Después de haber volado de récord en récord, los mercados parecían volverse locos. El viento malo llegó el lunes de Wall Street, que ha registrado uno de sus momentos más duros e inquietantes desde el comienzo de la pandemia. Con los valores tecnológicos poniéndose al inicio en cabeza, el nerviosismo de los inversores quedó reflejado en el índice VIX (que registra el miedo y la volatilidad), que dio un salto de más de 10 puntos en algunos momentos mientras el precio del petróleo Brent subía a 90 dólares el barril.
Los inversores sintieron el frenazo del banco central americano, la Federal Reserve (Fed), que va a retirar liquidez para frenar la inflación (7%) y fueron informados de que en marzo suben los tipos de interés cinco o más veces en el año. Pero, como si faltase algo, las tensiones en Ucrania pesaron muy mucho sobre la tendencia bajista.
"Las consecuencias serían muy significativas para las economías europeas", estiman los expertos de Dôm Finance, evocando un alza muy fuerte en los precios del gas y de petróleo, ya que Rusia sigue siendo el principal proveedor de las naciones europeas. La UE tiene más que perder que EE. UU. en el conflicto con Moscú, lo que explica por qué los aliados tienen desavenencias y que Francia y Alemania hayan buscado un acuerdo diplomático con Rusia.
Pero esto no es del todo general en Europa. El gobernador del Banco Central de Lituania, Gediminas Simkus, advirtió que la economía europea sufriría si las tensiones y el conflicto de Ucrania aumentan aún más. El Gobierno italiano —donde ahora está Mario Draghi en el Consejo— pidió a un grupo de líderes empresariales que no se reunieran virtualmente con Vladímir Putin.
La combinación de las tensiones políticas, la inflación elevada, y las perspectivas de subidas de tipos para frenar la inflación han formado un cocktail particularmente tóxico para los mercados.
En Alemania, expertos en defensa de la UDC (el partido de Merkel) indicaron que un paquete de las sanciones debería "incluir el Nord Stream 2 y todas las demás conexiones energéticas que tenemos con Rusia".
Según la firma británica de defensa Fanes, "Rusia ha indicado que trasladará seis barcos de desembarco de tanques, un crucero y un destructor al mar Mediterráneo, desde donde pueden navegar fácilmente al Mar Negro".
Estados Unidos y la OTAN entregaron el miércoles respuestas por escrito de su posición como lo pidió Putin, que exige que la Alianza Atlántica no se ensanche por Ucrania. Joe Biden, presidente de Estados Unidos, le respondió que ni su país ni la OTAN dejarán de apoyar a Ucrania y acudir allí si se lo piden. No aceptó ninguna de las condiciones rusas. El mensaje fue enviado por el embajador de EE. UU. en Rusia, John Sullivan, al ministro de Exteriores ruso.
En la reunión celebrada ese mismo día en París, en el Palacio del Elíseo, entre representantes de Francia, Alemania, Rusia y Ucrania, Moscú más bien escogió la escalada. Pero, antes de llegar a París, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, descartó que Europa actúe entre norteamericanos y rusos. La combinación de las tensiones políticas, la inflación elevada, y las perspectivas de subidas de tipos para frenar la inflación han formado un cocktail particularmente tóxico para los mercados.
El BCE está preguntando a los bancos sobre su exposición en Rusia y se prepara para el caso de que Moscú decida invadir Ucrania, algo que según Putin, nunca ha tenido intención de hacer. El rublo ha subido un 1% respecto al dólar después de saber que las tropas rusas no se quedarían después de los ejercicios militares conjuntos el próximo mes.
Hasta el bitcoin ha sufrido el entorno en que se mueve. Su cotización se desmoronó hasta 33.000 dólares el 24 de enero. Al menos en este caso los inversores están especialmente preparados para la gran volatilidad. Todos hemos sido esta semana bitcoinianos. Incluso Putin se ha mostrado favorable a la implantación de minería del bitcoin en Rusia.
Es un punto de vista irónico y relajado, pero The Economist advierte que nunca se ha visto un conflicto mayor como este en manos de lo que decida una sola persona.