Fantasma (Ghost, en inglés) es el nombre de uno de los seis cachorros de lobo salvaje que, en las novelas de Juego de Tronos y su serie homónima, son adoptados por los hijos de la Casa Stark. Fantasma es el cachorro albino que es adoptado por Jon Snow, el hijo bastardo que no acaba de encontrar dónde pertenece. Un lobo que se desarrolla en toda su fortaleza, con colmillos temibles, porque está inspirado en cómo debió de ser el lobo gigante (Aenocyon dirus) que vivió en el continente americano desde hace 125.000 años hasta que se extinguió, hace unos 13.000 años. El nombre del género, Aenocyon, significa perro terrible (resulta de la unión de dos palabras del griego antiguo, ainos, terrible, y cyon, perro). Vivió en las Rocosas durante la era glacial, y era de tamaño considerable, entre 80 y 100 kilogramos de peso, y un poco más grande que el lobo gris (Canis lupus). Su característica principal era su gran envergadura y unos dientes más afilados y fuertes (se considera que los más fuertes dentro de los cánidos), que les servían para cazar megafauna (es decir, mamíferos herbívoros muy grandes). Se considera que se extinguieron cuando sus presas también lo hicieron, seguramente debido al cambio climático y a la competición con otras especies de lobos, más pequeñas y adaptadas a los nuevos hábitats. Las poblaciones de lobo gigante se redujeron considerablemente, hasta que el número reducido de individuos y su elevada consanguinidad disminuyó su diversidad genética, multiplicando las enfermedades hereditarias y la baja fertilidad.
Esta semana, todas las noticias han vuelto a hablar de este animal extinto, porque una compañía de capital privado, Colosal, ha anunciado mediante sendas exclusivas publicadas en las revistas Time y The New York Times, la desextinción del lobo gigante, y eso lo ha hecho pocas semanas después de anunciar que ha generado ratones lanudos con pelaje de mamut. Vayamos por partes, y expliquemos bien cuál es el contexto y qué es lo que realmente ha hecho esta empresa.
En primer lugar, Colosal es una empresa con un importante capital económico y humano. En estos momentos, tiene un valor de 10.200 millones de dólares americanos, y tiene en nómina a más de 130 científicos que dominan tecnologías punteras, de secuenciación masiva, edición genética, embriología, bioinformática y, también, un buen departamento de marketing, por supuesto. Como os conté en otro artículo, sus proyectos, muy basados en la desextinción de especies, han captado la atención de muchos millonarios y celebridades, que han invertido millones. El proyecto estrella es la desextinción del mamut, según explican, porque creen que si hubiera mandadas de mamuts por la estepa y la tundra siberianas, conservarían el permagel y ayudaría a disminuir los efectos del cambio climático. Es cierto que el incremento de temperatura en el planeta está causando el deshielo del permagel, que había cubierto bajo el hielo grandes cantidades de restos de plantas y animales y, por lo tanto, era una "trampa de CO₂" que ahora se liberaría incidiendo en el incremento de CO₂ en la atmósfera, con el consiguiente efecto invernadero. Ahora bien, de momento, lo que han hecho es secuenciar completamente el genoma de mamut, compararlo con el del elefante asiático, el animal más próximo, y buscar hasta 85 posiciones genéticas, localizadas en genes que intervienen en distintas características externas del mamut, como el pelaje, la forma del cráneo, el tamaño y los colmillos, que creen que serían suficientes para "generar" un elefante asiático que se parezca a un mamut. Como esto es difícil, han empezado por introducir mediante edición genética hasta diez variantes que cambian la calidad del pelo en mamíferos en el animal preferido para la modificación genética, el ratón, generando ratoncitos con pelaje más largo, más grueso, rizado y de color dorado, unos ratones que parecen de peluche. ¡Pero cuidado! No han introducido ningún gen de mamut en los ratones, solo han modificado genéticamente los genes de ratón para producir un pelo "similar" al que podría presentar el mamut.
Los científicos han "tuneado" el lobo gris para que se parezca externamente a un lobo gigante, pero de ningún modo se puede decir que lo hayan desextinguido
Si ahora vamos a la noticia de la desextinción del lobo gigante, nos encontramos con vídeos de tres cachorros de lobo de apariencia prístina, blancos de pelaje, dos machos y una hembra|tuerca (Rómulo, Rem y Khaleesi) que parecen una copia de Fantasma. La realidad es que son lobos grises a los que les han modificado genéticamente catorce genes que son relevantes para el color del pelo, la envergadura corporal, la altura, el cráneo y el morro, y también el aparato fonador, de modo que emiten aullidos algo distintos a los del lobo actual y que podrían ser reminiscentes (aunque no podemos saberlo, ya que nunca los hemos oído) a los que producirían los lobos gigantes. Solo han introducido veinte variantes genéticas, cuando las diferencias entre el genoma del lobo gigante y el lobo gris tiene que ser de centenares de miles de posiciones. Solo para que os hagáis una idea, un análisis exhaustivo de las variantes genéticas diferenciales entre el famoso perro Balto y los distintos perros de trineo siberianos, de Alaska o de Groenlandia, que todos son considerados perros de distintas razas, pero de la misma especie, detecta entre 100.000 y 200.000 variantes genéticas en todo el genoma. Sabemos que no todas estas variantes son relevantes, pero si introducimos cambios en catorce de los aproximadamente 20.000 genes del genoma del lobo, solo han "tuneado" el lobo gris para que se parezca externamente a un lobo gigante, pero de ningún modo se puede decir que lo hayan desextinguido.
Ahora bien, no tenemos que menospreciar lo que ha hecho esta empresa, ya que desde el punto de vista biotecnológico no es nada trivial y supone avances importantes, tanto en la puesta a punto de técnicas de edición genética múltiple, como en la manipulación embrionaria y clonación en cánidos y otras especies. Para conseguir estos tres cachorros, han tenido que obtener células endoteliales de lobo gris, desprogramarlas para convertirlas en células madre pluripotentes inducidas, editarlas genéticamente de forma múltiple, pero muy precisa, y una vez conseguidas las células con las ediciones genéticas deseadas, realizar un proceso de clonación, similar al de la oveja Dolly: le han sacado el núcleo a un óvulo de lobo gris (enucleación) y en su lugar le han puesto el núcleo de las células modificadas, como si "reconstituyeran" un cigoto. Han estimulado el óvulo con este núcleo para que empiece a dividirse como lo hace el cigoto, y una vez que observan que se producen embriones de pocas células, se han introducido dentro del útero de una madre de alquiler, una perra de tamaño suficiente como para acoger el desarrollo de fetos que son naturalmente más grandes de los que tendría, y al llegar el embarazo a término (unos 65 días), se han extraído los cachorros por cesárea. De 45 embriones trasplantados a úteros, solo han llegado al final estos tres cachorros, de madres de alquiler distintas, que ahora corren por una zona boscosa, privada y rodeada, sin contacto con humanos ni con otros lobos.
Desextinguir animales parece un capricho, pero cabe decir que hay gente que apoya estos animales modificados y lo ven como una especie de justicia biotecnológica para revivir animales extintos, y no dudarían en adoptar un Fantasma para su casa. No todo es blanco o negro y en los adelantos biotecnológicos hay muchos grises que declinar. Pero es cierto que podemos discutir si toda esta cantidad de trabajo e inversión de recursos es bioéticamente aceptable y tiene sentido. Colosal también tiene como objetivos desextinguir el dodo, el tigre de Tasmania y otros marsupiales extinguidos. Desde el punto de vista biológico, ecológico y evolutivo, no tiene sentido desextinguir animales que no han podido sobrevivir a los cambios en su hábitat, aunque el conocimiento que se está obteniendo de su diversidad genética puede resultar muy útil, en cambio, para evitar la desaparición de muchos otros animales que actualmente están en peligro de extinción.