Se acerca el verano y ya puedo empezar a sufrir. Si me pica un mosquito, indefectiblemente me sale un habón. Además, tengo la desgracia de que todos los mosquitos vienen a picarme a mí. Por lo visto, soy irresistible a estos insectos, así que me empeño en encontrar maneras de evitar que los mosquitos y yo compartamos espacio. De hecho, cuando hablamos de mosquitos, tendríamos que distinguir entre machos y hembras, pues los mosquitos macho no pican, sino que lo hacen las hembras. Necesitan alimentarse bien para poder poner huevos, y nuestra sangre (como la de otros mamíferos) es muy rica en nutrientes, escasos y difíciles de encontrar en otros sitios.
Aparte de la reacción alérgica a las picaduras, tenemos que tener en cuenta que los mosquitos pueden ser portadores de enfermedades infecciosas, y cuando nos pican, nos transmiten parásitos que causan enfermedades graves (como la malaria, causada por el Plasmodium) y virus (como el virus del Zika, el Ébola, el chikungunya o el dengue). Muchas de estas enfermedades son endémicas de las zonas subtropicales. Nosotros vivimos en las orillas del Mediterráneo, hay muchos charcos y marismas donde pueden poner los huevos las hembras de los mosquitos, pero hace centenares de años que la malaria (que en otras épocas aniquiló las poblaciones humanas mediterráneas) es un fenómeno raro. Sin embargo, cuando llega el verano, queremos evitar que los mosquitos sean inquilinos de nuestras casas. Las mosquiteras quedan muy bien en las películas, pero no son muy prácticas y preferimos usar repelentes químicos. ¿Quién no ha comprado velas con aceites esenciales de citronela? Cuando llega el verano hay una invasión de ellas en todos los supermercados y droguerías, sin embargo, ciertamente, otras plantas pueden actuar como muy buenos repelentes. Una de las plantas más utilizadas desde la antigüedad para repeler mosquitos es la menta de gato o hierba gatera (Nepeta cataria). La sabiduría popular, basada en la experiencia de nuestros ancestros, se puede equivocar, pero raramente engaña. Hoy os explicaré por qué se llama hierba gatera y por qué este arbusto repele los insectos, como el mosquito.
La nepetalactona de la hierba gatera repele profundamente a los mosquitos, y también a moscas y hormigas; esta repulsión es mucho más efectiva, hasta dos veces más, que las sustancias repelentes más conocidas
De entrada, muchas plantas contienen aceites, y estos aceites contienen compuestos orgánicos que pueden actuar como medicamentos y que tienen un efecto sobre nuestra fisiología. Los humanos usamos la hierba gatera (muy común en Europa) en forma de infusión para tratar la retención urinaria, las bronquitis y también como antipirético y sedante. Pero los gatos (de aquí le viene el nombre a la planta) sienten una extraordinaria atracción por este arbusto. Pueden ingerir las hojas cuando quieren vomitar (por ejemplo, para regurgitar las bolas de pelo de los animales que han ingerido), pero, además, contiene compuestos aromáticos que son eufóricos y alucinógenos para los gatos, como la nepetalactona y el nepetalactonol. Es decir, que los gatos cuando lamen esta planta y se restriegan en ella para adquirir este olor que les parece irresistible, quedan bajo el efecto de una droga. De hecho, activan receptores similares a los que se activan en humanos cuando inhalamos o ingerimos opioides. Los gatos se vuelven más juguetones, hacen la croqueta en el suelo, fingen que cazan y juegan con el aire... Esta respuesta dura entre 5 y 15 minutos, pero después decae durante unas pocas horas. Esta respuesta eufórica no es exclusiva de los gatos, sino también la presentan otros felinos, como leones, jaguares y linces, pero no los tigres. Por otra parte, no todos los gatos son susceptibles a ella, ya que, dependiendo de su genética, los gatos pueden sentir o no los efectos de esta droga (en torno al 70-80% de los gatos son susceptibles). Esta euforia alucinógena no parece tener consecuencias patofisiológicas, y se venden "juguetes" de gato que contienen estos compuestos químicos.
Pero la nepetalactona tiene diferentes efectos según el organismo. De hecho, este mismo compuesto extraído de estas plantas es el que repele profundamente a los mosquitos, y también a moscas y hormigas. Esta repulsión es mucho más efectiva, hasta dos veces más, que las sustancias repelentes más conocidas (como la DEET, o N,N-dietil-3-metilbenzamida), componentes activos de muchos productos repelentes. De hecho, hay investigadores que creen que esta predilección de los gatos por la hierba gatera es justamente para evitar las picaduras de mosquitos. ¿Pero cómo puede tener efectos tan diferentes?
Unos investigadores acaban de publicar la razón de la conducta tan dispar entre humanos y gatos, por un lado, y mosquitos y otros insectos, por el otro. Estos últimos, todos invertebrados, tienen un receptor sensible a estos compuestos llamado TRPA1. Este receptor se expresa en el sistema nervioso y se activa ante situaciones de toxicidad con productos químicos o de estrés oxidativo. Los autores hipotetizaron que este receptor TRPA1 controlaría la respuesta de las neuronas somatosensoriales aversivas (que producen una respuesta de aversión). Por un lado, demuestran que no solamente los mosquitos sino muchos otros insectos no soportan la nepetalactona, y por el otro, que si se anula la función del gen que codifica para TRPA1, esta repulsión queda eliminada. ¿Por qué estas plantas fabrican estos compuestos repelentes? Probablemente no lo hacen por los mosquitos, sino para evitar que muchos otros insectos se las coman, ya que este compuesto y otros similares son irritantes para ellos —e incluso tóxicos—. Así, al activarse el TRPA1, se activarían las vías de nocicepción (de sensibilidad al dolor), provocando que los insectos rehúyan su olor. Por el contrario, el receptor TRPA1 de vertebrados, como los gatos y los humanos, no es tan sensible a estos compuestos y no se activaría la sensación de nocicepción (es decir, no nos causaría dolor).
Sea como sea, las plantas nos ofrecen un gran abanico de productos repelentes de insectos, que podemos explorar para encontrar el más efectivo. Sin embargo, si llenamos la terraza de hierba gatera y tenemos gatos, quizás deberíamos vigilarlos, porque es muy probable que acaben colocados.