Los que nacieron con apellidos amnistiados de por vida son los mismos que todos los días se autodeterminan en exclusiva bajo banderas de gaviotas o gallinas y niegan a cualquier nación vecina su propio derecho de autodeterminación. Los que reparten —como dulce despido de sus gobiernos ominosos— caramelos de indulto a sus amigos con vocación y práctica de fraude fiscal, se juntan con la cincuentena de militares jubilados que llaman al ejército a destituir a Pedro Sánchez. Sobre el contenido de su manifiesto, incitando a la rebelión, el abogado Gonzalo Boye nos hace saber que el Código Penal no le es ajeno. En estos casos, sin embargo, como en tantos otros, la ley se hace la despistada y se pone de perfil. Nada resume mejor la invitación al golpismo que la frase de Aznar: "Quien pueda hacer, que haga", sabiendo perfectamente que los costes de actuar y de hacer son muy distintos según quién sea el que actúe y el que haga.
Acabada la campaña electoral con la falsa proximidad de los candidatos a escaño y la gente de calles y mercados, se pone de manifiesto que la confianza esporádica de los políticos en los activistas se extiende a toda la ciudadanía con derecho a voto. Y con fundamento, porque, ¿qué tarea ha llevado a cabo el enésimo gobierno "más progresista de la historia" para que la gente joven pueda pensar libre de coacciones y lugares comunes? ¿A cuántos institutos y escuelas se ha procurado educar en democracia para explicar la historia verdadera de la Piel de Toro, sin omitir ni las dictaduras ni el fascismo? Para que se vea en el cuadro de Gernika mucho más que el genio del Picasso rojo y republicano: se encuentre en él una crueldad muy próxima, una sublevación del privilegio y, enfrente, el sufrimiento y la muerte del pueblo vasco que se extiende por todas partes con violencia en una guerra de la que demasiados jóvenes y chicas a duras penas han oído hablar. Solamente si en la escuela se enseña y se practica, todos los días, vivir en democracia, sin acosos, ni magias impartidas, ni privilegios de casta, se podría confiar en que los que votan por primera vez no quieran hacerlo por corruptos, ignorantes y fascistas avinagrados. Poco pueden ayudar madres, padres y abuelos de cualquier edad si no son conscientes de que la democracia no solo se detiene a la puerta de las industrias... también en la entrada de muchas instituciones sindicales y políticas y de los hogares (donde golpea y mata la violencia de género).
Los costes de actuar y de hacer son muy distintos según quién sea el que actúe y el que haga
Se preguntaba la periodista y escritora Rosa Maria Artal esta misma semana de investidura si con la nueva legislatura los agresores volverán a quedar impunes y si seguirá el atrincheramiento del PP con la justicia... Y seguía interrogándose sobre la televisión pública, y si no es ya hora de hacer en política nacional información independiente a la altura de otras secciones menos comprometidas. Una buena herramienta para conseguirlo será quizás poner un punto final "a las subvenciones extraídas de los impuestos de los ciudadanos que van a medios que manipulan".
"Quién pueda hacer, que haga" repiten ahora desde Vox hasta los más sectarios del PP, palabras que llegan a hacerse suyas incluso jarrones chinos del PSOE que habían vestido chaqueta de pana. La consigna se obedece incluso en el Congreso, donde alguien proclama su amor por la fruta en la cobardía del insulto disfrazado de chulería. Y todos los ramplones ultramontanos se encuentran en las calles, porque el poder es suyo y no renuncian a él. Menos que nadie el Borbón, que el día antes no escondía su enfado frunciendo el ceño como en un 3 de octubre.
Javier Gallego escribía que este golpismo de la ultraderecha está tan integrado en la sociedad como la prensa de la mentira y la paella de los domingos. Y ya nos parece incluso razonable que los jueces se molesten y se alarmen si se menciona la palabra lawfare, o que la policía de los "compañeros" se pueda encontrar a ambos lados de las vallas. Todo ello es la materialización de las cloacas y tres ejércitos bien avenidos que van a la una