Acaba de producirse en Barcelona la manifestación para celebrar el Día del Orgullo LGTBIQ+, en la que además de reivindicar los derechos de las personas que integran este colectivo social, se han gritado consignas tipo "Viva la lucha del pueblo palestino", "Israel asesina" y la ya tan manida frase "Palestina libre, del río al mar". Una curiosa mezcla reivindicativa.

A estas alturas del s. XXI no sé si tiene demasiado sentido organizar una manifestación el Día del Orgullo LGTBIQ+ para reivindicar la consecución de nuevos derechos cuando el ordenamiento jurídico ya pone a disposición de estas personas mecanismos para revertir situaciones de discriminación en razón de orientación sexual. Estos mecanismos pueden ser más o menos efectivos y se pueden proponer soluciones de mejora, pero hacerlo a través de una manifestación puede generar dudas sobre su eficacia real. Creo que hoy día estas manifestaciones tendrían que ser más festivas que reivindicativas, pero si la organización creyó conveniente que fuera reivindicativa de los derechos de este colectivo, ningún problema.

Lo que ya no me parece tan correcto es mezclar el conflicto entre Israel y el mundo árabe en esta manifestación y menos hacer gala de un antisemitismo de base judeofóbica sin ambages, discriminando a los judíos gais catalanes. Ciertamente, hay pocos judíos en Catalunya —aunque eso es muy relativo— y seguramente habrá menos judíos gais. Pero los hay. Y no sé si los organizadores de la manifestación se preguntaron si convertir las reivindicaciones del colectivo LGTBIQ+ en un ataque a Israel y hacer de las consignas antisemitas la base de esta reivindicación, suponía excluir a los judíos que pertenecen a este colectivo. No utilizaré el argumento fácil de decir a los organizadores que hagan la misma manifestación con las mismas consignas en Yenín, en Nablús o en Ramala. A ver si lo pueden hacer. Yo les diría que visitaran la web sagi-golan.com y que le digan a Omer Ohana —el creador de la web en recuerdo a su novio que murió asesinado durante el ataque del 7 de octubre— que se tienen que reivindicar los derechos de los gais gritando "Palestina libre, del río al mar" o diciendo "Israel asesina". Pero al margen de eso, lo más preocupante es que el antisemitismo en Catalunya ha arraigado tan profundamente que incluso lo practican aquellas personas, que, precisamente por haber sufrido históricamente discriminaciones en razón de identidad sexual, tendrían que ser contrarias a toda forma de discriminación y de marginación.

El hecho de que se gritaran consignas contrarias a Israel provocó que judíos gais se sintieran discriminados y no asistieran a la manifestación

Las tres formas de antisemitismo son peligrosas por su contenido humillante contra los judíos. El negacionismo de la Shoah —el Holocausto—, porque negando el exterminio se niega la propia identidad judía: durante el nazismo no se mataban judíos, se mataban piojos. El antisionismo, porque atacando a Israel se ataca a la propia existencia de los judíos en el mundo: Palestina tiene que ser un territorio libre de judíos, del río al mar. Pero el antisemitismo de base judeofóbica es peligroso, y yo diría incluso delictivo, por las dos patas que tiene: la vertiente discriminatoria y la vertiente denigratoria.

Se discrimina al judío cuando se le trata de manera diferente y peor que a cualquier otra persona por el hecho de ser judío. Cuando el trato diferente que se le da no es ni objetivo ni razonable ni proporcional. Y eso es sancionable jurídicamente. Pero no podemos olvidar que determinadas discriminaciones también pueden ser sancionables socialmente, como la que se produjo durante la manifestación del Orgullo. El hecho de que se gritaran consignas contrarias a Israel provocó que judíos gais se sintieran discriminados y no asistieran a la manifestación, algunos por miedo, y otros por sentirse naturalmente excluidos. Por eso también ha habido una actuación denigratoria por parte de los organizadores y de los participantes que lanzaron consignas antisemitas. Decir que "Israel utiliza los derechos LGTBI para justificar las políticas de exterminio" es perpetuar la idea de que Israel, y por extensión los judíos, hacen lo mismo que hicieron los nazis con los judíos. Y no hay nada más denigrante para el colectivo judío que su asimilación con los nazis y con sus políticas genocidas. La judeofobia de toda la vida.

Todos los colectivos pueden reivindicar sus derechos de la manera que les parezca más adecuada. Pero reivindicar los derechos de las personas LGTBIQ+ atacando a Israel y discriminando y denigrando a las personas judías que pertenecen a este colectivo no solo es reprobable éticamente, sino que promueve la idea de que también el colectivo LGTBIQ+ es antisemita y que rechaza a los gais judíos. Peligroso. Muy peligroso.

 

Carles Grima i Camps, Asociación Catalana contra el Antisemitismo