fondo sobre qué cosas no se han hecho bien o, en todo caso, no buscar excusas a la hora de explicar por qué se han perdido tres elecciones seguidas. No tengo la clave, pero no afrontar el problema de cara será letal para un partido que hace demasiados años que existe como para tener miedo a analizar fríamente las causas del retroceso.
El tripartito de izquierdas sería el menos malo de los escenarios para ERC y para Catalunya, porque unas nuevas elecciones tendrían un coste inaceptable para la ciudadanía
La cuarta lección es que ERC tiene la responsabilidad de decidir quién tiene que presidir la Generalitat. Con 7 diputados en Madrid de 350, Puigdemont ha revolucionado la política española. Con 20 diputados en Catalunya de 135, ERC debe tomarse su tiempo para tratar de hacer lo mejor para Catalunya. ¿Illa, Puigdemont o nuevas elecciones? En este momento, esto también es un falso dilema, porque no conocemos lo suficientemente bien las opciones. Pero entremos un poco más en detalle en este último dilema. ERC no puede provocar unas nuevas elecciones, porque en el actual escenario, estos comicios serían a todos los efectos como una segunda vuelta y el voto se polarizaría entre Puigdemont e Illa. Solo la amnistía de Junqueras podría cambiar la situación, y parto de la premisa de que no se podrá presentar, porque está por ver cómo se irán desarrollando los efectos y los tempos jurídicos de la amnistía. Por lo tanto, esta opción —al menos para ERC— queda, a mi entender, descartada. La segunda opción es que Puigdemont se presente como candidato y obtenga del PSOE la abstención del PSC. En este caso, ERC tendría que volver a gobernar con Junts, intentando olvidar que Junts los dejó tácticamente en la estacada hace unos años. Y una vez tragado el sapo, volver a gobernar juntos. Esta opción es, a mi entender, muy imposible, porque el PSOE no cederá al chantaje de Puigdemont, y Puigdemont no se volverá loco y votará a Feijóo en una moción de censura. Queda, pues, solo una última posibilidad: que Illa convenza a los Comuns para hacer a un gobierno de izquierdas. Si lo hace, ERC también tiene un último falso dilema: investir y pasar a la oposición o investir y entrar en el gobierno. ERC no sabrá hacer de oposición a un gobierno de izquierdas, esto lo hará mucho mejor Junts. Y si no vas a hacer de oposición, mejor contribuir al gobierno defendiendo mejor que el PSC los intereses de Catalunya. El tripartito sería, en este caso, el menos malo de los escenarios para ERC y para Catalunya, porque unas nuevas elecciones tendrían un coste inaceptable para la ciudadanía. Tenemos a las puertas una crisis de narices, y no nos puede pillar votando por enésima vez.