Brooklyn, 1985. Los padres de Esther esperan sentados, sin su hija, a que los reciban. Los padres de David llegarán un rato más tarde. Los padres de Esther y David (nombres ficticios), discretamente, han ido a consultar al rabino Ekstein si se aprueba la unión en matrimonio de Esther y David. Entre la comunidad judía ultraortodoxa, los matrimonios semiconcertados son habituales. También es muy habitual, en esta comunidad, que los matrimonios tengan un cierto grado de consanguinidad, ya que muchas de las personas de esta comunidad son descendientes de comunidades pequeñas asquenazíes, que vivían en poblaciones centroeuropeas, y que con el surgimiento del nazismo decidieron emigrar hacia los Estados Unidos. La consanguinidad se produce cuando hay ancestros comunes en ambas partes de las familias y, como los humanos heredamos la mitad del ADN de cada parental, quiere decir que las dos personas que tendrán hijos comparten gran parte de su genoma (de su ADN). Si en esta parte compartida hay una mutación genética que causa una enfermedad recesiva, ambos progenitores pueden transmitir esta mutación a su hijo o hija, que manifestará esta enfermedad. Como todos, sin excepción, somos portadores de mutaciones que causan enfermedades, es ampliamente conocido que en familias con elevada consanguinidad, el porcentaje de personas afectadas por enfermedades genéticas raras (o minoritarias), incrementa. Pues bien, en los judíos de origen asquenazí, la frecuencia de portadores de ciertas enfermedades raras es mucho más frecuente que en otras poblaciones. Enfermedades neurodegenerativas muy iniciales, como la enfermedad de Tay-Sachs o la de Gaucher, son relativamente habituales. En la población judía americana de origen asquenazí, 1 de cada 30 personas es portadora de la mutación que causa Tay-Sachs y, por lo tanto, que nazca un bebé con esta devastadora enfermedad (mueren durante los primeros años de vida, con una enfermedad neurodegenerativa progresiva muy grave) es una realidad social devastadora.
Por eso, surgió una acción conjunta en 1983, Dor Yeshorim, aceptada por gran parte de la comunidad ultraortodoxa, en la que se realiza un test diagnóstico a las personas en estado premarital con el fin de aconsejar o desaconsejar matrimonios concertados. Si chico y chica son los dos portadores de la mutación, se desaconseja el matrimonio, mientras que si sólo lo es uno de ellos o alguno de los dos, se aconseja. En total intimidad, el matrimonio entre Esther y David es aconsejado, y los padres respiran aliviados. Nos puede parecer una exageración, pero su cultura religiosa lo acepta, ya que prefiere esta solución a un diagnóstico preimplantacional o al aborto selectivo de fetos afectados por la enfermedad. Y de esta manera, en las poblaciones de California, Brooklyn y otros lugares de los Estados Unidos, el porcentaje de niños afectados de Tay-Sachs ha disminuido drásticamente, cerca de un 96%, y se puede decir que, prácticamente, ha desaparecido de las comunidades judías de aquel país.
Una app denominada Digid8 intentará dar información genética previa a la hora de escoger pareja con un análisis de todo el genoma de las personas que se apunten, y desrecomendará a aquellas personas que compartan la misma mutación en un mismo gen
Lo que en genética llamamos análisis genético reproductivo de portadores (reproductive carrier screening) se ha aplicado en muchas poblaciones de diferentes orígenes geográficos y culturales de todo el mundo, con resultados variables. De hecho, antes que en los Estados Unidos, se empezó a aplicar en las poblaciones mediterráneas de Chipre y Cerdeña, en los años setenta del siglo pasado, con el fin de limitar a las personas afectadas de talasemias (un tipo de anemia hereditaria muy grave). En estos momentos, se ha erradicado totalmente la malaria de nuestras regiones, pero el vector transmisor (mosquito) y el patógeno (Plasmodium) han sido habitantes habituales de las marismas mediterráneas. Tanto es así, que nuestros genes lo demuestran. Los habitantes de las costas mediterráneas presentamos una elevada frecuencia de mutaciones en genes que generan una cierta resistencia a la infección de los glóbulos rojos por parte del parásito que causa la malaria. Mutaciones que comprometen la viabilidad y funcionalidad de los glóbulos rojos, como una mutación en los genes de las globinas (la alfa- y la beta-globina forman la hemoglobina, que transporta el oxígeno hacia nuestras células), pueden conferir una cierta ventaja ante el Plasmodium (y entonces, sobrevivimos mejor), pero cuando se encuentran en homocigosis (si se heredan tanto por parte de padre como de madre), comportan una anemia muy grave y la muerte prematura. Por lo tanto, el porcentaje de portadores de mutaciones en los genes de las globinas en ciertas poblaciones, como en Cerdeña, puede llegar a ser de 1 de cada 5 personas, y el porcentaje de bebés con talasemias graves (anemias causadas por mutaciones en los genes de las globinas) era de 1 en 250. Tanto en Chipre como en Cerdeña, mucho antes de que la secuenciación del ADN fuera habitual, se decidió implementar análisis masivos de la población en búsqueda de portadores, con el fin de avisarlos de que si se casaban entre ellos y tenían hijos, la probabilidad de tener un hijo con una enfermedad muy grave, recesiva, era de un 25%. Mientras que si su pareja no era portadora, la probabilidad de que sufrieran esta enfermedad era nula. En Chipre, los que aconsejaban o desaconsejaban los matrimonios eran las autoridades religiosas cristianas ortodoxas. Hay casos en que una mujer (portadora) llegó a presentar hasta a siete posibles parejas, hasta que encontró a una "compatible".
Os podéis preguntar si la gente acepta esta situación, y lo cierto es que en estas islas al menos, como todos son conscientes de lo que implica tener un bebé con una enfermedad rara tan grave, hacen lo posible para evitar enfrentarse a esta situación y los análisis se realizan incluso en alumnos de instituto, de forma masiva, mucho antes de que piensen en tener pareja estable. Consiguientemente, las talasemias, tanto en Chipre como en Cerdeña, han disminuido a menos de un 10% de los casos que había previamente. En muchos otros países se ha comprobado si el análisis general de la población de forma pre-reproductiva es efectivo. Se ha publicado una revisión de las actuaciones en este tipo de diagnóstico reproductivo, desde hace más de 30 años en 9 países del mundo (Australia, Israel, Italia, Chipre, Malasia, Arabia, Holanda, Reino Unido y los Estados Unidos) con el fin de evaluar la eficacia. Mientras que hay países, como Holanda, en los que las parejas no son proclives a hacerse estos análisis, en otros son muy necesarios, como en Arabia Saudí. De hecho, en este país los matrimonios consanguíneos superan el 50% de todas las parejas y, por eso mismo, es el país que tiene más personas afectadas por enfermedades raras (minoritarias) recesivas per cápita de todo el mundo. Así que ya veis que estamos hablando de cuestiones relevantes para la sanidad de muchos países, aunque las enfermedades raras que pueden ser importantes son diferentes en cada caso. En los países donde la población es mayoritariamente de origen caucásico (Europa del Norte y Centro), la fibrosis quística es la enfermedad rara más prevalente; mientras que entre los africanos y los afroamericanos, la anemia falciforme puede afectar a un elevado número de personas. Hasta ahora, estos tests estaban siempre dirigidos a mutaciones concretas en genes concretos, pero hoy en día las técnicas de secuenciación masiva del ADN han rebajado los precios del análisis de los genes de las personas (o incluso, de su genoma).
¿Por qué os hablo de este tema justamente hoy? Por el escándalo que ha surgido esta semana por el que se ha mal denominado Tinder del DNA, que se refiere a una app denominada Digid8 (en desarrollo por una empresa start-up americana) que intentará dar información genética previa a la hora de escoger pareja. ¿Cómo?, me podréis preguntar. Pues haciendo un análisis de todo el genoma de las personas que se apunten, y desrecomendando a aquellas personas que compartan la misma mutación en un mismo gen. Todo antes de conocerlas y evitando desencantos amorosos. Así, intentan favorecer la formación de parejas, según ellos, "totalmente compatibles genéticamente", con el fin de disminuir el número de personas afectadas de enfermedades raras. Claro está, eso quiere decir que mucha gente tiene que enviar su ADN a fin de que lo secuencien, y quedarse a esperar a ver qué parejas les recomiendan con el fin de programar citas y ver si la chispa del amor surge. Una cita a ciegas, basada en la genética y con la mirada puesta en una posible descendencia. Ahora bien, como genetista, os puedo decir que soy escéptica. Ciertamente, se podrá averiguar si las personas son portadoras de las mutaciones patogénicas más frecuentes descritas, sobre todo, en determinadas poblaciones de alta consanguinidad, pero ES TOTALMENTE FALSO que te puedan asegurar con total certeza que nunca tendrás un hijo afectado por una enfermedad rara. Me dedico al diagnóstico genético de enfermedades hereditarias de la visión, y os puedo decir que en nuestra sociedad, sin consanguinidad manifiesta, la mayoría de mutaciones son únicas y pertenecientes a una única familia. Muchas de estas variantes genéticas son de significado incierto (no podemos determinar si son patogénicas o no, porque nos falta información). Además, un cierto porcentaje de mutaciones aparecen de novo, es decir, no están en el ADN de ninguno de los padres, sino que la mutación se genera cuando se fabrica el óvulo o el espermatozoide, y no se pueden prever ni evitar a priori. Así que, en el mejor de los casos, sabiendo mucho de unas enfermedades concretas y dedicando muchos esfuerzos, podemos diagnosticar el 80% de los casos. El rendimiento en la mayoría de empresas de diagnóstico genético es habitualmente de la mitad. Así que me gustaría saber exactamente qué es lo que ofrece esta app y para qué poblaciones del mundo. ¿Realmente juega a ser Cupido? Tendremos que mirar la letra pequeña que, pronostico, se tendrá que leer con mucha calma.