El banco central británico elevó el jueves su tipo de interés clave como parte de medidas para contener la imparable subida de los precios. Su iniciativa ha sido recibida como un cambio fundamental en las reglas del juego.
En el último informe, el FMI ha revisado a la baja las previsiones para este año: "a economía arranca 2022 en una posición más débil que lo previsto". La mayor parte de los banqueros centrales calificaron el alza del coste de la vida como "un fenómeno transitorio". Pero, poco a poco, no sólo hizo que se duplicase el precio del petróleo en 2021, sino que arrastró hasta los precios de la alimentación. "La pérdida del poder de compra puede arrastrar turbulencias sociales", alertó Gita Gopinatt, economista jefe del FMI. "Que, además, podría sumarse a las tensiones geopolíticas", añadió .
La pérdida de control general vino como una reacción contra la alarma que provocó la covid. La epidemia hizo temer que se produjera una explosión de quiebras y paro. De esa manera, la inflación se despertó brutalmente. El 7,1% en Estados Unidos, el 5% en la zona euro, el 6,7% en Alemania y el 6,6% en España. Este salto se tomó como un reflejo del frenesí del consumo dopado por el ahorro forzoso y, por otra parte, de la penuria de la oferta por la falta de material y de energía. Pero, al final, se ha visto que la respuesta fue desmesurada. Los torrentes de liquidez vertidos fueron sin medida.
La inflación debilita el poder de compra de los más pobres, así como el ahorro de la clase media. Ello, además, comprime los márgenes de las empresas y reduce las inversiones
La inflación debilita el poder de compra de los más pobres, así como el ahorro de la clase media. Ello, además, comprime los márgenes de las empresas y reduce las inversiones. Teóricamente, los bancos centrales, a la vista de todo ello, han despertado, ya que su función es mantener la estabilidad de la moneda. Pero las cosas no son tan fáciles.
Los funcionarios de la Reserva Federal norteamericana (Fed) han enviado estos últimos días un mensaje que afecta a las expectativas de los tipos de interés en 2022: "No tan rápido". Ninguno de los seis miembros de la Fed que hablaron en la última semana ha respaldado la idea de un medio punto en marzo, como se especuló. La responsable de la Fed en Kansas City, Esther George, dijo que la institución prefiere ir gradualmente.
En Europa, según Bloomberg Opinion, el BCE parece minimizar las expectativas de cualquier aumento de los tipos de interés. Pero llegó la sorpresa: una inflación récord deshizo el jueves la estrategia del consejo del BCE. Sus previsiones eran que con el comienzo del nuevo año la inflación sufriera un reflujo, pero el alza media de los precios alcanzó un 5,1%, cuando el banco no preveía subir tipos hasta 2023. El desengaño de Christine Lagarde, su presidenta, coincidía además con las decisiones del Banco de Inglaterra (BOE), que elevó su tipo de interés del 0,25% al 0,50% y al mismo tiempo se deshará de 895.000 de libras (1,2 billones de dólares) invertido en bonos que acumuló para estimular la economía. Incluso, los nueve miembros del consejo estuvieron a punto de lograr un aumento de 50 puntos básicos, pasando del 0,25% al 0,75%.
El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, observó: "Será un error extrapolar de manera simplista lo que hemos hecho hoy y suponer que los tipos están en una inevitable larga marcha hacia arriba".
Ante este ejercicio de revisión, el BCE finalmente reconoció los crecientes riesgos de la inflación. Christine Lagarde dio una rueda prensa en Fráncfort y dijo que en los 19 países que usan el euro el crecimiento de los precios está generalizado. Y añadió: "La situación realmente ha cambiado". Lagarde indicó que "la reunión de marzo será crucial y las nuevas proyecciones podrían proporcionar justificación de cualquier movimiento de política".
Ciertamente, la covid removió las cartas, pero ahora hay una luz de esperanza. "Estamos viendo un movimiento al alza en los acuerdos salariales", según Andrew Bailey.