El Banco Mundial ha elevado hasta un 4,3% el crecimiento de la economía rusa este año, espoleada por la demanda interna y los altos precios de sus recursos energéticos, como el gas y el petróleo. Hasta ahora sólo inquietaba la inflación, que ha alcanzado el 8,1% sobre un año, un récord desde 2016.
Pero hay algo que ha hecho poner mala cara a los rusos. Se dice que los aliados de Estados Unidos y Europa están sopesando castigos muy fuertes contra el país a través de sanciones y de impedir la conversión de rublos en dólares y otras monedas en caso de que el presidente Vladímir Putin invada Ucrania, lo que él ha negado. Habrá "costes severos", anunció la Casa Blanca.
En una videoconferencia, se reunieron Joe Biden, presidente norteamericano, y Putin para abordar la situación de Ucrania, donde se ha producido una escalada militar soviética de 100.000 soldados. "Estamos comprometidos en ayudar a Ucrania", respondió Biden.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha dicho que se trata de que Ucrania cumpla los acuerdos del Minsk, firmado en febrero de 2015, y que Kiev renuncie a integrarse a la OTAN. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, insiste en ello, aunque esté fuera.
Se dice que los aliados de Estados Unidos y Europa están sopesando castigos muy fuertes contra Rusia en caso de que el presidente Vladímir Putin invada Ucrania
Desde el otro lado, Putin desea rehacer la Unión Soviética. En julio, el presidente ruso escribió que "aceptando en 1924 un derecho de salida de las repúblicas (que componían la URSS) los bolcheviques crearon una bomba de efectos retardados", con lo que "Rusia, de hecho, fue volada". Ahora, desde el Kremlin, Putin trata de "rehacer la Unión Soviética", que comenzó con la anexión de Crimea sin disparar un tiro.
A la vista de esto, Joe Biden propuso que un grupo de aliados de la OTAN podría reunirse con diplomáticos rusos para analizar y discutir su despliegue a lo largo de la frontera de Ucrania. Los países del Este reaccionaron críticamente a la propuesta.
Restan las sanciones económicas, pero la dependencia de EE.UU. a las importaciones de gas y petróleo limitan esa dirección. La alternativa más radical es excluir a Rusia del sistema mundial del pago electrónico Swift, con base en Bélgica. Las sanciones tomadas desde 2014 tras la anexión de Crimea no tuvieron muchos efectos.
En la órbita financiera, Rusia tiene un sector de bancos muy fuertes como el Sberbank, el más grande de Europa en capitalización y con una plantilla de 240.000 empleados. Entre sus principales accionistas figura el Banco Central de Rusia. Los otros grandes, como Alfa-Bank o el Banco de Moscú, suman un bloque que se ve reforzado con entidades como Gazprombank y Petrocommerce, que son agentes de tesorería de los grandes grupos a los que están vinculados.
Lo que sí puede dañar al bloque ruso es la advertencia de abandonar el gaseoducto alemán Nord Stream si Moscú invade Ucrania. De momento, todo lo demás está a la espera, con tiras y aflojas, como ocurrió en los acuerdos de Minsk.
Las relaciones de Occidente con Rusia siempre han sido complejas. Henry Kissinger sugirió en 2014 que Ucrania fuera neutral, alguien que siempre recuerda que a los rusos les gusta que les traten como a los chinos.