He leído un artículo científico esta semana que me ha dejado en choque. Vivimos una época convulsa, ciertamente, y soy consciente de que vivimos peligrosamente cerca de un cambio climático irreversible, ¿pero sabíais que ya estamos inmersos en la sexta gran era de extinciones masivas? Estamos poniendo fin a la diversidad animal de este planeta y esta pérdida nos cogerá de lleno. Antes de que el incremento de temperatura haga inhabitable buena parte de nuestro planeta, muchos de los ecosistemas habrán perdido su equilibrio por la destrucción de poblaciones enteras de ciertas especies, lo que comporta el empobrecimiento de su diversidad genética y su extinción.
Durante los últimos 450 millones de años, nuestro planeta, la Tierra, ha vivido cinco periodos de extinción en massa. Estos periodos han sido causados por desastres naturales de elevada magnitud –como erupciones volcánicas masivas, el agotamiento del oxígeno oceánico, el impacto de un asteroide, o el incremento de la temperatura global– y entre el 70%-95% de todas las especies vivientes se extinguieron en un suspiro. En todos los casos, la diversidad y riqueza de las formas de vida han vuelto a resurgir, pero después de millones de años de evolución. Actualmente, se considera que viven sobre la Tierra en torno al 2% de todas las especies de seres vivos que nunca han existido, lo cual implica que la especie humana ha surgido dentro de una era con una elevadísima diversidad biológica. Pero hemos entrado ya hace tiempo en la sexta extinción en masa, de forma muy acusada desde el siglo XIX, y eso se debe directa o indirectamente a la acción humana, que en los últimos 10.000 años ha pasado de una población mundial calculada de un millón de personas a más de 7.700 millones, casi cuatro órdenes de magnitud superior.
Esta extinción en masa está siendo cada vez más acelerada, muy probablemente porque las poblaciones humanas crecemos descontroladamente y amenazamos de muerte los hábitats de otras especies. Si nos esperaríamos por término medio dos-tres especies extinguidas por cada 10.000 especies en un siglo, sólo en los últimos 100 años, han desaparecido más de 400 especies de vertebrados, y se calcula que hacia el 2050, ya se habrán extinguido más de 1000. Si sólo pensamos en los vertebrados terrestres, de las aproximadamente 29.400 especies que conocemos, hay 515 (un 1,7%) que tienen menos de 1.000 individuos en todo el mundo, y de un buen número de especies quedan de 1.000 a 5.000 ejemplares, que son los siguientes de la cola de las extinciones. Estas poblaciones son tan limitadas que podemos prever que muy pronto ya no estarán. Pensad en todos los libros de cuentos que tanto nos gusta leer a los pequeños. Pronto no habrá pandas gigantes, ni rinocerontes en Sumatra, ni tortugas en las islas Galápagos, ni cabras ibéricas o linces ibéricos... se empieza por aquí y se acaba con gorilas, orangutanes, leones y tigres... Tendremos libros de cuentos llenos de animales extinguidos.
Os puede parecer poco relevante, pero es que cada especie es diferente y única, y cuando una se extingue, perdemos sus genes, sus particulares características y todo el rango de interacciones que tienen con otras especies y con el ambiente. Cada especie tiene una función dentro de su ecosistema, y cuando una se extingue, hay una serie de extinciones más, porque dependían de la relación con la primera. Hay quien habla de "zombis ecológicos", aquellos animales que eran importantes para sostener un ecosistema, y que con los números tan disminuidos y sin el ecosistema original han pasado a ser una curiosidad del zoológico o de una reserva animal. Eso ha pasado con los bisontes americanos, que fueron los reyes de las praderas de América del Norte. Hasta el siglo XIX, se calcula que había de 60 a 80 millones de animales, llegaron a ser menos de un millar, debido a la caza exhaustiva que se hizo durante la construcción del ferrocarril, como fuente de carne y también con el fin de eliminar el peligro que suponían sus estampidas. Hoy sólo quedan unas decenas de miles de bisontes en reservas, pero es que tampoco quedan praderas. Todo es agricultura extensiva.
La mayoría de especies de vertebrados en extinción se encuentran en regiones tropicales y subtropicales en Sudamérica, Asia, África y Oceanía, también en pequeñas islas, donde los humanos han ocupado el territorio y expulsado a las especies endémicas. La mayor parte de las especies que se han extinguido son anfibios y aves. Las aves siguen estando en la lista de los animales con mayor peligro de extinción en proporción.
No hace mucho, se publicó un artículo que hablaba de que ya no hay pájaros, los campos y las ciudades se han vuelto silenciosos en Europa y América. El análisis del genoma de algunas de estas especies de pájaros que se han extinguido durante el siglo XX y de los cuales tenemos muestras de esqueletos y plumas demuestran que la extinción fue repentina y claramente ligada a la expansión de los humanos en sus territorios habituales. Los humanos contaminamos y destruimos ecosistemas, cambiamos las condiciones de vida y de paso que los hacemos habitables para nosotros, arrinconamos y extinguimos a las especies que habitan allí. Todavía más, también hacemos negocio con las especies salvajes, que en algunas culturas son cazadas de forma ilegal porque son consideradas una comida selecta, un talismán protector o portadores de presuntas propiedades curativas.
Hacen falta una reflexión profunda y una acción concertada global. Estamos provocando la extinción en masa de miles de especies, y si no lo detenemos, más tarde o más temprano acabaremos estando en esta lista, ya que un mundo sin suficiente diversidad biológica no es sostenible.