China se enfrenta a una batalla cuesta arriba para evitar una desaceleración que amenaza su economía, la pérdida de empleos en un año importante, ya que en otoño el Partido Comunista celebra un congreso en el que Xi Jinping busca un tercer mandato como jefe máximo del país. "La complejidad, la gravedad y la incertidumbre del entorno del desarrollo rodean la economía", dijo el politburó chino en la madrugada del viernes.
Todo ello comenzó cuando los brotes gemelos coincidieron en las dos ciudades más importantes del país (Shanghái, primero, y Pekín) el 25 de abril, lo que provocó un nerviosismo general ante un aumento de casos de covid, algo que en Shanghái ya había causado estragos en su centro financiero, que maneja 45 billones de dólares. Allí se ha visto escasez de alimentos, instalaciones de cuarentena abrumadas y enfrentamientos entre ciudadanos y miembros de los hospitales, lo que generó una avalancha inusual de publicaciones antigubernamentales en las redes sociales.
A partir de ahí, se mostró como acuciante la necesidad de un giro de fondo con una reorganización incluso en el liderazgo político. En Pekín, el populoso distrito de Chaoyand corrió una suerte similar después de un incremento de las infecciones.
Pekín se ha encontrado con que Europa se aleja de China. En la Unión Europea ha pesado la negativa de Pekín a condenar a Rusia en la invasión de Ucrania
Todo eso asustó a los inversores. El índice bursátil cayó al nivel más bajo en casi dos años. La preocupación era que el modelo sanitario (Covid Zero) aplicado por el gobierno puede no ser efectivo frente a la muy silenciosa y contagiosa ómicron. Y la angustia del bloqueo de China rasgó los mercados a medida que las acciones y el yuan se desplomaban. Los inversores extranjeros deshicieron posiciones por valor de más de 7.000 millones de dólares.
Por todo ello, las perspectivas de crecimiento (que, según Xi Jining, el PIB chino de este año debía ser superior al de EE.UU.) se han recortado a un 4,9% en 2022, según una encuesta de Bloomberg, por debajo del objetivo oficial del 5,5%.
En una evolución positiva, el jueves en Shanghái el número de casos de covid cayó a 10,662, el nivel más bajo en tres semanas, y en Pekín sólo se informó de 50 casos.
Desde la perspectiva exterior, Pekín se ha encontrado con que Europa se aleja de China. En la Unión Europea ha pesado la negativa de Pekín a condenar a Rusia en la invasión de Ucrania. "La lección principal que debemos aprender de esta guerra de Rusia en Ucrania es que el comercio por si solo no cambia la forma en que actúan los países autoritarios. Italia acaba de reforzar un poder de veto contra adquisiciones extranjeras, como medida dirigida a China.
En EE.UU., Pekín está discutiendo con los reguladores norteamericanos para permitir auditorías in situ de las empresas chinas que cotizan en Nueva York. Se espera que la lista abarque todas acciones chinas que negocian allí, incluidas las más grandes, como Alibaba Group.
Los mercados chinos se han desplomado este año un 20%. "Las medidas de Pekín están lejos de ser suficientes, porque se necesita un buen entorno exterior", dijo el estratega financiero Kenny Wen. Y añadió: "Todavía tenemos la guerra, el aumento de los tipos de interés en EE.UU. y la covid, cosas que Pekín no puede controlar".
China, al parecer, necesita tiempo para normalizarse tras un "largo trecho que ha de atravesar en el exterior", se comenta tanto en Wall Street o en la City de Londres. No sólo basta con petróleo importado.