A puerta cerrada, el Partido Comunista Chino (PCCH) ha celebrado esta semana la decisiva sexta sesión plenaria de la que Xi Jinping ha salido entronizado como rey y señor en el futuro de la gran potencia asiática.
En una sesión similar, en 1945 Mao Zedong se impuso sobre sus rivales próximos a Stalin dándole poderes hasta su muerte.
En 1981, Deng Xiao Ping pasó la página del maoísmo y de la Revolución Cultural para iniciar la era de las reformas y la apertura abriendo el paso al capitalismo.
Ahora es el turno de Xi Jinping, que también es secretario general del Partido Comunista, de llegar al poder máximo que ocupará el año que viene cuando comenzará su tercer mandato, lo que lo convierte en el primer líder en lograrlo desde Mao.
Esta dinámica y la relectura del pasado "casi se ha convertido en una constitución viva de China", según Dali Yang, de la Universidad de Chicago. La visión del nuevo gran líder se basará en la superioridad de la democracia, según se ha definido estos días.
En el nuevo Pekín, el comercio internacional es apreciado como el elemento vital de la economía mundial. Pues bien, la RCEP, el bloque de libre comercio más grande del mundo, entrará en vigor el 1 de enero en China. La RCEP representa el 30% de la producción, el comercio y la población del mundo.
El Diario del Pueblo ha sentenciado que el ascenso del país es "imparable" mientras el declive de Occidente es "irreversible".
Washington trata de buscar la coexistencia y Jake Sullivan, asesor de la Seguridad Nacional americana, ha dicho que la Administración de Biden no tiene intención de repetir "uno de los errores" del pasado como transformar el sistema chino.
Como respuesta, Pekín ha instado a la Casablanca a actuar con prudencia en Taiwán porque "no hay lugar para el compromiso".
El salto adelante de Mao entre 1958 y 1962 provocó una hambruna que mató a millones de chinos. Cuidado, por tanto, con los nuevos saltos adelante
Respecto a Taiwán, el experto Niall Ferguson ha comentado que Xi Jinping, según dijo, decidió entrar en un tercer mandato para absorber la isla e integrarla al continente.
El general Mark Milley, jefe del Estado mayor Conjunto, reiteró la semana pasada su opinión de que es poco probable que China tome Taiwán por la fuerza en los próximos 24 meses.
Lo que quizá es más desconocido de Xi Jinping es lo que opina de Occidente. Hablando de la pobreza en China apuntó que la desigualdad ha provocado la crisis de la clase media, y ricos y pobres están polarizados. Esto ha llevado a la desintegración social.
El contenido de las sesiones plenarias no se conocerán hasta diciembre, pero mientras en toda China los pueblos fantasmas llenos sin casas sin vender esperan respuestas urgentes. El caso de Evergrande es el ejemplo más dramático.
Todo ha sido a lo grande. El salto adelante de Mao entre 1958 y 1962 provocó una hambruna que mató a millones de chinos. Cuidado, por tanto, con los nuevos saltos adelante.