Este jueves se produjo el revolcón. Los últimos datos sobre la evolución de la economía americana mostraron que el sector manufacturero, industrial, había entrado en recesión al caer el último índice PMI por debajo de 50 puntos, señal de contracción. Esto es algo que no ocurría desde 2009. Ya nadie, ni Trump ("vamos muy bien") ni la Reserva Federal (Fed) podía imponer su punto de vista. Ni optimismo ni un mero "ajuste de medio ciclo" para los tipos de interés. Temor de recesión confirmado. ¿Y ahora, qué? Jerome Powell, presidente de la Fed, que abrió la reunión anual de alta finanza en el encuentro de Jackson Hole (Wyoming, EE. UU.), tuvo la valentía de prometer una revisión de los secretos del templo del banco central americano.
Los mercados estaban pendientes de si Powell calificaba la última rebaja de tipos del 31 julio como un seguro para evitar una hipotética y futura recesión, o si, por el contrario, anticipaba un ciclo prolongado y serio de reducción de las tasas de interés. Los inversores deseaban saber a qué atenerse para doblar apuestas o retirarse a la vista de las montañas rusas de los índices. Por parte de la Fed, la respuesta del alto mando fue: esperen.
Powell se refirió a Hyman Minsky, quien argumentó sobre los riesgos excesivos financieros que se asumen cuando la política monetaria se torna demasiado expansiva, si bien la firma de referencia en materia coyuntural Markit advertía que el crecimiento de la economía americana se estaba debilitando desde el 3,1% del primer trimestre al 2,1% en el segundo, y que a la vista de los últimos datos se podía prever que acabaría el año con un escuálido progreso del 1,5%. Algo decepcionante en muchos sentidos.
Powell, a quien Trump atacó la víspera lanzándole la terrible disyuntiva: "O que luchen o que se vayan a casa", se protegió en "los representantes electos del Congreso" (en su mayoría del partido demócrata) dado que "la política monetaria no puede proporcionar un libro de de reglas para el comercio internacional". Trump está en la gran batalla con China y ahí se va a por todas.
Para el jefe de la Fed, la actual coyuntura es temible, algo que ya dijo en su día y en otro orden Henry Kissinger. "La era actual se caracteriza por tipos de interés mucho más bajos, presiones deflacionarias y un crecimiento más lento que conducen a tipos de interés cerca de cero". ¿Y a partir de ahí, qué? No hay salida fácil.
La actitud de la Fed tiene sentido y valor. "Para abordar esta nueva normalidad estamos llevando a cabo una revisión pública, la primera de este tipo de la Reserva Federal". Suerte.